Características literarias del Corán – Parte I
Presentador: “Nuestro orador, hoy es Nouman Ali Khan. Él es la cabeza del Instituto Bayyinah – el programa más grande y de mayor crecimiento de los estudios árabes en el país (Estados Unidos). Anteriormente se desempeñó como profesor de estudios islámicos en el Centro Musulmán, capellán de la Universidad Adelphi, profesor de árabe en el colegio comunitario Nassau y director de educación en Masjidaru-l-Corán. Actualmente, el hermano Nouman está ocupado asegurando el crecimiento y la sostenibilidad de Bayyinah que ha cruzado la valla de los 6000 estudiantes – Alhamdu lillah!
Él está involucrado en numerosas traducciones y proyectos de investigación, todo girando en torno al desarrollo del plan de estudios de árabe clásico (que es el lenguaje del Corán), análisis lingüístico y tafsir del Corán. La comprensión del hermano Nouman de la lengua y tafsir ha sido influenciada por numerosos eruditos, y recursos académicos: tanto clásicos como contemporáneos. Él ha mantenido su enfoque en los estudios relacionados al Corán durante un número de años y se considera a sí mismo como un estudiante de nivel intermedio de la lengua y un estudiante principiante del Corán.
Sin más, me gustaría dejarles con el hermano Nouman.”
Nouman Ali Khan: “Assalyamu ‘alaykum wa wa rahmatullahi barakatuhu
Tengo una tarea monumental ante mí hoy para compartir con ustedes, en dos partes – dos partes de esta presentación, con un descanso en el medio – un tema muy amplio. Y me dieron un título diferente antes y pedí que me lo cambiaran a pesar de que el tema es muy similar. Me dieron el título de «Los milagros del Corán» y eso es un título demasiado grande para mí para manejar. Así que lo cambié a «características literarias del Corán» aquellos de ustedes que vieron los materiales de publicidad. Hay una razón por la que he elegido este título y que me gustaría compartir con ustedes el porqué en esta fase introductoria de mi charla. Voy a centrarla alrededor de una cosa. He tomado una parte en árabe, una pequeña parte de la aleya que recité a ustedes en el principio: «haadha balyaaghu li-n-nas» – Allah habla del Corán. Y Él dice: «Esto es un ‘balyaagh’”, y no voy a traducir eso todavía, se trata de un «balyaagh» para la gente, «balyaagh». «Balyaagh» en árabe significa: aquello que llega a otra persona, una comunicación, un comunicado. Este Corán está destinado a llegar a la gente. Se trata de un mensaje a la gente. Ahora, porque Dios lo llama un medio de comunicación o una comunicación, un mensaje. Quiero hablarles hoy primero, acerca de los componentes esenciales de la comunicación. Quiero mantener esto muy muy simple. No voy a tratar de molestarlos con términos gramaticales pesados o terminología árabe, porque esa no es mi intención hoy. Lo que quiero es exponerlos a esta dimensión de una apreciación del Corán que está a punto de perderse por completo, por personas que no son alumnos del Corán y el árabe, que son la mayoría de los musulmanes y, tal vez, a toda la humanidad, adicionalmente. No aprecian una dimensión del Corán que me gustaría destacar para ustedes.
Cuando nos comunicamos, hay esencialmente tres componentes que hay que tener en cuenta. Hay tres aspectos en la comunicación. El primero de ellos es el propio orador. Ya saben, cuando estoy hablando con ustedes esta ya presente, antes de que yo abra mi boca, debido a mi apariencia, mi género, mi edad, todo lo que ven con sus ojos, ni siquiera me han escuchado hablar todavía, pero ya han pasado algún juicio. Ya han sacado algún tipo de conclusión acerca de cómo voy a hablar o de lo que voy a hablar. Piensen de esta manera. Tengo hijos, y, ya saben, cuando la temporada de impuestos viene. Voy a hablar con mis amigos que son contadores y tomo su asesoramiento financiero, lo que sea. ¿Qué pasa si mi hija de seis años de edad viene a mí y me da asesoramiento fiscal? Muy buen asesoramiento fiscal, pero se trata de mi hija de seis años de edad, ¿voy a tomarlo en serio? No. No porque lo que ella diga sea malo, sino porque viene de una fuente que realmente no reconozco como confiable. No espero eso de ella. Ahora, si un asesor financiero me da exactamente el mismo consejo financiero, o un contador, o un auditor – ¿voy a tomar ese consejo en serio? ¡Claro! Va a cambiar completamente la forma en que percibo la información, por lo que el orador es un gran problema. Les voy a dar un ejemplo más relevante en lo que se refiere a la religión. Mi hija no me da consejos financieros, por cierto. Llegan a una Jutba (Sermón del Viernes). Van a una mezquita – asisten a una Jutba. Llegan ahí un poco tarde, así que no entran en la sala principal. Se sientan afuera, en el lugar donde se dejan los zapatos o algo así. Así que no vieron al Jatib. El Jatib resulto ser un chico joven vestido con pantalones vaqueros y una camiseta, tiene en la cabeza una gorra de béisbol al revés, apenas un poco de barba en su rostro. Y da la mejor Jutba que hayan escuchado en su vida. Las personas que están sentadas en la primera fila, que están escuchando la Jutba, están pensando: «Hombre, yo mejor repito mi oración justo después de que él haya terminado». Y las personas que están fuera, que no lo han visto, que oyeron esta Jutba, ya saben lo que están pensando: «me pregunto, ¿dónde el sheikh estudió?”, “Me pregunto ¿de dónde es?”, “¡Este sermón fue increíble!”, “¿Cuál es el nombre del sheikh?» Porque el que habla, el que habla, sin duda afecta a nuestra manera de entender lo que está diciendo. Este es el defecto del ser humano, pero sin embargo está ahí. ¿Es esto aplicable incluso al Corán? ¡Por supuesto! El Corán, a medida que avancemos, ustedes van a ver, el Corán provocó dos tipos de respuestas – o bien la gente estaba hipnotizada por este libro, y se enamoró de este libro y estaban dispuestos a cambiar toda su vida cuando oyeron hablar de este libro – tuvo ese poder sobre ellos. Por otro lado, había gente que estaba tan molesta con este libro. Tenían un odio tan arraigado por este libro que haría cualquier cosa para evitar que se difunda a través de otras personas. Dos respuestas – no hubo apatía. No hubo nadie que escuchó el Corán y dijo «ah, suena interesante» (con indiferencia) – no, eso no pasó. Hubo siempre una de estas dos respuestas.
