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«Debería haberlo superado ya»: Sobrevivir al impacto del dolor en la fe

Sobre las Autoras

NAJWA AWAD

Najwa Awad es una psicoterapeuta apasionada por ayudar a los musulmanes a curarse, crecer y prosperar en la adversidad. Ella tiene más de una década de experiencia brindando asesoría online y personalmente a niños, adultos y familias. A Najwa también le gusta dar talleres para desestigmatizar las enfermedades mentales, abordar los problemas actuales de salud mental dentro de la comunidad y promover la salud psicológica desde una perspectiva islámica.

SARAH SULTAN

Sarah Sultan es una consejera profesional con licencia que se esfuerza empoderando a sus pacientes mediante el logro de vidas y relaciones más sanas y satisfactorias al mismo tiempo que se reconectan con Allah durante el proceso de curación. Sarah obtuvo una maestría en consejería de salud mental y ha practicado terapia durante casi 10 años. También es instructora en la Universidad de Mishkah, donde imparte un curso sobre las intersecciones entre el Islam, la psicología y la orientación psicológica.

 

Esta publicación es el 2do capítulo de TU SEÑOR NO TE HA ABANDONADO: ABORDANDO EL IMPACTO DEL TRAUMA EN LA FE

 

Si protegieras los valles de las tormentas de viento, nunca verías la belleza de sus cañones. [1]

 – Elisabeth Kübler-Ross

 

Caso de Estudio

La mejor amiga de Jadiyah, Amina, falleció en un repentino accidente automovilístico hace un mes. Asistieron juntas a la universidad y habían sido amigas por más de 20 años. Después de la repentina muerte de Amina, Jadiyah se sintió incapaz de lidiar con el dolor que estaba soportando. Cada vez que levantaba su teléfono, recordaba que no podía llamar a su mejor amiga. No podía imaginar un futuro sin la amiga que había enriquecido tanto su pasado.

Jadiyah se sorprendió por el cambio que experimentaba a medida que pasaban los días. Su temperamento se encendía y se enojaba por problemas aparentemente menores. Además, lloraba a menudo y era una lucha levantarse de la cama durante días por aquel entonces. Intentaba arrastrarse al baño para hacer wudu para cada salah, pero a veces la desesperación era tan abrumadora que no podía imaginarse levantando la cabeza de la almohada. Jadiyah continuamente se sentía culpable por sus sentimientos de tristeza, así que decidió hablar con una amiga sobre sus problemas. Cuando se acercó a ella y le explicó lo que estaba pasando, su amiga respondió: «Ha pasado un mes, así que es hora de volver a la vida normal. ¿Has intentado rezar y leer más el Corán? Cuando tu fe aumente, ya no te sentirás así. Agradece que te reunirás con Amina en el Yannah».

Jadiyah regresó a casa sintiéndose aún más deprimida y estaba convencida de que su relación con Allah no era lo suficientemente fuerte. Ella ya se sentía devastada y ahora se sentía como una mala musulmana. En este punto, comenzó a cuestionar su capacidad para conectarse con Allah, diciéndose a sí misma: «Mi amiga tenía razón. Debo ser una mala musulmana. Mi fe debería ser más fuerte. ¿Por qué otra razón me sentiría de esta manera?”

¿Qué me está pasando?

El dolor se puede sentir como si estuvieras atrapado en una tormenta en medio de un océano sin fin y oscuro. A medida que la tormenta se vuelve más fuerte, te arrastran enormes olas y casi no puedes respirar. La lluvia golpea mientras las olas parecen implacables. De repente, las aguas se calman y respiras, sin darte cuenta de que es el ojo de la tormenta, una ilusión de calma antes de que las olas vuelvan a caer sobre ti. A veces no sabes qué desencadenará el resurgimiento de la tormenta: un recuerdo, un perfume o un viejo mensaje de texto.

Las experiencias traumáticas, los cambios repentinos en la vida y la pérdida de alguien que amamos pueden ser increíblemente abrumadores. El dolor puede sentirse tan intenso que puedes preguntarte cómo una persona puede experimentar tal tortura y ser capaz de vivir y respirar. Habrá días en los que llorarás y parecerá que no puedes parar y luego habrá días en los que te sentirás culpable porque no has llorado. Ya sea que hayas perdido a alguien, tu hogar, tu trabajo o la vida que imaginaste que tendrías, el dolor puede ser tan doloroso que lo sentirás en tus huesos.

El dolor y la pérdida pueden transformar nuestra vida diaria, la forma en que enfrentamos el mundo y nuestra visión de nosotros mismos. La pérdida es a menudo una forma de trauma y, por lo tanto, puede causar un cambio significativo en las cosas que antes considerábamos incuestionables. Puede que comiences a cuestionar tus capacidades, fortalezas y relaciones. Las partes de tu vida que antes parecían las más seguras pueden parecer poco claras de repente.

