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La sharía: Entre los textos y la realidad

El fiqh es una de las ciencias islámicas más esenciales y prácticas. Su tema son las acciones de los individuos responsables (mukallafin) en cuanto a si son obligatorias, recomendadas, permisibles, inadmisibles o aborrecidas.

Las enseñanzas del Islam fueron enseñadas por el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) a lo largo de su vida. Su sunna nos ofrece una gran cantidad de diferentes circunstancias y contextos que él y sus compañeros experimentaron. Esto agregó a las enseñanzas de nuestra fe un componente humano significativo. Nuestros eruditos estudiaron y utilizaron la sunna del Profeta para extrapolar principios y pautas para la comprensión.

Dado que las personas pueden experimentar circunstancias únicas que pueden dificultar su capacidad de cumplir o que pueden justificar consideraciones especiales, los eruditos han señalado varios factores que el faqih (jurista) debe tener en cuenta al ofrecer un fallo legal (fetua).

Aunque nuestros predecesores tenían sus posturas legales que cambiaban, están de acuerdo en que los textos religiosos no deben separarse del contexto.

Este artículo abordará:

  • La importancia del contexto en la práctica del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él), los compañeros y los fuqaha’ (juristas).
  • El sentido práctico del fiqh y la importancia de negociar entre la teoría y la realidad dentro de un marco legal aceptable.
  • Los peligros de tratar textos aislados de la realidad y limitar la dinámica del fiqh a citas y memorización.
  • Conceptos que arrojan luz sobre la importancia de la información específica del caso al tratar con textos religiosos (costumbres y el cambio de la fetua con el tiempo y el lugar).

La Importancia del Contexto

El Islam ha dado un gran mérito a comprometerse con la vida diaria y la sociedad, ya que en ello manifestamos nuestra servidumbre a nuestro creador y nuestra adhesión a Sus enseñanzas.

Al-lah, glorificado y exaltado, ha descrito a Sus profetas como aquellos que viven entre su gente:

Todos los Mensajeros que envié antes de ti [¡oh, Muhammad!] se alimentaban y caminaban por el mercado [procurando su sustento] (Al-Furqan 25:20)

Al-lah Todopoderoso, declara: El Compasivo enseñó el Corán, creó al ser humano y le enseñó a hablar con elocuencia. (Ar-Rahman 55: 1-4)

Al-lah ha elegido la elocuencia, o en otras palabras, la expresión efectiva, como una cualidad distintiva de la humanidad. Los eruditos de la balaghah (retórica) han definido la elocuencia como: La idoneidad del discurso según la condición en que es entregado.[1]

Tal característica, la capacidad de distinguir diferentes condiciones y abordar cada una de ellas con las palabras más adecuadas es el núcleo de la sabiduría y se basa en el contexto de la comprensión. Al-lah dijo con respecto a la sabiduría:

¡Señor nuestro! Haz surgir de entre nuestra descendencia un Mensajero que les recite Tus palabras y les enseñe el Libro y la sabiduría, y los purifique (Al-Baqarah 2: 129)

Al explicar la sabiduría mencionada en el versículo, Ibn Qutaybah dijo: “Es conocimiento y acción juntos; un individuo no puede ser sabio hasta que los reúna a ambos”[2].

El Corán dio a entender la importancia de comprender la naturaleza de las personas:

Algunos beduinos son más incrédulos e hipócritas [que los habitantes de las ciudades], y es más probable que no conozcan los preceptos que Dios reveló a Su Mensajero. Dios todo lo sabe, es Sabio. (At-Tawbah 9: 97)

Es menos probable que ellos conozcan los límites debido a su distancia geográfica para escuchar el Corán y la sunna[3]. Por lo tanto, las acciones de nuestro amado profeta (la paz y las bendiciones sean con él) resaltaron su sabiduría al tratar con estas personas que eran más susceptibles a no darse cuenta porque él entendía su realidad:

Anas ibn Malik (que Al-lah esté complacido con él) informó: Mientras estábamos en la mezquita con el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él), un árabe beduino entró y comenzó a orinar. Los compañeros del Profeta comenzaron a reprenderlo y le ordenaron que se detuviera.

