La diferencia entre el Corán y los demas milagros anteriores de Al-lah – Nouman Ali Khan
Por Nouman Ali Khan
¿Cuál es la diferencia entre el Corán y todos los otros milagros? Todos los otros milagros eran para los ojos, para ver. Se podía ver a ese hombre volviendo a la vida – se podía ver. Se podía ver que se dividían las aguas – se podía ver eso. Pero el Corán no es para los ojos. ¿El Corán fue para qué? Notas algo, que penetra tu corazón.
Los milagros visuales eran para los mensajeros anteriores. Con el Corán: «ayaba inna sami’na Qur’anan, fastami’uu lahu, sami’naa wa ata’naa«. ¿Qué está diciendo Dios?: «¡Escucha, escúchalo!».
«Yaa aiuhannas Duriba mathalian fastami’u lahu» – escucha cuidadosamente, escucha a este Corán, que es un milagro para los oídos. Es diferente.
¿Todos los otros milagros eran para qué? Los ojos. Cuando yo estaba explicando esto a mi clase de quinto grado, un día uno de mis estudiantes dijo: «Oh, hombre…”. Le dije: «¿Qué pasó?», él dice: «No es justo», “¿Qué no es justo?», él dice: «Todos estos otros profetas hicieron milagros tan geniales. ¡Nosotros solo recibimos un libro!».
Sé que parece una blasfemia, pero él tiene su punto. Es diferente. Nosotros afirmamos que un libro almacenado en la biblioteca de la mezquita es un milagro de Dios, el milagro del Islam. La prueba del Islam está guardado en cada estantería, este Corán. Así que tiene que haber alguna base que debe ser explorada. ¿En qué nos basamos para hacer esta afirmación? ¿Y por qué Al-lah subhana hu wa ta’ala cambió la dirección de los milagros? Él no lo hizo al Corán algo para ser apreciado con los ojos.
Cuando la gente vio la división de las aguas, le decían a sus hijos al respecto: «¡Lo vi con mis propios ojos!» Los niños escuchaban. Luego se lo contaron a sus hijos, y sus hijos le dijeron a sus hijos hasta que pasó a nosotros; y le decimos a nuestros hijos en la escuela: «Hey, por cierto Moisés, ¿qué hizo?», «Aah, pasó por el agua, sí, hizo algo con el agua». Es solo una historia ahora. ¿Para las personas que estaban allí era solo una historia? No, era un milagro. Pero para la gente después de ellos es solo una cuestión de fe. No es un milagro para ellos, sino que es una cuestión de fe, pero no de un milagro. Debido a que un milagro es algo que se podía ver, algo que se podía experimentar y algo que se puede degustar.
Así que ahora viene el ateo, el incrédulo, viene donde el cristiano o el judío y le dice: «¿Crees que Jesús hizo revivir, ya sabes, al joven muerto? ¿¿cómo crees eso??» Él dice: «Sí», él ateo dice: «¿Por qué?», «Porque la Biblia lo dice». El ateo le contesta: «¿Estabas allí cuando sucedió? ¿Alguien lo grabó? ¿Está en YouTube? ¿Por qué lo crees?»
¿Qué dice el cristiano?: «Está en mi corazón». Es todo lo que tiene para decir.
El mismo ateo, el mismo kafir, el mismo incrédulo se va al musulmán: «¿Crees que el Corán es la palabra de Dios?». El musulmán le contesta: «Sí». El ateo dice: «Oh, sí, viste al ángel descender?», «no, no lo vi «, «Entonces, ¿cómo sabes que esa es la palabra de Dios?». El musulmán le dice: «Bueno, vamos, ven a estudiar el Corán, deja que te enseñe. Déjame mostrarte. Déjame mostrarte por qué esto no puede venir de un ser humano».
Esa parte siguiente cuando dice «déjame mostrarte», eso es lo que necesitamos saber. Necesitamos esa parte para nosotros mismos y para los demás.
Realmente lo necesitamos para nosotros mismos porque no hay impulso en la fe como el impulso que se obtiene cuando ustedes experimentan un milagro de Dios. No hay nada como eso. Y lo necesitamos para ser capaces de ilustrar a los demás, porque entonces la cuestión los perseguirá a ellos – no van a dormir por la noche pensando: «Hombre, no he tenido una respuesta adecuada para ese tipo. ¡Tengo que mirar esto!»
Tengo un amigo que era ateo, llamaba a los programas religiosos en todo el país solo para pelear con los presentadores. Y él les hacía preguntas. Hasta que se topó con un sheij que le dio un milagro del Corán. Y mi amigo le dijo: «Ah, sí, bueno, voy a hacer mi investigación». Y él hizo su investigación, e hizo su investigación otra vez, e hizo su investigación otra vez. Y no podía encontrar nada hasta que tuvo que renunciar, literalmente, se dio por vencido, y declaró la shahada.
Y dice: cuando digo «Yo soy musulmán», ¿saben lo que significa ser musulmán, no? – El que se somete. Él dice: “yo me sometí literalmente”. Tuvo que rendirse, no podía luchar más. No tenía a donde ir, ¡subhan Al-lah! Eso es lo que tenemos que revivir, eso es algo que tenemos que apreciar.