Si bien solías considerarte una persona con buen criterio, tu visión de esta cualidad podría cambiar drásticamente después de una inversión financiera que hayas perdido por completo. Mientras que solías considerarte una persona fuerte, ahora puedes sentirte destrozado después de soportar años de abuso. Si bien puedes haberte considerado una persona exitosa, puedes comenzar a dudar de esto después de haber sido despedido de tu trabajo de ensueño. Junto con los cambios en tu percepción de ti mismo, la percepción de tu fe puede cambiar después de una pérdida intensa.

Lo que estás sintiendo en este momento, mientras luchas contra un tremendo dolor, es un sentimiento que ha tocado las vidas de las personas desde el principio de los tiempos. Además, estos sentimientos incluso han impactado a lo mejor de la humanidad: los Profetas de Allah عليهم السلام. Considera el ejemplo del profeta Yaqub عليه السلام. Tuvo doce hijos, uno de los cuales fue el profeta Yusuf عليه السلام. Cuando Yaqub fue separado de su hijo Yusuf, lloró tan profundamente a tal punto que sus ojos se volvieron blancos. Su intenso dolor se expresa en el Corán: “Y [le recordó el dolor por su hijo perdido y] se apartó de ellos diciendo: «¡Qué pena siento por la falta de José!» Y perdió la vista por tanta pena, y quedó desconsolado, sufriendo en silencio”. (Sura Yusuf 12: 84)

La gente a menudo malinterpreta el proceso de duelo como un signo de descontento con el decreto de Allah (swt). Cuando las cosas en tu vida no van en la dirección que anticipaste o un evento repentino te hace sentir herido o devastado, sentirte de esta manera no indica una debilidad en tu relación con Allah o en tu capacidad de aceptar lo que Él ha escrito para ti. Considera lo que sucedió cuando Ibrahim, el joven hijo del profeta Muhammad ﷺ falleció: “El Mensajero de Allah tomó a Ibrahim, lo besó y lo olió, y luego ingresamos a la casa de Abu Saif y en ese momento Ibrahim estaba respirando por última vez, y los ojos de El Mensajero de Allah comenzaron a derramar lágrimas. ‘Abdur Rahman bin Auf dijo: '¡Oh, apóstol de Allah, incluso tú lloras!'. Él dijo: 'Oh IbnAuf, esto es misericordia’. Luego lloró más y dijo: ‘Los ojos están derramando lágrimas y el corazón está afligido, y no diremos nada excepto lo que complace a nuestro Señor. ¡Oh Ibrahim! De hecho, nos entristece tu separación’”.[2] Si los seres humanos más grandes que caminaron por la tierra, aquellos que fueron los más queridos por Allah (swt), experimentaron tal tristeza, entonces, ¿cómo podemos atribuir nuestros sentimientos de dolor a la falta de fe? Allah (swt) no reprendió al Profeta Muhammad ﷺ cuando se lamentó por la pérdida de su hijo porque el dolor, la tristeza y las emociones difíciles no indican dudas en Allah ni una debilidad en nuestra relación con Él. Las emociones fueron creadas por Allah y sirven un propósito. Por lo tanto, decirte a ti mismo que «no debes» sentirte de cierta manera niega una parte esencial que Allah ha colocado dentro de ti.

Entendiendo Tus Pensamientos y Emociones

Cuando creamos reglas y expectativas poco realistas para nosotros mismos y para los demás, nos estamos involucrando en un patrón de pensamiento poco saludable llamado «Afirmaciones Debería«. Este es un tipo de distorsión cognitiva en la que usamos palabras como «debería», «tengo que…» y «debo” para crear ideas que nos lleven a sentirnos presionados y resentidos. Estas afirmaciones pueden establecer estándares inalcanzables para nosotros mismos y para otros. Las Afirmaciones Debería involucran el funcionamiento de reglas rígidas y no permiten la flexibilidad.[3]

Las Afirmaciones debería/debo son similares al concepto de «si tan solo»: la idea de que a ti o a tu vida le falta un componente esencial, con el cual todo sería mejor. Este es un patrón de pensamiento que conduce a una constante insatisfacción, descontento y arrepentimiento. Este patrón de pensamiento también conduce a otras distorsiones cognitivas que pueden producir una autoimagen negativa.

Considera estos ejemplos:

No debería haber comido eso. No puedo controlarme. Debería ser más delgado. Si tan solo pudiera perder esas 20 libras adicionales, encontraría a alguien con quien casarme. Nadie me encontraría atractivo”.

«Él no debería ser tan desconsiderado y egocéntrico. Debería llegar a tiempo en lugar de constantemente llegar tarde. Si tan solo él no llegara tarde, no me sentiría resentido».