El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) dijo: “No lo molesten. Déjenlo». Entonces, lo dejaron hasta que terminó, luego el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) lo llamó y dijo:

“Estas masjids no son adecuadas para orinar o para cualquier suciedad. Más bien, es para recordar a Al-lah, hacer oraciones y recitar el Corán».

Luego, ordenó a los compañeros derramar un balde de agua sobre la orina” (Al-Bujari y Muslim).

Y en otra variación, el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) instruyó a los compañeros:

«De hecho, fueron enviados como portadores de las antorchas de la facilidad, y no fueron enviados como portadores de las antorchas de las dificultades» (At-Tirmidhi).

Por otro lado, encontramos que él (la paz y las bendiciones sean con él) reprendió a los que estaban al tanto de los límites. Usamah ibn Zayd informó:

El Profeta (que la paz y las bendiciones sean con él) nos envió a una campaña, y me encontré con un hombre que dijo ‘La ilaha illah Al-lah’ (No hay ninguna deidad digna de adoración excepto Al-lah), y lo apuñalé, y yo me sentí incómodo.

Entonces, se lo mencioné al Profeta (la paz y las bendiciones sean con él), y él preguntó: «¿Dijo la ilaha illah Al-lah y lo mataste?»

Le dije: Oh Profeta de Al-lah, lo dijo por miedo a las armas.

El Profeta (que la paz y las bendiciones sean con él) respondió: «¿Has visto dentro de su corazón y supiste ciertamente que lo dijo por esa razón o no?»

El Profeta (que la paz y las bendiciones sean con él) continuó repitiendo la pregunta hasta que deseé haber abrazado el Islam ese día” (Muslim).

Los Compañeros del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) aprendieron bien de la escuela profética la importancia de entender a las personas y el contexto. Ibn `Abbas opinaba que quien mata a un creyente puede arrepentirse. Sin embargo, una vez que un hombre se le acercó y le preguntó: «¿Tiene la persona que mata a un creyente la oportunidad de arrepentirse?»

Ibn Abbas respondió:

«No, solo el fuego del infierno».

Cuando el hombre se fue, los que estaban sentados en su reunión declararon: «Esa no es la fetua que solías darnos. Declaraste que para alguien que mata a un creyente hay una oportunidad para un arrepentimiento aceptado, entonces, ¿qué cambió hoy?»

Él respondió: «Creo que está enojado y está contemplando el asesinato de un creyente». Entonces, enviaron a alguien en busca del hombre y descubrieron que ese era el caso[4].

El Sentido Práctico del Fiqh

Los eruditos y fuqahaa’ en el legado islámico también han enfatizado que es esencial para emitir decisiones legales (fetua) tener una base sólida para comprender el contexto y las personas. A menudo existe una discrepancia entre la teoría y la realidad y el erudito debe ser capaz de negociar entre la teoría y la realidad. El imam ibn al-Qayyim dijo:

“El faqih es aquel cuya práctica está entre las obligaciones y la realidad, e intenta establecer obligaciones religiosas lo mejor que pueda. El faqih no es el que crea fricción y divergencia entre las obligaciones religiosas y la realidad, ya que cada época tiene sus respectivas decisiones, y las personas de una época son más afines a ellas que sus antepasados”[5].

El imán Ahmad dijo: «El individuo no debe presentarse para la fetua hasta que conozca a la gente». El imam ibn al-Qayyim comentó sobre esta declaración del imam Ahmad:

Este es un gran principio que un muftí y un gobernante necesitan. Entonces, si él no comprende este principio y comprende los mandamientos y prohibiciones religiosas, al tratar de aplicar uno al otro, corromperá más de lo que rectifica.