Ahora, quiero compartir con ustedes algo sobre esto – sobre «quién habla», componente de la comunicación, brevemente. Saben, en el Corán, Allah dice: «DarabaLLahu mathalyan» – Allah trazo un ejemplo. Sólo para ver si están prestando atención – ¿quién da un ejemplo? Allah. Allah. Entonces, ¿Quién es el orador, por lo tanto? Allah lo es – claro. Allah propone un ejemplo, y por supuesto, si ustedes son creyentes – y les digo: «Les doy un ejemplo». Ustedes dicen: «Ok, sí, buen ejemplo.» Pero si digo que Allah da un ejemplo, que Allah propone un ejemplo, ¿no prestarían más atención? Lo harían. ¿Por qué lo tomamos más en consideración? ¡El orador, Allah! Pero el incrédulo, por otro lado, en el otro lado del espectro, a quienes el Mensajero está comunicando el mismo Corán, si escuchan que Allah propone un ejemplo, ya desintoniza sus oídos. Él dice (el incrédulo): «No quiero oír esto, no quiero oír lo que Dios tiene que decir, ya he oído bastante. Me lo has estado diciendo desde hace una década. No quiero escuchar esto.» ¿Lo entienden? La única razón por la que se niega a escuchar el ejemplo es… ¿qué? El orador. La misma razón por la cual el creyente presta especial atención es la misma razón por la que el incrédulo se verá frenado, ¿entienden? En los versos medinenses de sura At-Tahrim dice “Allah propone un ejemplo”…en los versos medinenses de Al-Baqarah dice “Allah propuso un ejemplo” – «darabAllahu mathalyan».
Pero luego, cuando se llega a Sura Al-Hajj – es una sura mecana (de Makkah o Meca). La mayor parte de la comunicación se lleva a cabo entre el Mensajero y la gran mayoría de las personas que no creen en lo que tiene que decir todavía. Allah les dice: «Ya ayyuha-n-nas» – Gente, ¡escuchen! “Duriba mathalun”, la traducción aproximada al español cuidadosamente sería: «Gente, un ejemplo ha sido dado». Allah dice: «Un ejemplo ha sido dado». ¿Quién ha sido omitido de esta discusión? El orador. No dijo “Allah dio un ejemplo”. ¿Qué dijo? “Un ejemplo ha sido dado”. Él omitió el orador en la oración. ¿Saben por qué? Porque cuando el incrédulo escucha que el orador es Allah, de repente el resto del texto sería irrelevante – lo haría desconectarse del mensaje. Entonces Allah, ‘Azza wa jal, en esta aleya, en lugar de enfatizar el orador destaca algo más. Y ese es el siguiente componente de la comunicación: lo que se dice, el propio discurso, palabras sencillas – el contenido. Dos componentes hasta el momento, dos cosas: el orador y el contenido. Así que cuando Allah dice que un ejemplo fue dado, ¿en qué está haciendo hincapié? En el contenido. Escuchen el ejemplo, olvídense de dónde está viniendo – no juzguen el orador, ¿juzguen qué? El discurso. Juzguen las propias palabras, ¿verdad? Así que hay una diferencia en la comunicación. Ahora bien, esto es, por supuesto, tomado en consideración consistentemente durante el Corán. Este es sólo un pequeño ejemplo que he compartido con ustedes, pero hay algo muy consistente, ya saben, el Corán es muy consciente de este problema de la comunicación hasta el punto que encontramos una declaración interesante – casi un axioma. Ali, radyAllahu’ anhu, un compañero del Mensajero, salAllahu ‘alayhi wa salam, dijo algo muy interesante, voy a parafrasear en español para ustedes: «Juzguemos el discurso antes de juzgar el orador». Él dice que juzguemos lo que se dice antes de juzgar a quien lo dice. Porque tal vez, de la fuente menos probable es que ustedes encuentren la verdad, ustedes encontrarán la verdad. Uno de los motivos del rechazo a Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam, es que él era huérfano y él no era una celebridad en la ciudad y él no era uno de los dos grandes líderes. Estas fueron unas de las razones que dieron los kuffar: “¿quién es él para hablar?”, “¿por qué debemos escucharlo?” Y esto está registrado en el Corán. Uno de los dos hombres – «‘adheem min-al-qaryatayni», uno de los dos grandes hombres de las ciudades, ¿por qué no se eligió a uno de ellos para revelar el mensaje? ¿Por qué este hombre se levantó para dar un mensaje? Así que dos componentes hasta ahora, vamos a ver si están prestando atención, ¿Cuáles son? El orador y el discurso.
Aquí está el tercer componente: ¿cómo lo dice? Así que tenemos: Quién lo dice, qué dice, y la tercer parte es cómo lo dice. Si les doy un consejo: «estudien más». Imaginen que sus exámenes se les están viniendo encima, y sus madres vienen a ustedes, o sus mejores amigos se acercan y les dicen: «¡Eres un perdedor! Estás perdiendo todo tu tiempo. ¡Eres patético!» Y todo lo que querían decirles es: ¡Estudia! Les dieron un buen consejo, pero la forma en que lo dieron lo hizo ineficaz. Así que no basta solo con que tengan un orador y un contenido, la forma en que ustedes presentan el contenido tiene que ser eficaz. De lo contrario el efecto se pierde. Se pierde la comunicación. Al final, el objetivo de la comunicación es influir en el público, no solo hacerlos que escuchen algunas cosas o ver algunas cosas, sino influir realmente en ellos, hacer un cambio en ellos. Ustedes no pueden lograr eso si no hablan con eficacia, incluso si ustedes tienen algo bueno que decir.
Déjeme darles otro ejemplo. Ustedes escuchan una Jutba – el contenido es increíblemente bueno. Pero la forma en la que se entrega es extremadamente monótono. Ahora, el contenido en sí es profundo: aleyas del Corán se están citando, hadices están siendo citados, declaraciones muy poderosas se hicieron, pero la forma en que están siendo declaradas es tan aburrida que se encuentra que la mitad de la audiencia se durmió profundamente. Y no hay nada de malo con el contenido porque el contenido es bello. Puede no haber incluso nada de malo en el orador, pero ¿cuál es el problema esta vez? El modo de expresión, el estilo del discurso – cómo se está presentando algo.
Tres componentes del habla: el primero – el orador, segundo – el contenido, el tercero – el estilo, la forma en que se habla. En los estudios de los medios de comunicación, a esto se da tanta importancia, el primer axioma que aprendes cuando estudias medios es que el medio es el mensaje. La forma en que lo presentas es igualmente importante, si no más importante que la forma de presentar es igualmente importante.
Así que ahora, con esa introducción básica, cuando nos volvemos hacia el Corán entonces nos preguntamos, y revisamos la cuestión, el Corán es un milagro. Creemos esto. El Corán es notable. Creemos esto. El Corán es impresionante en su belleza. Creemos esto. Y es impresionante como comunicación. Pero es impresionante en las tres maneras. Es notable e increíble en las tres maneras. Es notable que el orador es increíble, el propio orador. ¿Qué más es increíble? El discurso. ¿Qué más es increíble? El estilo. Hay tres cosas.