No debería gritar tanto a mis hijos. Debo ser una mala madre y un fracaso. Si tan solo fuera una mejor madre, todo encajaría automáticamente”.

El Profeta ﷺ dijo: “… Busca la ayuda de Allah y no te desanimes, y si algo te llega (en forma de problemas), no digas: ‘si tan solo no hubiera hecho eso, no habría sucedido esto’, sino di: ‘Allah hizo lo que Él había ordenado hacer’. Tu ‘si tan solo…’ le abre la (puerta) a Satanás”.[4]

Cuando las cosas no van como anticipamos, ocurre algo traumático o trágico, o experimentamos emociones incómodas, nuestra mente trata de dar sentido a lo que está sucediendo. Creemos que nuestras vidas, nuestras mentes y nuestras emociones deben funcionar de cierta manera. Cuando cualquiera de estos se desvía, sacamos ciertas conclusiones. Podemos comenzar a pensar en las cosas que deberíamos haber hecho de manera diferente o en las cualidades negativas que nosotros, u otros, debemos poseer para que esto haya sucedido.

“Mi mejor amiga falleció hace un mes. Debería poder volver a mi vida cotidiana a estas alturas. Debo estar haciendo algo mal porque sigo llorando todos los días”.

“Todos dicen que un musulmán no debería sentirse triste. Tal vez mi fe es el problema aquí”.

Debería tener una fe más fuerte. Debo ser un mal musulmán por sentirme así.”

O

“¿Por qué ella sigue estando tan triste todos los días? Ni siquiera estuvo comprometida por mucho tiempo. Ella encontrará a alguien más. Ya debería haberlo superado”.

“Ella debería entender que Allah decretó esto. Si todavía está triste por eso, debe estar dudando de Allah. Debe ser que tiene una fe débil”.

Maneras No Saludables de Hacer Frente a Emociones Difíciles

Como seres humanos, intentamos hacer frente a las emociones negativas de diferentes maneras. A menudo intentamos alejar nuestras emociones difíciles o las emociones difíciles de los demás. Nos hacen sentir incómodos y es un proceso doloroso el quedarnos con estos sentimientos. Puedes descubrir que tratas de distraerte, pones una sonrisa falsa o incluso recurres al consumo de drogas o alcohol para aliviar el dolor que estás sintiendo. Es posible que los demás invaliden tus emociones porque no entienden o no saben cómo tratar con ellas.

Otra forma en que podemos tratar de rechazar estas emociones difíciles es a través de la racionalización. Nuestras mentes siempre buscan darle sentido al mundo, particularmente cuando las cosas parecen caóticas. Nuestros cerebros, naturalmente, intentan hacer conexiones incluso cuando no existe una conexión realista. Podemos conectar dos eventos o pensamientos que ocurren casi al mismo tiempo, ya sea que exista o no una relación real entre ellos. Por lo tanto, cuando nos sentimos deprimidos, podemos sentirnos más lejos de Allah y del Islam. Esto puede resultar en conectar sentimientos de tristeza, pena o dolor con una falta de fe, aunque los dos no estén necesariamente conectados.

Cuando las personas que nos rodean se sienten incómodas al vernos en dolor, pueden involucrarse en algo llamado desvío espiritual,[5] un proceso mediante el cual se utilizan ideas y prácticas espirituales para eludir o evitar enfrentar problemas emocionales y heridas psicológicas. En momentos de estrés o tristeza, las personas pueden decirnos: “Debes orar más. No debes estar rezando lo suficiente». Hay un mérito absoluto y una verdad en la idea de que la oración puede brindar una sensación de consuelo, como Allah le dice al Profeta Muhammad ﷺ en Surah al-Hijr: «Sé que te apenas por cuanto dicen, pero glorifica con alabanzas a tu Señor y cuéntate entre quienes se prosternan [en oración para aliviar su angustia]”.[6] Junto con esto, también debemos entender que el trauma y los sentimientos fugaces de tristeza no son lo mismo. Y mientras la oración es sanadora, Allah (swt) nos proporciona muchos medios a través de los cuales podemos transitar hacia la sanación junto con nuestra conexión con Él. Si bien se puede alentar a un paciente con cáncer a que ore por su salud, la quimioterapia también es un medio necesario para curar el problema subyacente. De la misma manera, alguien que está luchando debido a una herida emocional o psicológica necesita curar la herida a través de un tratamiento adecuado, como dijo el Profeta Muhammad: “Allah ha enviado la enfermedad y la cura, y Él ha designado una cura para todas las enfermedades, así que trátense medicinalmente, pero no usen nada ilegal”.[7]