Si él no comprende los mandamientos religiosos y las personas, verá al opresor como oprimido y viceversa, y verá lo bueno como malo, y será fácilmente engañado[6].

Los juristas shafiitas han dictaminado que es detestado (Makruh) que el juez emita un fallo bajo ciertas condiciones porque son factores que bloquean el juicio e influyen en su estado mental. Al-Qadi Abu Shuja` Al-Asfahani dijo:

Y debe evitar emitir fallos en diez condiciones: ira, hambre, sed, estado de agitación fuerte, tristeza extrema, felicidad extrema, enfermedad, problemas para defecar, agotamiento o calor o frío extremo[7].

La regla general es que es detestado juzgar bajo toda condición que influya negativamente en su carácter. También dictaminaron que es inadmisible (haram) que acepte obsequios de los ciudadanos en su jurisdicción y que sus decisiones sobre sus ascendientes y descendientes no son válidas por la influencia plausible que estos asuntos tienen en su juicio[8].

Teoría y Práctica

En consecuencia, es absolutamente necesario que alguien que aborda la realidad en nombre de la fe tenga una fuerte comprensión de las enseñanzas teóricas, el contexto y cómo aplicar la teoría al contexto (Tanzil al-Hukm).

Este proceso muy complejo e intrincado es el núcleo del Ijtihad y la fetua, lo cual es el epítome del fiqh. La ausencia de cualquiera de estos elementos puede tener repercusiones devastadoras. Por lo tanto, el Dr. Yusuf Al-Qaradawi dijo:

«Me he beneficiado de las mentes de mil cuatrocientos años de nuestra Ummah, y he aprendido del Ijtihad realizado por las diversas escuelas jurídicas… No podemos decir que dependeremos del trabajo moderno y olvidemos el trabajo clásico; más bien, debemos tomarlo y construir sobre él porque las generaciones se completan mutuamente”[9].

Él también dijo:

“Sin conocer a las personas y vivir su realidad y sus desafíos, el muftí caerá en grandes errores y tendrá una visión surrealista de los problemas. Vivirá en un mundo y el resto del mundo en otro porque solo sabe lo que debería ser el status quo en lugar de lo que realmente es el status quo, mientras que son dos asuntos muy diferentes”[10].

Y también advirtió:

«Uno de los peligros en los que caen muchos muftis hoy es sucumbir a la realidad actual y todo lo que contiene de desviaciones y desafíos contra las enseñanzas del Islam… Sin duda, muchas personas que hablan del Islam y sus enseñanzas luchan contra la derrota espiritual ante esta realidad y sienten debilidad severa contra sus inmensas presiones”[11].

El imam ibn al-Qayyim dijo: El muftí o gobernante no puede juzgar, excepto por dos tipos de comprensión:

  1. Comprender el contexto y deducir el conocimiento de lo que realmente ocurrió mediante signos e indicaciones.
  2. Comprender la obligación religiosa relacionada con ese contexto; entender la decisión de Al-lah en Su libro o en la lengua de Su profeta con respecto a ese contexto particular.[12]

 Usando los Textos Fuera del Contexto

Los eruditos del Islam han transmitido los peligros de quien emite decisiones aisladas del contexto, y han denunciado la idea de acercarse a los textos sin tener en cuenta las circunstancias específicas del caso y las otras consideraciones del ijtihad. El Sheikh `Abdullah bin Bayyah mencionó:

Ibn Abidin dijo:

«Si tuvieras que decir: ‘Si este es el caso, el muftí no debería ofrecer juicio legal simplemente revisando un libro, incluso si ese libro fuese bien conocido’. Yo diría: Sí, ese es ciertamente el caso… Si se alcanzara el fiqh simplemente revisando el tema en su capítulo (en libros de fiqh), sería el conocimiento más fácil de lograr, y no necesitaría capacitación de un maestro experimentado o mucha inteligencia…[13].

