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Charla De Chicas: Repensando La Belleza Externa Y El Maquillaje

Por Theresa Corbin

La Obsesión Con La Apariencia

 

Una enfermedad de superficialidad y desperdicio

El gasto en productos de belleza ha aumentado significativamente en los últimos años y ha aumentado drásticamente en las últimas generaciones. En la última década, la vista anual de videos relacionados con la belleza ha aumentado exponencialmente.

La obsesión con la apariencia y la intensa presión para las mujeres (y cada vez más para los hombres) se ha convertido en una enfermedad de desperdicio y superficialidad. Estamos tomando el potencial humano y enfocándolo completamente en actividades superficiales.

Y la ummah no es inmune a esta enfermedad. Estamos en línea, en las redes sociales, recibiendo estos mensajes de toxicidad día tras día. Es difícil combatirlo. Es difícil pasar por alto la importancia que el mundo parece dar a la apariencia en la era de la imagen.

Estamos gastando más en ropa cara y maquillaje. Estamos utilizando más de nuestra capacidad intelectual para aprender a contornear y lo que está de moda esta semana. Estamos dejando que más y más vida se nos escape a medida que nos preocupamos por nuestras líneas de expresión mientras pasamos por alto actividades más significativas.

Conoce la fuente

«Sigue el dinero» es un proverbio popular porque la raíz de la mayoría de los males en el mundo se remonta a los intereses financieros. Al avivar las llamas de nuestra obsesión con la apariencia, la industria de la belleza y la moda tiene un interés personal en nuestro desperdicio y superficialidad.

Clairol nos enseñó que nuestro color de cabello natural no era lo suficientemente bueno. La industria de la crema blanqueadora les enseñó a las mujeres de piel oscura que eran «demasiado oscuras», y la industria del bronceado les enseñó a las mujeres de piel clara que eran «demasiado claras».

Nunca hubiéramos sabido que los dientes deben ser cegadoramente blancos, nuestras uñas deben ser de color rojo rubí, nuestras pestañas deben tener millas de largo.

Del mismo modo, la industria de la moda no solo nos ha convencido de que nunca, nunca usamos lo «correcto», sino que también ha alterado el tiempo para hacerlo. Solía ser que teníamos dos estaciones de moda para corresponder con las necesidades cambiantes del clima (primavera/verano y otoño/invierno).

Sino que ahora tenemos 52 micro estaciones en las que la ropa «estacional» se produce con tanta rapidez; estarás «pasada y fuera de estilo» en poco tiempo. Nuestro sentido debilitado de una misma, nuestra confusión sobre el propósito y el valor es el resultado final de estas industrias.

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Un ciclo de baja autoestima y arrogancia

Cuando la apariencia se convierte en nuestra única fuente de valor, crea un ciclo interminable de baja autoestima y arrogancia.

Al principio, nos enfocamos en lo que nos venden como nuestros defectos. Luchamos por solucionarlos, gastando todo lo que tenemos, incluso nuestra propia fuerza vital. Muchas no logran «arreglar» un defecto que en pocos años será una marca famosa de belleza.

Y así, se nos enseña a odiarnos a nosotras mismas porque nuestra valía como seres humanos está ligada a aspectos de nuestra apariencia sobre los que podemos hacer muy poco.

Nuestra estima se vuelve más débil. Y buscamos cualquier atisbo de afirmación, agarramos cualquier gota de valor. Y aquí es donde la arrogancia se cuela en el escenario.

Porque incluso si sentimos que no coincidimos con el ideal de belleza, nos decimos que al menos somos «mejores» que esas personas «feas». Diseccionamos lo que otros llevan puesto; cómo se aplican el maquillaje; qué color de ojos, cabello, uñas, ropa tienen.

Sin mostrar piedad, nos concentramos en lo delgados, altos, flacos, bajos que son. Y los criticamos para hacernos sentir algo valiosas, o al menos más superiores que alguien.