Qué está Pasando en tu Cerebro

Todo trauma tiende a asociarse con una pérdida, ya sea la pérdida de la seguridad y la protección después de un desastre natural, la pérdida de un futuro esperado después de un accidente que causa problemas de salud a largo plazo, o la pérdida de la esperanza después de una catástrofe repentina. Si bien es seguro decir que el trauma casi siempre implica que hubo una pérdida, lo inverso no es cierto: la pérdida no siempre es traumática. El dolor es una respuesta saludable a una pérdida, es la experiencia natural de una herida que necesita curación. Por lo tanto, no hay nada intrínsecamente problemático en lamentar la pérdida de alguien o algo.[8] Sin embargo, cuando no tenemos la oportunidad de lamentarnos por completo y de adaptarnos a la pérdida que hemos experimentado, nos seguirá afectando, a menudo de forma sutil, incluso años después. Sin el duelo y la adaptación adecuados, el impacto de la pérdida puede ser una experiencia traumática.

George Engel, Doctor en Medicina, relacionó el duelo por la pérdida de alguien o algo con la curación de heridas físicas, lo que implica que la pérdida de un ser querido es psicológicamente traumática de la misma manera que ser gravemente herido sería fisiológicamente traumático.[9] Ambos tipos de heridas necesitan curarse; de lo contrario, se producen más complicaciones, como la manifestación de un trauma.

Cuando no somos capaces de lamentarnos por completo y una experiencia se convierte en una fuente de trauma, nuestro sistema nervioso central se desregula y se vuelve hiperactivo. Cuando esto sucede, somos empujados al modo de supervivencia, que apaga la parte responsable del funcionamiento ejecutivo de nuestro cerebro y nos impide pensar con claridad. Es por esto que podemos reaccionar ante situaciones de formas poco saludables o hacer cosas en momentos de estrés que no habríamos hecho en tiempos de tranquilidad.

Si alguna vez le gritaste a un ser querido cuando estás particularmente abrumado o si alguna vez has hecho algo que sabes que te alejará de Allah (swt) cuando te sientes destrozado, considera lo que está sucediendo en tu cerebro durante estos momentos. De la misma manera en que podemos hacer cosas que sabemos que son inútiles en estos momentos, también podemos evitar hacer cosas que puedan proporcionarnos un poco de alivio.

Esta es una de las razones por las que algunas personas luchan para adorar a Allah en momentos de extrema tensión. Nuestra corteza pre frontal, la parte de toma de decisiones de nuestro cerebro, sabe racionalmente que la oración, hacer du’aa o reflexionar sobre los versos del Corán, probablemente será útil durante los momentos difíciles, pero esta parte de nuestro cerebro tiende a apagarse en respuesta al trauma.[10] Cuando la parte del «centro de activación del peligro» (incluida la amígdala en la imagen siguiente) de nuestro cerebro es dominante, hay una disminución de la autoconciencia, nuestra capacidad de autoevaluación y nuestra capacidad para establecer metas. Todo esto requiere procesos de pensamiento avanzados, que son muy difíciles de sostener en tiempos de estrés extremo.[11]

También puedes pensar: “Incluso durante tiempos realmente difíciles, continué orando pero la oración se sintió diferente. No podía concentrarme y no podía obtener alivio a través de ella. ¿No debería la oración brindarme consuelo durante mis luchas?»

La oración puede brindarnos un alivio inmediato cuando somos capaces de concentrarnos completamente en nuestras palabras, nuestros movimientos y los sentimientos dentro de nuestro cuerpo mientras oramos. Esto se llama atención plena y también es muy similar al concepto de jushu’, o concentración en la oración. Este tipo de concentración activa nuestra corteza prefrontal y puede ayudarnos a pasar del modo de supervivencia estresado a un estado más tranquilo y consciente.[12]

Sin embargo, para que una actividad pueda ayudar, nuestro cerebro necesita registrarla. Un estudio ha demostrado una asociación entre la oración y la capacidad de reajustar la parte del «pensamiento» de nuestros cerebros.[13] Sin embargo, el recuerdo de los eventos traumáticos causa un aumento de la función de la amígdala y una disminución de la función prefrontal. Esto significa que el recuerdo de una situación difícil apaga la parte del «pensamiento» de nuestros cerebros y enciende la parte de «supervivencia». Esto nos dificulta centrar nuestra atención en la tarea en cuestión,[14] ya sea en nuestras oraciones diarias, tareas del trabajo, o incluso hacerle recordar a tu hijo ponerse los zapatos antes de salir de casa.

Cuando estás sufriendo o sobreviviendo a un trauma, tu lucha por orar o sentirte elevado durante la oración no es una indicación del estado de tu corazón. Es una indicación del estado de tu cerebro: un cerebro que ha sufrido un trauma es un cerebro que tendrá problemas para concentrarse en otra cosa que no sea el dolor que está experimentando actualmente.