El imam Ibn al-Qayyim dijo: «Quienquiera que emitiera fatwas a las personas simplemente citando libros mientras que (las personas) varían en costumbres, tiempos y condiciones, se ha desviado y ha causado que otros se desvíen»[14]

Fiqh vs. Memorización

El Sheij Abdullah bin Bayyah dijo:

“El muftí debe tener una idea de la realidad y la comprensión de las circunstancias específicas del caso para poder aplicar las reglas y principios del fiqh. Memorizar asuntos es insuficiente cuando el erudito es incapaz de aplicar esos asuntos a situaciones de la vida real y usar los principios de la deducción”[15].

El imán Ibn Rushd Al-Andalusi hizo la siguiente analogía de quienes suponen que sobresalir en fiqh se logra simplemente en virtud de la memorización:

La condición de estas personas es como la de alguien que supone que un zapatero es uno con un gran stock de zapatos y no el fabricante real. Está claro que habrá un individuo que tiene un tamaño de pie que no es adecuado para nada en su stock, y en ese momento, se pondrá en contacto con el fabricante que puede hacer zapatos de tamaños personalizados.[16]

La fetua Cambia con el Tiempo y el Lugar

La sunna de nuestro amado Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) nos ha enseñado que hay muchas circunstancias que justifican que una decisión legal religiosa sea cambiada. El siguiente hadiz sobre el criterio de besar a un cónyuge mientras ayuna ilustra esto. Se informó en la narración de Amr ibn Al-Aas:

Estábamos sentados junto al Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) cuando un joven vino y preguntó: «Oh profeta de Al-lah, ¿puedo besar mientras ayuno?»

El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) respondió: No.

Entonces, un anciano vino y preguntó: «Oh profeta de Al-lah, ¿puedo besar mientras estoy ayunando?»

Él respondió: sí.

Entonces, comenzamos a mirarnos el uno al otro. El profeta (que la paz y las bendiciones sean con él) dijo: “Sé por qué se están mirando el uno al otro. El anciano puede controlarse a sí mismo.” (Ahmad)

No todas las reglas son susceptibles de cambio con el tiempo y el lugar. Lo que cambia son las reglas basadas en Ijtihad. En cuanto a las reglas explícitas (qat`i), nunca pueden cambiar. Por lo tanto, las reglas de la herencia nunca pueden cambiar con la afirmación de que las mujeres en la actualidad tienen un estatus distinto en relación con el del pasado y la prohibición de estipular el interés en el contrato (Riba An-Nasa’) nunca puede cambiar en tierras musulmanas.[17]

El Sheij Mustafa Az-Zarqa dijo que las circunstancias que justifican el cambio con el tiempo y el lugar son de dos tipos:

  1. El cambio con el tiempo que requiere un cambio en las reglas del fiqh que se basan en Ijtihad. Este cambio necesario se deriva de la corrupción de los modales sociales, la ausencia de cautela religiosa (wara`) y la débil motivación para cumplir con las reglas religiosas, lo que se conoce como la corrupción del tiempo (Fasad Az-Zaman).
  2. Los avances humanos que generan nuevas condiciones administrativas, herramientas y equipos modernos que hacen que las construcciones sociales anteriores ya no sean adecuadas[18]

Un ejemplo del primer tipo es la decisión moderna de cerrar las mezquitas fuera de los tiempos de oración, aunque son áreas preparadas para el culto y las oraciones. Deberían estar abiertas en todo momento, como era la condición de nuestros predecesores, pero algunos eruditos modernos emitieron una fetua de que pueden cerrarse a veces para evitar robos y ofensas.[19]

Un ejemplo moderno de cambio de lugar en la fetua es el cálculo de oraciones en tierras donde el sol sale por un período de seis meses y se pone por un período de seis meses. El Dr. Yusuf Al-Qaradawi dijo:

Nuestra fetua para las personas en estas áreas es que deben calcular el tiempo. Deben dividir el año en días (24 horas) y calcular las cinco oraciones diarias de acuerdo con los tiempos de la Meca y Medina, las tierras de revelación, o de acuerdo con el país más cercano con días normales. La obligación del cálculo se tomó del conocido hadiz que habla del Dajjal y que el día se alargó al lapso de un año.[20]

La decisión establecida de que las oraciones deben rezarse en los tiempos asignados, al cual está en función de ciertos signos que aparecen en las distintas estaciones del día, tuvo que redefinirse en esta circunstancia extraordinaria debido a la ausencia de esos signos durante meses.