Ahora pasemos al orador brevemente, ok? El orador en el Corán ¿es quién? Allah, glorificado sea. Pero adicionalmente, además, quiero que piensen en esto. El incrédulo que oye al Mensajero recitar el Corán no cree que es de Dios. ¿Quién cree que el orador es? El incrédulo cree o piensa que el orador es Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam. El creyente, sabe que el Mensajero es sólo un medio por el cual las palabras se están entregando; y las palabras pertenecen a Allah. Así que el Mensajero salAllahu Alahi ‘wa salam está en realidad citando a Allah. Pero el incrédulo dice que estas no son las palabras de Allah. Porque si él hubiera dicho lo contrario, sería un musulmán ya – no sería más un incrédulo. Así que, ahora piensen en ello, desde este punto de vista. El creyente entiende que el hablante real es Dios, lo cual es suficientemente milagroso para el creyente. Pero vamos a ver las cosas desde el punto de vista del incrédulo. Desde el punto de vista del incrédulo, ¿quién es el que habla? Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam. Ahora, mantengan esa perspectiva en mente – esto es importante. Porque Allah dice que esto es una comunicación no sólo para los creyentes, ¿sino para quién? ¿Cómo empezó esta charla? Esta es una comunicación para todas las personas. Y la gran mayoría de la gente cree que éstas no son palabras de Allah, sino que creen que estas son palabras de Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam. Incluso así es milagroso. ¿Qué hay de fondo en los tiempos de Muhammad? salAllahu Alahi wa salam, Delata que él no es, él no puede ser el orador. Y si lo es, hay algo inusual que tiene lugar. No había conocimiento de la historia de las tribus de Israel.
Sólo una nota, no es el tema de mi discurso – es sólo una nota al margen. Muhammad, salAllahu Alahi wa salam, viene y empieza a dar esta información que ya existe en los textos de la gente del libro (Cristianos y Judíos). Por cierto, la gente del libro, hoy en día, publica estudios bíblicos. Ellos quieren que ustedes lean la Biblia. Los Testigos de Jehová vendrán a ustedes con el pequeño panfleto: «¿Qué dice la Biblia realmente?», ¿verdad? Pero la antigua Biblia cristiana no fue tan leída. Los estudios bíblicos se limitaban a los eruditos bíblicos. Y si ustedes tuvieran una pregunta acerca de la Biblia no podrían ir a buscar la respuesta directamente en la Biblia, ¿dónde ir, entonces? Se iba al sacerdote; se recurría al rabino para el Antiguo Testamento. La información era clasificada. Era considerado de alta clase, o algo de difícil acceso por sí mismo, que es un poco así como la lectura de la constitución de los Estados Unidos por sí misma. Ustedes necesitan a un abogado para interpretarla. Van a alguien que estudió esas cosas. Es su especialidad, no es la de ustedes, ¿no? El Mensajero, salAllahu Alahi wa-s-salam, comienza a decir cosas, que solo existían en sus documentos clasificados, que solo sus eruditos discutirían. Y él pronunciaba estas palabras. Así que ya sabían ellos que en realidad él no es el autor. Se dieron cuenta muy rápidamente que él no puede ser el que originó esas palabras. No puede ser. Esto era solo una nota al margen, acerca de la historicidad del Corán, la integridad histórica del Corán.
Amán. ¿Saben quién es Amán en el Corán? ¿Él es el ministro o uno de los ministros de quién? De faraón. Amán se menciona en el Corán cerca de seis veces. Y Dios nos dice acerca de ese Amán al que Faraón le había mandado que le edifique una torre. Ahora, ¿hay una mención de Amán en la Biblia? Claro. ¿Hay una mención de Amán construyendo una torre? Claro. Pero Amán en la Biblia no trabajó para Faraón. Amán en la Biblia trabajó para otro rey llamado Jerjes (también llamado Asuero en la Biblia) en el libro bíblico de Ester. Así que los eruditos católicos en el año 1600, que estaban recibiendo por primera vez estudios islámicos. Ven esto en el Corán y dijeron: «Ahaa, encontramos un error en el Corán. Mira. Están hablando de Amán trabajando para Faraón mientras que el libro de Ester nos dice que Amán trabajó para un rey llamado Jerjes, mil años después de faraón. Y fue en Babilonia, ni siquiera en Egipto, y le construyó una torre. ¿Has oído hablar de la historia de la torre de Babilonia? Así que desafía la integridad histórica del Corán, ma’adhAllah”. Dijeron esto. Desde el punto de vista de los incrédulos: «¡Oh, Muhammad debe haber plagiado esto desde el sacerdote que conoció y cometió un error porque confunde la historia de la torre de la Biblia y la historia de Jerjes con la historia del faraón y él se confunde entre esas dos historias. Eso es lo que pensaron: «Cita errónea en el Corán”. Lo que es realmente interesante es que en los finales del siglo XIX, el cuerpo de la erudición católica negó el Libro de Ester como una fuente válida de historia. Reconocieron que su propio libro es una leyenda, sólo historias inventadas, nombres fabricados. La enciclopedia judía incluso ahora te dice que el Libro de Ester no tiene valor histórico, ninguno en absoluto. Pero entonces se mantiene la pregunta. El Corán nos dice, este Corán dice de cosas de las que las tribus de Israel aún no estaban de acuerdo. Este orador les está hablando de estas cosas – él (Muhammad) no puede ser el orador entonces. Este conocimiento viene de otro lugar.
Ahora miren esto ¿Conocen a Maurice Bucaille? Él es un famoso musulmán que escribió «La Biblia, el Corán y la Ciencia». Quería estudiar la historia islámica. Cuando se encontró con este problema presentado por el sacerdote católico, hizo una investigación. Ustedes saben, lo que pasó a finales del siglo XIX era que los jeroglíficos egipcios estaban siendo revividos como lengua. Debido a que los jeroglíficos habían muerto hace aproximadamente casi dos mil años antes del Profeta, salAllahu ‘Alahi wa-salam, los jeroglíficos egipcios habían muerto como lengua; y fueron restablecidos por estudiosos alemanes y franceses. El estudio se llama egiptología. Ellos viajaron a Egipto, estudiaron los jeroglíficos y desarrollaron un esquema, de esas imágenes y las convirtieron en palabras pronunciables y todas estas cosas, ok. Se inició hace ciento treinta años atrás. Así que él se metió en este estudio. E hicieron documentaciones de quiénes eran los ministros que se mencionan en los documentos de los egipcios, cuáles eran sus roles, etc. etc. Maurice viaja a Francia, va a un egiptólogo y le pregunta: «Por cierto, en sus registros ¿Viste el nombre “Amán”? Y él dice: «Bueno, iría a Alemania para ver, pero, ¿de dónde sacaste el nombre de Amán?» Él dijo: «Bueno, hay un Mensajero, un hombre, que dice ser un Mensajero en el siglo séptimo, quien dice que había un ministro del faraón cuyo nombre fue ¿qué? Amán. Y él le dijo que construyera una torre», Él dijo: «Eso es imposible”. Nadie podría haber tenido acceso a los nombres de esa época ya que el idioma (jeroglíficos) ya había muerto en el tiempo del Profeta… ¿hace cuánto tiempo ya? 2000 años. Así que él viaja a Alemania para ver los nombres de los diferentes arquitectos y constructores y ministros bajo el mando de faraón. En concreto bajo el faraón en el momento de la era histórica de Moisés, alayhi salam. ¿Qué encontró? Amán, un ministro de la construcción. Este nombre se descubre en el 1900. De hecho, tienen una estatua en Austria, creo, con el nombre Aman escrito por debajo de ella. Lo han revivido desde Egipto. Su nombre es Amán. En Austria – la estatua está puesta allí. Ahora, no sabemos a ciencia cierta si ese es el Amán del Corán, pero todavía existe el nombre, el hecho de que él estaba a cargo de la construcción es algo cierto y esto es algo de lo cual nadie tenía conocimiento, ¿sino quién? El Mensajero de Allah. Pero en realidad ¿el que habla es Quién entonces? Dios, glorificado sea. Esto es sólo desde un punto de vista histórico. Algo por lo cual solían reírse de los musulmanes y les regresó y les explotó en su propia cara ¡Subhan Allah!