Cambiando Tus Pensamientos

Si sientes que tus emociones indican que no eres un buen musulmán, ese pensamiento puede cambiar. Consideremos la trayectoria a la que podría conducir este patrón de pensamiento:

“No debería estar triste. Mi fe no debe ser lo suficientemente fuerte.”

“Si tengo una fe débil, entonces mi relación con Allah es débil.”

“Si mi relación con Allah es débil, entonces Allah debe estar molesto conmigo.”

“Si Allah está molesto conmigo y me odia, entonces debo estar condenado.”

“Si estoy condenado, ¿qué sentido tiene tratar de cambiar las cosas?”

Aquí, vemos la conexión entre emociones, pensamientos y comportamientos. Cuando algo nos duele y establecemos estándares poco realistas para superar estas emociones, estos pensamientos poco saludables nos impulsan a un ciclo hiriente. Estos pensamientos negativos conducen a emociones negativas, que eventualmente producen comportamientos negativos.

Si tú u otras personas a tu alrededor están imponiendo una imagen fija de lo que significa ser un buen musulmán y esta imagen implica no lamentarse o no permitirse sentir emociones incómodas, puede que empieces a esperar que Allah quiera lo imposible de ti. Y si no puedes cumplir lo imposible, ¿para qué intentarlo? Esto puede tener un profundo impacto en nuestra relación con Allah.

Puedes encontrar algunas definiciones útiles a continuación.[15] Ten en cuenta: una gran cantidad de literatura islámica utiliza las palabras «culpa» y «vergüenza» indistintivamente. Es difícil traducir las terminologías en árabe directamente al inglés, por lo que aunque algunas publicaciones islámicas pueden describir la vergüenza como un atributo positivo, la forma en que el autor suele definir este concepto es compatible con la definición de culpa saludable a continuación. Cualquiera sea la terminología que se use, nuestro objetivo principal es impulsarnos hacia adelante para fortalecer nuestra conexión con Allah (swt) en lugar de aferrarnos a una experiencia emocional que nos empuja más lejos de Él.

La culpa saludable es un sentimiento de malestar psicológico por algo que hemos hecho que no es compatible con nuestros valores personales. Podemos usar esto para hacernos responsables y trabajar hacia cambios positivos. La clave aquí es identificar el comportamiento como inapropiado, en lugar de identificarte a ti mismo, como persona, como el problema. La culpa saludable es similar a lo que el Profeta ﷺ describió cuando dijo: “Consulta tu corazón. La rectitud es aquello con lo cual el alma se siente a gusto y el corazón se siente tranquilo. Y la mala conducta es lo que hace dudar el alma y causa inquietud en el pecho, aunque las personas hayan dado repetidamente su opinión legal [favorablemente]”.[16]

La culpa perjudicial es un sentimiento de incomodidad psicológica desproporcionada por algo que hemos hecho en contra de nuestros estándares irracionalmente altos. Esto podría ser acerca de algo pecaminoso o algo completamente benigno, como pedirle ayuda a alguien.

La vergüenza es una sensación intensamente dolorosa de que uno es esencialmente defectuoso. Sentimos esto porque nos vemos a nosotros mismos como indignos y profundamente defectuosos.

Considera las diferentes implicaciones de estas afirmaciones:

Culpa saludable: últimamente me he sentido tan mal que he estado luchando para poder orar. Siento que esto está afectando mi relación con Allah, así que hoy voy a orar por lo menos una oración, ya que sé que esto es una obligación y puedo sentirme bien al cumplir una obligación con Allah.

Culpa perjudicial: últimamente me he sentido tan deprimido que he estado luchando para poder orar. Debería poder hacerlo todo a la perfección y, si no puedo hacerlo todo a la perfección, no tiene sentido hacer nada en absoluto. Si no puedo continuar con todas mis oraciones, no debe haber ninguna esperanza así que no me molestaré en hacer ninguna de ellas.

Vergüenza: últimamente me he sentido tan mal que he estado luchando para poder orar. Allah debe odiarme ya que no puedo hacer nada bien, ya que ni siquiera puedo estar al día con las cosas simples. Debo ser una persona sin valor y un desperdicio de espacio en el mundo.

Un sentimiento de culpa equilibrado y saludable es una ventaja para que podamos hacernos responsables. ‘Umar ibn al-Jattab dijo: «Pidan cuentas a sus almas antes de que los llamen a rendir cuentas y sopesen sus almas (acciones) antes de que sean sopesados, ya que  hará la rendición de cuentas más fácil para ustedes mañana si se piden cuentas a ustedes mismos hoy”.[17] La culpa saludable funciona como una brújula para nuestros corazones y mentes.