Un ejemplo moderno del tiempo que cambia la fetua es la obligación religiosa de registrar los contratos de matrimonio. En el pasado, no era obligatorio escribir el contrato de matrimonio porque el contrato se iniciaba religiosamente de forma oral. El Shaykh al-Qaradawi dijo:

Una de las cuestiones requeridas debido a la decadencia del carácter social y la audacia de las personas ante las prohibiciones es el registro de los contratos de matrimonio para proteger los derechos de los cónyuges y los derechos que conlleva el matrimonio, como el establecimiento de la paternidad de los hijos. Esto es obligatorio debido al temor de que uno de los cónyuges pueda negar su matrimonio[21].

El Papel del `Urf (Costumbres) en el Discurso de los Eruditos

En su base, el `urf (costumbres) es una evidencia religiosa acordada. Sin embargo, su ámbito de aplicación es un área de debate polémico entre los eruditos. Dado que las costumbres a menudo se basan en asuntos apropiados por las mentes humanas, sería incorrecto referirse a ellas como evidencia religiosa en todos los casos; de lo contrario, la mente se convertirá esencialmente en el juez de lo que constituye la Shariah, lo cual es algo inaceptable.[22]

A la luz de estas pautas básicas, menciono la declaración del Imam al-Qarafi:

“Siempre que se introduzcan nuevas costumbres, presta atención a ellas, y cuando ya no se practiquen, ignóralas y no te limites a lo que está escrito en los libros toda tu vida.

Más bien, si un hombre de otra tierra viniera a ti buscando fetua, no le informes sobre las costumbres de la gente de tu tierra. Más bien, pregúntale sobre las costumbres de su gente y hazlo responsable por eso, no por tus costumbres y lo que está en tus libros.

Esta es una verdad evidente, y limitarse para siempre a los libros es una desviación en la fe e ignorancia de los objetivos de los eruditos musulmanes y nuestros predecesores».[23]

Por lo tanto, las costumbres que contradicen los textos (nusus) no se tienen en cuenta, excepto en un ámbito limitado. Se pueden encontrar más detalles en los libros de Usul al-Fiqh (Principios de la jurisprudencia islámica), pero a los efectos de este artículo, es importante darse cuenta de que el `urf (costumbres) se tienen en cuenta en la mente de los faqih al emitir reglas religiosas.

Un ejemplo que puede usarse para este concepto es el testimonio de las mujeres según la opinión de algunos estudiosos como el Imam ibn Taymiyyah, Ibn al-Qayyim y Muhammad Abduh.

El imam Ibn Taymiyyah razonó que la sabiduría del testimonio de dos mujeres como equivalente al testimonio de un hombre es que las mujeres no solían ser idóneas para este tipo de sesiones y varios tipos de transacciones.

Pero si la experiencia, las prácticas y los hábitos de una mujer evolucionaran, su testimonio sería equivalente al testimonio de un hombre (incluso en derechos cívicos o préstamos).[24]

El imam Muhammad `Abduh mencionó este mismo concepto al contextualizar este asunto con respecto a las normas sociales históricas. Históricamente, las mujeres estaban lejos del mundo de los negocios y, por lo tanto, estaban lejos de poder adquirir experiencia en campos particulares. Este es un hecho histórico que puede evolucionar y cambiar y no se debe a características innatas inherentes a todas las mujeres en diferentes épocas.[25]

Conclusión

Transmitir textos a circunstancias de la vida real es una tarea compleja que los eruditos trataron con mucha delicadeza. Las citas anteriores afirman los peligros de que tal rol se deje a los caprichos de aquellos que no tienen la experiencia adecuada, y también destacan la importancia del componente de la vida y el contexto en la emisión de decisiones legales sólidas.