Esto es sólo una dimensión. Pero la dimensión en la que quiero concentrarme con ustedes hoy no es en la primera o la segunda. Sino en la tercera. No es solo lo que dice Dios, no solamente eso, sino cómo lo dice. Lo que hace el Corán de manera única es la forma en que se comunica, la forma en que Allah dice las cosas es tan poderosa y tan increíble. Ustedes ven, el Corán cuando está traducido a cualquier otro idioma tal vez, tal vez, obtendrán el contenido de lo que dice, tal vez. Ustedes definitivamente no obtendrán un 100% de la manera en que lo dijo, el estilo. Eso se ha perdido. Las enseñanzas, tal vez ustedes obtendrán alguna desde la traducción, tal vez. Pero, el estilo se pierde. Debido a que la forma en que está expresado existe ¿en qué idioma? En árabe. Así que la belleza creativa, la singular belleza, la majestuosidad incomparable, verdaderamente, de las palabras de Allah – no pueden ser traducidas. Algo del significado puede ser traducido. Pero el impacto real que las palabras originales tienen, nada más puede sentirse en su lenguaje original. No podemos más que apreciar esta brecha entre nuestros intentos de traducir el Corán y en las propias palabras de Allah. Aprecien esta brecha. Saben, Suyutee (rahimuhumullah) dijo que si se puede apreciar la distancia entre Dios y su creación, significa hasta qué punto por encima Allah está de Su creación, entonces ustedes tienen una idea de la distancia entre la palabra de Dios y la palabra de la creación. ¿Qué es la traducción? Es la palabra de la creación. Nunca puede ser un sustituto de la palabra de Dios. No puede ser. Esto no es una conferencia sobre lo que se pierde en el contenido. Podríamos hablar de eso también. Hay mucho perdido en el contenido también. Pero yo quiero hablar con ustedes acerca de lo que se pierde de la belleza y el estilo y cómo podemos, como audiencia de habla no árabe, como gente que no está expuesta a la lengua árabe, por lo menos, incluso comenzamos ese viaje de apreciar el Corán y su luz. Eso es algo que se ha mantenido querido por los musulmanes durante un muy muy muy largo tiempo y se ha perdido casi por completo en los musulmanes en nuestros tiempos. Ustedes ven, cuando nos enteramos de que el Corán es un milagro, como hemos escuchado en la introducción antes de llegar aquí. ¿Cómo se presenta el milagro del Corán? Sobre todo, si se busca en Google que, lo primero que tendrán es un fenómeno científico en el Corán, ¿no es cierto? Otra cosa que ustedes pueden encontrar es una teoría loca de los números 19, ¿verdad? Tendrán – algunas estadísticas. Otra cosa que ustedes pueden conseguir es que el Corán tiene predicciones como aquella que dice que Roma fue dominada pero va a volver a ser recuperada otra vez. Pero, ¿creemos que cada aleya del Corán es un milagro? ¿Qué creemos? ¿Es un milagro desde el mismo momento en que se reveló o desde más tarde? A partir de entonces, desde sus inicios – la primera comunicación que tuvimos con el Corán, la primera interacción que los seres humanos tuvieron con el Corán hasta la última aleya del Corán es un milagro. Esto es lo que creemos. ¿Cuántas aleyas del Corán contienen predicciones? Muy pocas. ¿Cuántas aleyas del Corán se dedican a fenómenos científicos? Muy pocas. ¿Cuántas de estas cosas incluso eran conocidas por los árabes de la época? ¡Casi nada! Entonces, ¿qué es lo que hipnotizó a estas personas? ¿Qué era aquello que hacía que cada vez que el Mensajero, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, abría la boca, los dejaba tontos? No sabían qué decir.
Tres historias y voy a terminar con la introducción in sha’ Allah. Esta es la cuestión que vamos a tratar de responder en la segunda parte.
La primera historia, muy interesante, es la historia de Tufail ibn Amr ad-Dawsi. Un tipo interesante, él era el líder de su tribu. Él también era un poeta muy hábil; y se decidió a presentar sus respetos a Makkah (Meca) para visitar y hacer tawaf alrededor de la Ka’ba. Todos los árabes tenían respecto ¿a qué ciudad? A Makkah. Así que para mostrar su dedicación llegó como líder de su tribu. Los líderes Quraish se dan cuenta de que va a venir y cuando él venga, oirá al Profeta, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, recitando el Corán. Y si eso ocurre se podría quedar «encantado» así que pensaron: “mejor protegemos a otro líder de la tribu de caer en manos de Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam”. Porque cuando un líder de la tribu se convierte en musulmán, ¿quiénes también le siguen? La tribu entera. Pensaron: “Así que tenemos que cuidar nuestros asuntos”. Ellos van a su encuentro fuera de la Meca antes de que él incluso entre y le dicen: «Escucha, tenemos un problema en la ciudad en estos momentos. Está este hombre. Él dice unas palabras y hechiza a las personas. Vuelve al padre contra el hijo, al marido contra la esposa, hermano contra hermano. Está causando desunión en nuestra tribu. Estas personas están siendo poseídas por demonios cuando les habla. Creemos que usted es una figura importante para su tribu. Pensamos que su integridad va a estar en peligro si él es capaz de lanzar sus hechizos sobre usted. Le aconsejamos que vuelva. No queremos que venga a la Meca». Él está dudando en ir, pero dice: «No, he venido hasta aquí. Tengo por lo menos que ir y hacer tawaf. Voy a presentar mis respetos a la Ka’ba y luego me voy». Dicen: «Bien, pero por lo menos usa este corcho». Le dieron un par de tapones ¿Para qué? «Si lo ves, reconocerás esas palabras. Y cuando escuches esas palabras, sólo tienes que tapar tus oídos y correr». Este es el consejo que le dieron. Él entra. Presenta sus respetos a la Ka’ba. El Mensajero de Allah, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, está allí rezando, recitando el Corán. Él oye la dulzura de las palabras y lo reconoce de inmediato. «Esto debe ser de lo que estaban hablando». Entonces, ¿qué hace? Se tapa sus oídos. Y a mitad de camino en su trote, se detiene. Y piensa para sí mismo: «Yo soy el líder de mi tribu. Yo soy el orgullo de mi pueblo. Soy uno de los poetas más hábiles en toda Arabia. ¿Unas palabras me van a dominar? Puedo lidiar con esto». Se destapa los oídos. Vuelve al Mensajero, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Él escucha el Corán. Declara la shahadah (abraza el Islam); y luego cuenta esta historia. Subhan Allah! Así es como sabemos la historia.