Además, la culpa saludable nos recuerda los beneficios del arrepentimiento después de una elección cuestionable que hemos hecho. Allah dice en Surah az-Zumar: “Di: ‘¡Oh, siervos míos que están sumidos en el pecado [perjudicándose a sí mismos]! No desesperen de la misericordia de Dios. Dios tiene poder para perdonar todos los pecados. Él es el Perdonador, el Misericordioso’”.[18] Aquí, vemos una promesa de que Allah (swt) perdona cada pecado y que se nos manda a no desesperar nunca de Su Misericordia. Él no espera perfección de nosotros. Él nos recuerda que nada es irremediable y que Él cree que somos dignos de Su Perdón, incluso si nos cuesta perdonarnos a nosotros mismos.

Si bien el ser humano necesita imperfección, es increíblemente liberador darse cuenta de que no se trata tanto de nuestros pecados o de nuestras buenas acciones, sino que se trata fundamentalmente de Quién es Allah. Tenemos esperanza, no porque nuestros defectos sean pequeños, sino porque la misericordia de Allah es muy grande. Y tenemos esperanza, no porque nuestro arrepentimiento sea tan sincero que merecemos el perdón, sino porque la Compasión de Allah es muy vasta y Su promesa de perdón es verdadera. A veces, el énfasis excesivo en nuestros errores nos hace olvidar la Magnificencia y la Misericordia de quien ha prometido perdonar estos mismos errores cuando nos dirigimos sinceramente a Él.

Hazte estas preguntas cuando intentes deshacer tus afirmaciones «Debería»:

¿Con qué regla o suposición estás luchando en este momento?

Ejemplo: creo que mis sentimientos de tristeza significan que debo tener una fe débil.

¿Cómo afecta esto tu vida diaria?

Ejemplo: Me avergüenzo de pedirle ayuda a Allah porque no soy lo suficientemente bueno para merecerla. Ya no puedo rezar porque me siento inútil ante los ojos de Allah y no importa lo que haga, no creo que alguna vez sea suficiente.

¿Cuándo te diste cuenta por primera vez que esta regla tácita se convirtió en parte de tu vida? ¿Cómo la aprendiste? ¿Qué estabas pasando cuando la adoptaste por primera vez?

Ejemplo: cuando era más joven, siempre me decían que los musulmanes nunca se sienten tristes porque siempre están agradecidos a Allah, sin importar lo que pase. Mis maestros me dijeron: «La fe y la tristeza no pueden coexistir en un solo corazón». Entonces, cuando me sentí triste, asumí que mi fe desapareció.

¿Cuáles son algunas de las ventajas de esta suposición? ¿Cuáles son algunas de las desventajas? (¿Cómo te ayuda a ti creer esta afirmación «debería» y cómo te hace doler?)

Ejemplo: a veces, pensar de esta manera me empuja a orar más, ayunar más y leer más Corán, pero siempre termino retrocediendo poco después. Creer que mis sentimientos negativos significan que tengo debilidad, por lo general, me lleva a dejar de orar y dejar de hacer du’aa porque no siento que sea digno de ser escuchado por Allah.

¿Cuál es una posible regla/asunción/afirmación alternativa que te conviene más?

Ejemplo: Allah nos creó con emociones para un propósito. Los sentimientos de tristeza son normales y aceptables. Mi estado emocional no define mi relación espiritual con Allah (swt) ni mi capacidad para adorarlo.

¿Cómo puedes poner en práctica esta nueva y mejorada regla en tu vida diaria?

Ejemplo: puedo recordarme a mí mismo que los Profetas عليهم السلام experimentaron emociones difíciles y Allah los amó; por lo tanto puedo ser amado por Allah también. Aún puedo estar cerca de Allah incluso cuando siento sentimientos de tristeza.

Puede ser una lucha el superar la negatividad que estás experimentando, tanto que puedes comenzar a definirte en función de tus luchas. Considera cómo quieres ser definido. ¿Deseas definir tu relación con Allah en función a tu lucha actual o en función de la cercanía potencial que puedes esforzarte por alcanzar? Tu relación con Allah no necesita definirse por cómo te sientes en este momento.

A menudo nos identificamos con nuestras imperfecciones y los sucesos negativos que nos rodean en lugar de centrarnos en nuestras cualidades positivas y las cosas que van bien en nuestras vidas. Las pruebas también afligen a las buenas personas. Y las dudas, la debilidad en la fe y los pensamientos negativos también afectan a las personas buenas. No dejes que las cosas que van mal te definan. Nunca creas que estás más allá del perdón; Nunca subestimes la misericordia de Allah. Allah te ve y conoce tu corazón, tu mente y tus circunstancias mejor que tú mismo. Él conoce tus luchas. Permite que tus elecciones positivas tomen la delantera para definirte y definir tu relación con Allah.