Pero los ciclos de baja autoestima vuelven cuando inevitablemente nos sale un grano, aumentamos algunas libras y eventualmente «perdemos nuestra belleza» porque nos vemos mayores.

Nuestro valor real

Pero podemos sanar este pensamiento retorcido y recuperar nuestro poder como seres humanos al comprender que Dios es el más justo.

Esto parece una afirmación extraña cuando se habla de apariencia. Pero si lo piensas bien, no elegimos los genes que forman nuestra apariencia y no podemos prevenir la vejez.

Y ser juzgado por algo sobre lo que tenemos tan poco control, como nuestra apariencia, es injusto. No solo es injusto, sino que es cruel, mezquino y perjudicial para el individuo y la sociedad en general.

Pero Dios es el más justo porque «Dios no mira sus apariencias, ni su atuendo, sino que mira sus corazones [y sus acciones]». (Narrado en Muslim) Allah mira esas cosas que están bajo nuestro control. Él mira el contenido de nuestro carácter.

Afortunadamente, lo bueno que es nuestro corazón es algo que está bajo nuestro control y algo que podemos desarrollar sin importar quiénes somos, cómo nos vemos o cuánto dinero tenemos. Y, como dijo Ali ibn Abi Talib (RA), «Quien se embellece por dentro, Allah lo embellecerá por fuera».

Balance

Como con todas las cosas islámicas, hay un equilibrio que debe alcanzarse aquí. El Profeta (PyB) dijo: «Nadie entrará al Paraíso teniendo el peso de un átomo de orgullo en su corazón». Un hombre dijo: «¿Qué pasa si a un hombre le gusta que su ropa se vea bien y sus zapatos se vean bien?», “Allah es hermoso y ama la belleza. El orgullo significa negar la verdad y despreciar a la gente». (Narrado en Muslim)

Allah es hermoso y ama la belleza. Es el dueño, creador y otorgante de la belleza. No hay nada de malo en tratar de lucir lo mejor posible. Es recomendable estar limpios y presentables. Es absolutamente necesario cuidar nuestros cuerpos con ejercicio y una buena nutrición. Ni siquiera es malo amar la ropa hermosa y amar y tratar activamente de lucir bella.

Pero el problema surge cuando desperdiciamos gran parte de nuestra vida y dinero, cuando compramos un sistema de valores falsos y cuando permitimos que otros bajen nuestra autoestima y/o nos permitimos ser arrogantes debido a lo superficial.

Si nos encontramos gastando todo nuestro dinero en lo superficial, podemos detenernos y pensar en gastar algo de eso en sadaqah. Si nos encontramos pasando todo nuestro tiempo en el espejo o tomándonos selfies, debemos recordarnos que el buen carácter es una belleza más duradera.

Si nos encontramos solo pensando en cómo nos vemos, debemos utilizar más de nuestro poder cerebral para obtener un conocimiento duradero. Si nos encontramos pensando que somos mejores o peores que otros en función de nuestro atuendo, tenemos que repensar eso y pensar en cómo nos ve Allah.

La belleza está en el ojo del espectador, y no hay mejor observador que Allah.

 

Fuente: https://aboutislam.net/family-life/your-society/rethink-outer-beauty-makeup/

Acerca de Theresa Corbin
Theresa Corbin es autora de The Islamic, Adult Coloring Book y coautora de The New Muslim’s Field Guide. Corbin es una estadounidense de origen francés y musulmana que se convirtió en el 2001. Tiene una licenciatura en inglés y es escritora, editora y artista gráfica que se enfoca en temas de conversión al Islam, islamofobia, problemas de la mujer y cerrar brechas entre la gente de diferentes religiones y culturas. Es colaboradora habitual de AboutIslam.net y la revista Al Jumuah. Su trabajo también ha aparecido en CNN y Washington Post, entre otras publicaciones. Visita su blog, islamwich, donde habla sobre la intersección de la cultura y la religión.