Se aludió antes que, Abu Yahl, Abu Sufyan, Akhnas ibnu Shurayq, estas tres personas odiaban al Mensjero, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Eran los líderes de los Quraysh. Eran el grupo de expertos. Y a escondidas en el medio de la noche ponían sus oídos para escuchar en la casa del Profeta, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Ellos escuchaban el Corán cuando lo recitaba. Y entonces ellos se irían de regreso antes de la mañana. ¿Y qué pasó la primera noche? Se toparon los 3 juntos; y uno se dio cuenta que el otro estaba allí. Así que el primero dijo: «¿Qué estás haciendo aquí?» Y el otro dice: «¿Qué estás haciendo aquí?» Ellos sabían lo que estaban haciendo allí. Así que juraron que nunca iban a volver. Se descubrieron entre sí la noche siguiente. Ellos juraron que no iban a volver. Se descubrieron entre sí la tercera noche. Y juraron por sus madres, por el Señor, por su vida – que nunca iban a volver de nuevo. Así que no regresaron. Pero Akhnas, es curioso esto. Él va a Abu Sufyan y le dice: «Hemos estado escuchando durante tres días. ¿Qué piensas? ¿Es esta la verdad?» Abu Sufyan le dice, por cierto Abu Sufyan se convirtió en musulmán mucho más tarde. Esta es parte de la vida del Profeta en los primeros años de su ministerio. Abu Sufyan dijo: «Por supuesto, esta es la verdad. ¿Qué otra cosa puede ser?». «Está bien, vamos a ir a hablar con Abu Yahl. Él había estado escuchando también, ¿verdad?». Así que los dos van y hablan con Abu Yahl. «¿Qué piensas?». «Por supuesto que esto es la verdad», Abu Yahl dice. Pero entonces explicó: «Ya ven, somos de la tribu ‘Amir. Y él (el Profeta) es de la tribu Hashim.
Allí mismo, antes de que yo prosiga. ¿Qué ha tomado en consideración: el contenido o el orador? El rechazo del incrédulo se produjo en el hecho de que estas palabras tan poderosas como son, como verdaderas que son, tan perfectas como el contenido es, como fascinante el estilo es – no están dispuestos a aceptarlo de esta persona. “Porque cuando la tribu Hashim da caridad les igualaremos”, “Cuando pelean les igualaremos”, “Cuando muestran valentía les igualaremos”, “Cuando uno de ellos viene con estas palabras, nunca estaremos de acuerdo con él”: esa fue la razón. ¡Subhan Allah! Esta es una visión diferente de la historia. Incluso aquellos que odiaban el Corán fueron hipnotizados por el Corán. ¡Incluso ellos estaban hipnotizados por el Corán!
Última historia. Esta es una de mis favoritas. Utba ibn Rabee’a.
Ustedes pueden pensar en Utba ibn Rabee’a como Sean Hannity de estos tiempos, ¿ok? Polemista experto, muy insultante para los que se le oponen en el discurso público. Era un negociador entre tribus en conflicto. Era contratado para eso, era un consultor, se podría decir. Que entraría y haría demandas y terminaría la cuestión. Este es el tipo de personas de las cuales los Quraysh hablaban cuando dijeron: «Esta es una guerra de palabras que estamos perdiendo. Así que consigamos a alguien que sea muy bueno con las palabras. Alguien realmente bueno en el debate y la discusión y la negociación. «Así que contrataron a Utba. Y dijeron: «Ve, Utba. Habla con Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, él está sentado allí”. Por supuesto que ellos no dijeron «salAllahu ‘alaihi wa-s-salam». “Vas, hablas con él. Le haces algunas demandas, averiguas lo que quiere. Humíllalo, por cierto. Vamos a mirar desde la distancia”. Hoy en día, vemos los partidos de fútbol desde un estadio o desde nuestros sofás. Este era su deporte, ver uno ir contra el otro en este debate. Así que están viendo desde la distancia. Ellos no quieren acercarse demasiado, pero están a punto de disfrutar de este partido entre Utba ibn Rabee’a ¿y quién? Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam.
Utba va – muy insultante, extremadamente condescendiente: «Ya, Muhammad, ¿qué quieres? ¿Quieres riqueza? ¡Te daremos dinero! ¿Quieres mujeres? ¡Te daremos mujeres! ¿Deseas poder? Te daremos algo de poder también. ¿Qué deseas? ¡Haz tus demandas!»
Ahora, por ya decir eso, él no está juzgando el contenido de lo que dice Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-salam. Nunca hizo ninguna demanda de dinero ni de ninguna otra cosa. Él está juzgando las intenciones de la persona. Esto se denomina asesinato de carácter. Lo mejor, la mejor manera para desmantelar a alguien o la credibilidad de alguien es atacando sus motivos. “¿Por qué estás realmente presentando este mensaje? Debes tener alguna agenda alternativa oculta debajo – razón por la cual estás hablando de esta manera”. Así que ladra como un perro al Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-salam. El mensajero escucha con atención y en silencio, con paciencia. Y cuando lo ha hecho, en tono muy suave el Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-salam le dice: «¿Ya terminaste? ¿Has acabado?», Utba dice: «Bien, te toca». El Mensajero, salAllahu ‘alaihi wa-salam, no hizo más que recitar el Corán. Recita de sura Fussylat:
“A’udhu biLLahi minash-shayTani-r-rayim, Ha Mim, Tanzilu mina-r-Rahmanu-r-Rahim”.
Lo primero que dice – “es una revelación”, traducción aproximada, por supuesto. No puedo coincidir con lo que Dios dice, sino que me acerco con una traducción aproximada. Es algo que ha sido enviado desde el sumamente compasivo, el constantemente misericordioso. La intención cuando el ataque se produjo desde Utba, la idea era: «Estas son sus palabras y está tratando de obtener algo de ello». Lo primero que el Corán dice en respuesta ¿es qué? No se trata de mis palabras. ¿De dónde son? De allá arriba. No estás negociando conmigo. ¿Con quién estás debatiendo en este momento? Con Allah. No estás discutiendo conmigo, estás discutiendo contra las palabras de Allah. Estas son las suyas, que son enviadas a mí.
«Tanzilu min-ar-rahmaani-r-Rahim, kitaabun…” Es un libro. En realidad es un libro. Ahora que ha sido presentado en palabras. ¿Pero de dónde viene eso? Del «Kitab». «Fussilat ayatuhu» – cuyas «aleyas» – cuyas demandas han sido hechas absolutamente claras. Recuerden que él le preguntó sobre las demandas, ¿verdad? “¿Qué deseas?” Allah dice que las aleyas son absolutamente claras. Las aleyas hacen ciertas demandas. Ahora, ¿cuáles son las demandas? ¿Existen en lenguaje claro?
“Qur’anan ‘arabiyan li-qaumun yaghlamuun”
Un Corán árabe para una nación que busca conocer. ¿Quieres saber lo que queremos? ¿Sabes lo que quiere Dios, quieres saber qué, cuáles son las demandas? Aquí están. Ya vienen. Entonces Allah, ‘azza wajal, revela la aleya: «basheeran wa nadheera».