Hadices Inspiradores Para la Reflexión:

El profeta Muhammad dijo: “En verdad, Allah ha registrado las buenas y malas acciones y las hizo claras. Quienquiera que intente realizar una buena acción pero no la haga, entonces Allah la registrará como una buena acción completa. Si alguien tiene la intención de hacerla y la hace, entonces Allah el Exaltado la registrará como diez buenas acciones hasta setecientas veces más o incluso más. Si pretende hacer una mala acción y no la hace, entonces Allah grabará para él una buena acción completa. Si la hace, entonces Allah le registrará una sola mala acción».[19]

El Mensajero de Allah dijo: «Allah Todopoderoso dice: Quienquiera que venga con una buena acción tendrá la recompensa de diez como esta y aún más. Quienquiera que venga con una mala acción será recompensado por una mala acción como esa o será perdonado. Quienquiera que se acerque a Mí la longitud de una mano, yo me acercaré a él la longitud de un brazo. Quienquiera que se acerque a Mí  la longitud de un brazo, me acercaré a él la longitud de una braza. Quienquiera que venga a mí caminando, vendré a él corriendo. Y el que se encuentre conmigo y sus pecados son tantos que llenan la tierra, y no asocie ningún ídolo conmigo, lo recibiré con mucho perdón».[20]

Mientras que Allah (swt) cuenta nuestros pecados como uno y multiplica nuestras buenas acciones al menos 10 veces, tendemos a hacer lo contrario. Los «debo» que dictan nuestras vidas tienden a borrar los esfuerzos que hacemos y se centran únicamente en los resultados finales. Sin embargo, como vemos en estos hadices, Allah (swt) nos recompensa enormemente por nuestros esfuerzos y, en lugar de enfatizar nuestros defectos, enfatiza nuestra capacidad perpetua de acercarnos a Él y recibir Su Perdón.

Ejercicio Práctico:

A. La trayectoria del pensamiento perjudicial

El primer paso para abordar nuestros procesos de pensamiento negativo es identificarlos. Usa esta plantilla para considerar la afirmación «debo» que te dices a ti mismo y cómo afecta tus patrones de pensamiento.

Afirmación «debería»: Debería… o no debería…

Ejemplo: nunca debería hablar con aspereza a mis hijos.

Ejemplo: mi esposa no debería quejarse todo el tiempo.

 

 

 

 

Si no cumplo esto, entonces eso significaría…

Ejemplo: si hablo con aspereza a mis hijos, significaría que no soy una buena madre.

Ejemplo: si mi esposa se queja, significa que es una persona infeliz.

 

 

 

 

Si eso es cierto, entonces significaría esto para mí…

Ejemplo: si es verdad que no soy una buena madre, entonces soy un completo fracaso.

Ejemplo: si es verdad que mi esposa no es feliz, entonces soy incapaz de hacerla feliz, lo que significa que deberíamos divorciarnos.

 

B. La culpa sana, la culpa perjudicial y la vergüenza

Considera la afirmación «debería» que escribiste anteriormente. ¿La trayectoria de tu pensamiento te lleva a una culpa saludable que te impulsa hacia un cambio positivo, a una culpa perjudicial que se debe a estándares insalvablemente altos o a una vergüenza que te hace sentir desesperanzado y sin valor? Escribe tu afirmación «debería» y escribe cómo se puede interpretar a través de las diferentes lentes de culpa sana, culpa perjudicial y vergüenza.

Afirmación “Debería”:

 

 

Culpa saludable: un sentimiento de malestar psicológico por algo que hemos hecho que es objetivamente incorrecto. Sentimos esto cuando actuamos de una manera que rompe los estándares objetivos de comportamiento moral. Podemos usar esto para hacernos responsables y trabajar hacia cambios positivos. La clave aquí es identificar el comportamiento como inapropiado, en lugar de identificarte a ti, como persona, como el problema.

 

 

Culpa perjudicial: un sentimiento de malestar psicológico por algo que hemos hecho en contra de nuestros estándares irracionalmente altos. Podemos sentir esto cuando actuamos de una manera que no cumple con los estándares irracionales de comportamiento desarrollados en la infancia para complacer a un adulto.

 

 

Vergüenza: es una sensación intensamente dolorosa de que uno es esencialmente defectuoso. Sentimos esto porque nos vemos a nosotros mismos como indignos y profundamente defectuosos.

 

 

C. Deshaciendo las afirmaciones «debería»:

Hazte estas preguntas cuando intentas deshacer tus afirmaciones «debería»:

¿Contra qué regla o suposición estás luchando en este momento?

 

¿Cómo afecta a tu vida diaria?