Darse cuenta de la naturaleza combinada de la erudición islámica es el paso adecuado para preservar el legado de nuestros predecesores y la sunna de nuestro amado Profeta (la paz y las bendiciones sean con él), y también es el curso adecuado para que los musulmanes tomen precauciones al hablar en nombre de la fe y ampliar los horizontes de los estudiantes de conocimiento.

Los conceptos abordados en este artículo contribuyen al marco más amplio del Ijtihad practicado por los eruditos durante más de mil cuatrocientos años.

 

Por Osamah Salhia

 

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Referencias

[1] Asaleeb al-Bayan, por Dr. Fadl Hasan Abbas página 23

[2] Tafsir Al-Baghawi (Al-baqarah 2: 1290

[3] Tafsir Al-Baghawi (At-Tawbah 9: 97)

[4] Musannaf ibn Abu Shaybah; Ibn Hajar dijo en At-Talkhees al-Habeer: “sus narradores son confiables”.

[5] I’lam al-Muwaqqi’in por Ibn al-Qayyim, Dar ibn al-Jawzi (2002) volumen 6 página 139

[6] Ibid. volumen 6 página 113

[7] Matn Al-Ghayah wat-Taqreeb

[8] Minhaj At-Talibeen, por Imam an-Nawawi, Dar Al-Basha’ir (2005), volumen 3 página 404 – 405

[9] Mujibat Taghayyur al-fetua fi ‘Asrina, por Dr. Yusuf al-Qaradawi, página 27

[10] Al-fetua Bayna al-Indibat wat-Tasayyub, por Dr. Yusuf al-Qaradawi, página 37

[11] Ibid. página 77

[12] I’lam Al-Muwaqqi’in

[13] Sina’at al-fetua, por Shaykh Abullah bin Bayyah, Dar al-Minhaj, página 29

[14] I’lam al-Muwaqqi’in, por Ibn al-Qayyim Dar ibn al-Jawzi (2002), volumen 4, página 470

[15] Sina’at al-fetua, por Shaykh Abdullah bin Bayyah, Dar al-Minhaj, página 23

[16] Bidayat al-Mujtahid wa Nihayat al-Muqtasid, Dar As-Salam, volumen 3, página 1716

[17] Sina’at Al-fetua, por Shaykh Abdullah bin Bayyah, página 185

[18] Al-Madkhal Al-Fiqhi Al-‘Aam, por Shaykh Mustafa Az-Zarqa

[19] Qaidah Al-Adah Muhakkamah, por Dr. Ya’qub Al-bahusayn, Maktabah ar-Rushd, página 225

[20] En el hadiz del Dajjal, los Compañeros le preguntaron al Profeta (que la paz y las bendiciones sean con él): Oh Profeta de Al-lah, en el día que es como un año, ¿serían suficientes las oraciones de un día para nosotros? Él dijo: «No, calculen para ello su cantidad merecida». (Muslim) Mujibat Taghayyur al-fetua, por el Dr. Yusuf al-Qaradawi, página 44-45

[21] Ibid. página 57

[22] Qaidah Al-Aadah Muhakkamah, por Dr. Al-Bahusain, página 128

[23] Al-Furuq, por Al-Qarafi, Mu’assasa Ar-Risala, volumen 1 página 387

[24] I’lam al-Muwaqqi’in, por Ibn Al-Qayyim, Dar Ibn Al-Jawzi (2002), página 178

[25] Tomado de un artículo titulado «The Testimony of Women in Islamic Law» por el Dr. Ali Jumu’ah