Este Corán vino. Sus dos funciones principales: «Bashir». ¿Saben lo que eso significa? Algo que da una buena noticia. Viene con una buena noticia para ustedes. Tiene una buena propuesta para ustedes.
“Wa nadheerah” – una advertencia, una amenaza – “wa nadheerah”.
“Fa a’rada aktharuhum fa hum lya yasma’uun” – pero la mayoría lo ignora a propósito.
«I’raad» es ignorar algo a propósito.
Ni siquiera escuchan; y ellos son los que en realidad no están escuchando. Ellos piensan que no estás escuchándoles. Pero el verdadero tonto, el real, ya sabes, las personas incapaces de oír son esa gente de allá (se refiere a los que llamaron a Utba para discutir con Muhammad). Ellos son los que no están escuchando.
«Fa lya hum yasma’uun» Allah está respondiendo a su negociación con una aleya del Corán. Y mientras las aleyas están siendo reveladas, las personas están viendo desde la distancia, ¿no? Ellos no escuchan lo que está pasando, pero ven lo que está pasando. Ellos ven que la cara de Utba cambió. Ellos ven que su rostro cambió. Entonces ¿qué notaron? Que está llorando. Utba comenzó a llorar – su experto negociador, kafir, enemigo del Islam, insultador del Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Lyaghanuhu Llah!
Él escucha el Corán y empieza a llorar. Él lloraba mientras las aleyas seguían; y se hacían más fuertes y más fuertes en su formulación, que trato de tapar la boca del Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. «Para, por favor, no puedo aguantar más». El Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-s-salam siguió recitando, hasta que llegó a la aleya de sajdah. Hizo sajdah (se postro, sajdah en árabe significa postración). Y volvió.
Utba volvió de este «debate», este experto negociador de los Quraysh en quien sus esperanzas estaban poniendo, él vuelve; y le dicen: «Tu rostro no luce igual que cuando te fuiste. Esta no es la cara con la que has ido». Y él dice: Lo que sea que este hombre tiene que decir se convertirá en un evento enorme. Lo que este hombre tiene que decir se convertirá en un acontecimiento enorme”.
Ahora, esto es importante. Debido a que las aleyas del Corán – el aleyas que el Mensajero estaba recitando, no tenemos tiempo para entrar en todas ellas, pero por lo menos iremos a la última, – «fa in a’radu» esto es hacia el final del pasaje, «fa in a’radu» – y si continúan ignorando deliberadamente, si lo han hecho. «Fa qul» – entonces diles. Ahora, ¿quién eres tú? Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Por las palabras, Utba se da cuenta que no está hablando con Muhammad, sino con Allah, quien no está dignificando a Utba. Allah está diciendo al Mensajero, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, para decirle a Utba. Allah no le está hablando directamente. Allah podría haber dicho «andhartukum» – Te lo advierto, sino que Él dijo «fa Qul andhartukum» – Dile que yo les advierto a todos ustedes. A todos ustedes, ¿de qué? «Saa’iqatan» – una poderosa explosión. «Mithla saa’iqati ‘Zamud wa aadin» – al igual que la explosión que se produjo ¿con quiénes? ‘Ad y Zamud. Esto es algo que los árabes conocían. Ellos sabían que esto había sucedido en el pasado. Y ahora Utba sentado allí, sólo se dio cuenta de que se ha emitido una amenaza directa del propio Allah, de las palabras del Mensajero que se han dado a él por el mismo Dios. Él vuelve y dice: «Lo que sea este hombre tiene que decir, les sugiero que lo tomen en serio o que ‘sayakuuna naba-an ‘aDHeema’»- dice, “pronto va a convertirse en un gran evento”. Ellos le dicen: «Sahhara» – hizo magia en ti también. “Lanzó sus hechizos sobre ti también”. Él dijo: «Digan lo que digan no es magia. Pero no voy a hablar con él nunca más». Se dio por vencido con el Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-s-salam.
Compartí esto con ustedes por una razón – para ilustrar una tragedia. Y la tragedia es que los incrédulos de la época del Profeta, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, y los creyentes comparten una cosa. Ambos fueron dominados, ¿por qué cosa? Por el Corán. Ambos fueron dominados por el Corán. Pero los creyentes, por el contrario, los creyentes de nuestro tiempo por no hablar de los incrédulos, incluso los creyentes no se dan cuenta del poder del Corán. No están atónitos, hipnotizados, abrumados por las palabras de Allah, incluso en comparación con la forma en que los incrédulos solían ser hipnotizados por aquel entonces. Y eso es una tragedia. Eso es una verdadera tragedia. Ese efecto del Corán es algo que se pierde. Y se perdió hasta el punto que la gente puede hacer preguntas absurdas sobre el Corán. Decir cosas sobre el Corán – «¿Cómo es que dice esto? ¿Cómo es que se dice aquello?». Quiero darles una representación visual antes de empezar a dar ejemplos in sha’ Allah.
Verán, si ustedes y yo hubiésemos tenido la suerte de vivir en la época de Musa (Moises), ‘alayhi-s-salam. Y nos encontráramos junto a él cuando Allah le ordenó golpear la vara, y el agua comenzara a separarse. ¿Alguna vez cuestionarían a Musa, ‘alayhi salam? ¿Alguna vez dudarían? ¿Alguna vez tendrían alguna vacilación en su fe? No lo creo. Eso es un deber muy pesado experimentado de pasar – ver que eso pase, escapar de las mismas garras de la muerte por la intervención milagrosa de Dios. Nuestra creencia, como musulmanes, como creyentes en el mensaje de Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, es que Allah le dio el milagro final, el más duradero, y el más poderoso de todos. ¿Cuál es? El Corán. Como resultado, si fuéramos a apreciar este Corán como un milagro en estos momentos. La mayoría de nosotros, lo apreciamos como un texto religioso, como un libro de guía, como un libro de conocimiento. Agradecemos esas cosas. Pero si hemos añadido a nuestra apreciación, su sabor como un milagro de Dios, como profundas palabras que se supone que cambien la vida solo por su impacto, entonces tendríamos una sensación totalmente diferente de la fe. La fe antes de esto y la fe después de esto son dos cosas diferentes. Cuando los compañeros del Profeta oían el Corán oían dos cosas al mismo tiempo. Oían un recordatorio, un asesoramiento, una orientación – todo eso. Al mismo tiempo, también experimentaron un milagro de Dios. Cuando escuchamos el Corán hoy, ¿qué oímos? Oímos el recordatorio. ¿Qué falta? El milagro – el otro lado.
Quiero que imaginen que viven, no sé, hace miles de años en alguna sociedad. Y cuando ustedes vivían en esa sociedad tenían un vecino. Y su vecino llamó a su puerta un día. Y él les dice: «Ahm… un ángel vino a mi casa. Él me dijo que yo soy el mensajero de Dios. Y se supone que debo entregar este mensaje a toda la humanidad. Ya lo he entregado a mi familia y me ha rechazado. Y ya que eres mi vecino, el derecho de los vecinos es, que te lo diga. Y, por cierto, soy un mensajero de Dios. Y todo lo que digo no son en realidad mis propias palabras. Son palabras de Dios – de lo Divino. Digamos que de Allah subhanahu wa ta’ala – son las palabras de Allah. Y seguirme en realidad no quiere decir que me estás siguiendo. Significa que estás obedeciendo a Allah».