        

¿Cuándo te diste cuenta por primera vez que esta regla tácita se convirtió en parte de tu vida? ¿Cómo la aprendiste? ¿Qué estabas pasando cuando la adoptaste por primera vez?

               

¿Cuáles son algunas de las ventajas de esta suposición? ¿Cuáles son algunas de sus desventajas? (¿Cómo te ayuda a ti el creer esta afirmación «debería» y cómo te hiere?)

               

¿Cuál es una posible regla/asunción/afirmación alternativa que te conviene más?

                

¿Cómo puedes poner en práctica esta nueva y mejorada regla en tu vida diaria?

 

 Caso Revisado

Mientras el dolor de Jadiyah continuó afectando su capacidad para actuar a diario, se acercó a un terapeuta y finalmente tuvo la oportunidad de procesar sus emociones en un espacio seguro y sin críticas. Cuando comenzó a sentirse validada, se dio cuenta de que la pérdida repentina de su amiga había sido una experiencia traumática para ella y nunca se había permitido explorarla por completo.

Jadiyah también descubrió que los procesos de pensamiento que rodeaban sus expectativas de cómo «debería» sentirse en respuesta a la muerte de Amina la estaban haciendo sufrir aún más. Se dio cuenta de que sus afirmaciones «debería» le impedían darle paso al dolor por completo y de que no podía avanzar sin abordarlas. Jadiyah también se dio cuenta de que sus afirmaciones «debería» estaban haciendo que se alejara de su relación con Allah, que era algo en lo que solía sostener para obtener apoyo. A través de la exploración con su terapeuta, se dio cuenta de que sus afirmaciones «debería» resultaban en un sentimiento de culpa y vergüenza perjudiciales. Jadiyah pensó: «Mi fe debería ser más fuerte. Todavía me siento triste, así que debo ser débil y un mala musulmana. Debería absorber todo esto y seguir adelante”. Jadiyah se había estado aferrando a un estándar imposible: la idea de que ya no estaba bien sentirse triste no es realista para nadie que haya perdido a alguien importante para él. Además, ella vio su dolor como una indicación de que algo estaba mal con ella, como persona y como musulmana. Esto hizo que se alejara de Allah debido a la vergüenza y exacerbara su depresión.

Al comprender el impacto que sus pensamientos negativos tenían en sus emociones, espiritualidad y actos, Jadiyah optó por deshacer sus afirmaciones «debería». Se dio cuenta de que le habían enseñado que la tristeza indicaba una falta de satisfacción y un cuestionamiento del decreto de Allah. Después de cambiar sus expectativas a otras más realistas, Jadiyah se dio cuenta de que aceptar el decreto de Allah y sentirse triste no se excluyen mutuamente y trabajó para crear nuevas reglas y expectativas para su vida en el futuro. Jadiyah determinó que Allah (swt) le proporcionó emociones y experimentar emociones fuertes durante los momentos importantes de su vida estaba bien. También decidió que ya no permitiría que las expectativas poco realistas de sí misma dictaran su relación con Allah y comenzó a ver su lucha como una oportunidad para acercarse a Él.

 

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Fuente: Yaqeen Institute For Islamic Research

 

[1] Lincoln, L. J. (2017). Reclaiming banished voices: Stories on the road to compassion. Bloomington, IN: Balboa Press, p. 95

[2] Saheeh al-Bukhari 1303

[3] Burns, D. D. (1981). Feeling good: The new mood therapy. New York, N.Y: Penguin Books

[4] Sahih Muslim 2664

[5] Cashwell, C. S., Bentley, P. B., & Yarborough, J. P. (2007). The only way out is through: The peril of spiritual bypass. Counseling and Values51, 139-148. doi:10.1002/j.2161-007X.2007.tb00071.x

[6] Qur’an 15:97-98

[7] Sunan Abi Dawud 3874

[8] Worden, J. W. (2009). Grief counseling and grief therapy: A handbook for the mental health practitioner (4th ed.). New York, NY, US: Springer Publishing Company

[9] Engel, G. (1961). Is grief a disease? A challenge for medical research. Psychosomatic Medicine2, 18–22.

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[11] Buades-Rotger, M., Beyer, F., & Krämer, U. M. (2017). Avoidant responses to interpersonal provocation are associated with increased amygdala and decreased mentalizing network activity. eNeuro4(3), ENEURO.0337-16.2017. doi:10.1523/ENEURO.0337-16.2017

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[15] The National Institute for the Clinical Application of Behavioral Medicine (2018, April) Guilt vs. Shame. Retrieved from URL: https://www.nicabm.com/guilt-vs-shame/

[16] 40 Hadith an-Nawawi 27.

[17] Ahmad (Az-Zuhd 2/30)

[18] Corán 39:53

[19] Sahih al-Bukhari 6491.

[20] Sahih Muslim 2687