Hay dos problemas con este comunicado. El vecino que abre la puerta y escucha todo esto dice: «Espera, así que lo primero de todo lo que me estás pidiendo, es ¿creer que un ángel habló contigo? ¿Que Dios te habla? Mi vecino, te he conocido por 20 años y esto es bastante difícil de creer, pero por encima de eso ¿quieres que cambie todo sobre mi vida en base a cada palabra que dices? Hay dos cosas que son muy difíciles de hacer. Una es creer esto, sobre todo cuando tu propia familia dice que estás loco. Tu propia familia dice que estás loco y quieres que te crea, y yo no solo debo creer lo que estás diciendo sino que debo seguirte en todo lo que haces. Y cuanto más te siga no solo la gente te llamara loco, ¿sino a quién más van a llamar loco? A mí. Eeh, voy a pensar en ello, gracias». Cierra la puerta.
Y les doy esto a ustedes porque los mensajeros del Islam, los mensajeros de Allah, que fueron enviados a diferentes naciones, saben que dieron da’wa (invitaron al Islam) a su gente, pero no es como nuestra da’wa. Nosotros la tenemos fácil – somos millones. Cuando uno es el único que cree algo en toda la ciudad, ¿ya sabes lo que eres? Que estás loco. ¿Qué hizo la gente, cómo llamaba a los mensajeros? ¿Alguna vez han leído? ¿Cómo los llamaban? ¡Locos! Los llamaban locos. Ustedes dicen que todas esas personas malvadas les llamaban locos. ¿Cómo pudieron hacer eso? Pónganse en sus zapatos. ¿Es fácil de aceptar si no hay nadie a tu alrededor que crea? Si no hay nadie a tu alrededor, todo el mundo que te rodea es escéptico. Nadie cree. Esto es una cosa muy muy difícil de creer. No es fácil. Los compañeros del Profeta son lo mejor de la gente, la mejor generación, por una razón. Su fe era el puente más difícil de cruzar. Cuando alguien declara la shahada (abraza el Islam) hoy, es más fácil que el puente que tuvieron que cruzar – que era mucho mucho más difícil. Y el más difícil, el más duro de todos es el trabajo del mismo Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Porque, ya saben, Dios escogió a las personas más inteligentes sobre la faz de esta Tierra para ser Sus mensajeros. Son las personas más inteligentes y que son lo suficientemente inteligentes como para saber que cuando van en torno a golpear puertas y decirle a la gente que ellos reciben la revelación de Dios ¿qué deben anticipar prácticamente? Ellos deben prever que la gente va a decir que son locos. Van a perder su credibilidad. La gente va a reírse de ellos, incluso les va a hacer daño, incluso se molestarán con ellos. Perderán el contacto con sus familias. Eso es todo lo que va a pasar. Una persona inteligente puede descubrirlo por sí mismo. Ellos sabían que esto va en este mensaje, pero no tenían opción, ya que no tomaron esto como un pasatiempo. Esto fue dado a ellos como una responsabilidad. No tenían ninguna opción en la materia. Es una posición imposible para estos Mensajeros, ‘alayhimu salyatu wa-s-salam. Y para ayudarlos y solo para ayudarles a ofrecer este mensaje, Allah les daría a estos mensajeros algo que haría su reclamo más creíble. ¿Qué era esa cosa? Los milagros. Allah daría a Sus Mensajeros milagros. Así que los escépticos estarían bastante silenciados. Así que la razón para no creer en él, no es que no vi ninguna prueba, la razón es que soy demasiado arrogante como para seguirlo. Esa es la única razón que queda. La razón no es ya intelectual, esa es la única razón que queda, la arrogancia. ¿Y cómo se elimina la primera razón – el problema intelectual? Ustedes la eliminan dando a la gente algo que solo puede ser de Dios. No puede ser de un ser humano. No puede ser el producto de la mente humana. No puede ser de la creación. Tiene que haber algo más allá. No puede ser algo que solo puede ocurrir de forma natural, ya ven. Es eso que leemos acerca de los milagros de diferentes profetas: la persona ciega es capaz de ver una vez más, a los muertos se los vuelve a la vida; el pájaro de arcilla se convierte en un pájaro vivo – todas estas cosas son señales claras de que este hombre no está hablando en su propio nombre, él está hablando en nombre de Allah, ‘azza wajal. Pero Dios le dio a esta nación el último milagro de todos. Él dio a esta nación, a esta ummah musulmana, y para el resto de la humanidad, Él les dio el Corán.
La diferencia acérrima entre el Corán y todos los otros milagros ¿es qué? Todos los otros milagros eran para los ojos, para ver. Se podía ver a ese tipo que vuelve a la vida – se podía ver. Se podía ver que se dividían las aguas – se podía ver eso. Pero el Corán no es para los ojos. ¿El Corán fue para qué? Notas algo, – que penetra tu corazón. Con el Corán: «ajaba innaa sami’na Qur’anan ‘, fastami’uu lahu, sami’naa wa ata’naa.» ¿Qué está diciendo Dios? ¡Escucha, escúchalo! «Yaa ayuhannas Duriba mathalyan fastami’u lahu» – escucha cuidadosamente, escucha a este Corán, que es un milagro para los oídos. Es diferente. ¿Todos los otros milagros eran para qué? Los ojos.
Cuando yo estaba explicando esto a mi clase de quinto grado, un día uno de mis estudiantes dijo: «Oh, hombre…”, le dije: «¿Qué pasó?», él dice: «No es justo», “¿Qué no es justo?», él dice: «Todos estos otros profetas consiguieron un material tan genial. ¡Nosotros solo recibimos un libro!». Sé que parece una blasfemia, pero él tiene su punto. Es diferente. Nosotros afirmamos que un libro almacenado en la biblioteca de la mezquita es un milagro de Dios, el milagro del Islam. La prueba del Islam se asienta en cada estantería, este mushaf (el libro del Corán). Así que tiene que haber alguna base que debe ser explorada. ¿En qué nos basamos para hacer esta afirmación? ¿Y por qué Allah subhana hu wa ta’ala cambió la dirección de los milagros? Él no lo hizo algo para ver con los ojos. Cuando la gente vio la divisoria de aguas le decían a sus hijos al respecto: «¡Lo vi con mis propios ojos!» Los niños estaban escuchando. Luego sus hijos dijeron a sus hijos, y sus hijos dijeron a sus hijos hasta que pasó a nosotros; y le decimos a nuestros hijos en la escuela: «Hey, por cierto Musa, alayhi salam, ¿qué hizo?» «Aah paso por el agua, sí, algo de agua.» Es sólo una historia ahora. ¿Para las personas que estaban allí era sólo una historia? No, era un milagro. Pero para la gente después de ellos es solo una cuestión de fe. No es un milagro para ellos, sino que es una cuestión de fe, no un milagro. Debido a que un milagro es algo que se podía ver, algo que podría experimentar y algo que se puede degustar.
Así que ahora viene el ateo, el incrédulo, viene al cristiano o el judío y dice: «Usted cree que Jesús volvió a la vida, ya sabes, al chico muerto, ¿cómo usted cree eso??». Él dice: «Sí», él dice: «¿Por qué?», «Porque la Biblia lo dice», «¿Estabas allí cuando sucedió? ¿Alguien lo grabó? ¿Está en YouTube? ¿Por qué lo crees?», ¿Qué dice el cristiano?, «Está en mi corazón». Es todo lo que tiene para decir. El mismo ateo, el mismo kafir, el mismo incrédulo se va al musulmán: «¿Usted cree que el Corán es la palabra de Dios?», «Sí», «Oh, sí, ¿viste al ángel descender?», «no, no lo vi «, «Entonces, ¿cómo sabes que esa es la palabra de Dios?», «Bueno, vamos, ven a estudiar el Corán, deja que te enseñe. Déjame mostrarte. Déjame mostrarte por qué esto no puede ser de un ser humano». Esa parte siguiente cuando digo «déjame mostrarte» eso es lo que necesitamos saber. Necesitamos esa parte para nosotros mismos y para los demás. Realmente lo necesitamos para nosotros mismos porque no hay impulso en la fe como el impulso que se obtiene cuando ustedes experimentan un milagro de Dios. No hay nada como eso. Y necesitamos eso, para ser capaces de ilustrar a los demás porque entonces, la cuestión los perseguirá a ellos – no van a dormir por la noche pensando: «Hombre, no he tenido una respuesta para ese tipo. ¡Tengo que mirar esto!»
Tengo un amigo que era un ateo, que llamaba a los programas religiosos en todo el país solo para meterse con los oradores. Y él les hacía preguntas, hacía preguntas hasta que se topó con un sheikh y él le dio un milagro del Corán. Y él dice: «Ah, sí, bueno, voy a hacer mi investigación.» Y él hizo su investigación, y él hizo su investigación, y él hizo su investigación. Y no podía encontrar nada hasta que tuvo que renunciar, literalmente, se dio por vencido, y él declaró la shahada (abrazo el Islam). Y dice cuando digo «Yo soy musulmán», saben lo que significa ser musulmán, ¿no? – El que se somete. Dijo “yo me sometí literalmente”. Tuvo que rendirse, no podía luchar más. No tenía a donde ir, subhan Allah! Eso es lo que tenemos que revivir, eso es algo que tenemos que apreciar.
Sólo les voy a dar un ejemplo, un ejemplo del Corán como un milagro profundo desde el punto de vista literario. Ahora, ustedes han tomado clases de literatura, ¿no? Ustedes han leído Shakespeare, han leído Platón, la Odisea, ¿no? Ustedes han leído todo esto. No voy a llamar a eso basura. Todo tiene algún beneficio. Han leído estas cosas. Estos son los puntos de referencia de la literatura mundial, los productos – los productos finales de la mente humana, ¿no? Nuestra creencia es que el Corán es lo máximo en cuanto a literatura en comparación con cualquier idioma. El Corán es literatura suprema. Pero eso es una cosa subjetiva. Si ustedes son estudiantes de literatura. La literatura no es objetiva. ¿Es qué? Es subjetiva. Así que ustedes me dicen que algo es hermoso, o me dicen que algo es feo, ¿no? Si te gusta ese poema o no te gusta ese poema. Si te gusta esta canción, o no te gusta esa canción. Yo no escucho canciones, nomás lo estoy diciendo. O te gusta esta pintura, o no te gusta esa pintura – es subjetivo. ¿Así que se podría argumentar que la literatura es qué? Es subjetiva. Pero empecé diciendo que Allah dice que el Corán es «balyaagh». Es un medio de comunicación. Y el propósito de la comunicación es influir en la audiencia. Así que vamos a juzgar que es la mejor literatura ¿por qué? ¿Cuál es la vara de medir? – ¿Qué influencia tiene? ¿Qué impacto tiene en el mundo? ¿Qué cambio causa esto? ¿Cómo cambia a la gente? ¿Cómo influye el comportamiento? ¿Cómo modifica el comportamiento de las personas? ¿Cómo manda sobre la gente? – eso será el juez. Ese es el juez práctico del poder de cualquier discurso, cualquier literatura. Se podría decir que es maravilloso, pero no lo practico, creo que es sólo ficción. O ustedes podrían decir que es maravilloso y que ha cambiado sus vidas – la manera en que viven. Y si ustedes estudian este hecho históricamente, ninguna sociedad pasó por una transformación basada en un texto único, en la manera en que los musulmanes pasaron con el Corán. Ninguna sociedad en la civilización humana – nunca. Y ¿en cuántos años la sociedad (los Quraish) se transformó? En 23 años. En esto los orientalistas incluso están de acuerdo. De acuerdo, el Qur’an está siendo reclamado como revelación. No voy a decir que es una revelación desde el punto de vista del incrédulo – sabemos que es de hecho una revelación. Él (Profeta Muhammad) dice que empezó (su ministerio y la revelación del Corán) a la edad de cuarenta años y que se detuvo ¿a qué edad? 63, 23 años en total. En 23 años, este hombre comienza sólo, sin ayuda de nadie, una persona sola. Y para el final de estos 23 años los cambios que provocaron estas palabras y este hombre, este orador, este discurso y este estilo de expresión ¿en qué han influenciado? La forma en que la gente come, ¿cambió? La forma en que la gente duerme – ¿cambió? Quizás la forma en la gente lidia con la familia, ¿cambió? La forma en la que la gente programa su día, ¿cambió? Las formas en las que las personas hablan el uno al otro, ¿cambió? La forma de hacer negocios, ¿cambió? La forma en que van al baño, ¿cambió? ¿La forma de vestir cambió? La cuestión no es lo que ha cambiado. ¿Saben cuál es la pregunta? ¿Qué no cambió? Todo cambió. Cada vez que se cita la «revolución en la sociedad» – es ya sea económica o política, ¿verdad? Hay un cambio político. Hay un cambio económico, hay un cambio militar, pero la forma en que las personas viven día a día no cambia. No cambia la forma en que tratan a sus familias en función del cambio de gobierno o un nuevo sistema que llega al poder. Eso sigue siendo lo mismo. Siguen siendo las mismas personas. Pero este cambio que trajo el Corán – es sin precedentes en la historia humana. Lo que cambió exactamente no era solo un cambio social, no solo estaba en el nivel macro sino que incluso cambió la forma de pensar. Cambió todo – todo – desde un nivel individual a un nivel colectivo, y cada espectro en el medio. Esto en sí mismo es una evidencia del poder incomparable del Corán, el poder sin igual del Corán. Es incomparable de esta manera…
In sha’ Allah tras el descanso voy a hablar con ustedes acerca de unos ejemplos del Corán, uno tras otro, de los diferentes aspectos del Corán como literatura.
Nos tomamos un descanso ahora. SubhanahuLlahu wa bihamdik nashhadu an laa ilaha illa anta nastaghfiruka wa natubu ilaik..
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