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“Mis Viejos Amigos Me Ven Como Un Traidor”: Este Es El Precio Que Paga Un Académico Distinguido Católico Por Respetar El Islam

Por Craig Considine

 

Nunca en mi vida pensé que me convertiría en un académico centrado en el Islam y las relaciones cristiano-musulmanas

Al crecer, mi pasión era jugar baloncesto y seguir a los Boston Celtics. Nunca tuve amigos musulmanes. De hecho, ni siquiera conocí un solo seguidor del Islam hasta mis años universitarios. Si me hubieras preguntado «¿Qué es un musulmán?» cuando tenía 16 años, no podría responderte. Pero todo cambió cuando sucedió el 11 de septiembre.

Los musulmanes eran vistos como «extremistas» y el Islam era una fuerza «malvada» que tenía que ser aplastada por las «personas amantes de la libertad». Cuando llegó el momento de elegir una disciplina académica en la universidad, elegí «estudios islámicos», no porque quisiera aprender sobre una gran religión y civilización mundial, sino para trabajar para la CIA y convertirme en espía para atrapar a los «malos».

Una de las primeras clases en las que me inscribí en la Universidad Americana fue «El mundo del Islam». Pensé que esta era una manera de aprender sobre por qué ocurrió un evento como el 11 de septiembre. El primer día de clase, aprendí sobre principios islámicos básicos como dar en caridad y rezar cinco veces al día. Me contaron sobre un hadiz, o dicho del Profeta Muhammad (PyB), que decía: «La tinta del erudito es más sagrada que la sangre del mártir». Recuerdo que uno de los estudiantes musulmanes de la clase se puso de pie y recitó un verso coránico, que decía: «Quitarle la vida a una persona inocente es como matar a toda la humanidad».

Lo que aprendí el primer día de clases no reflejaba lo que escuchas diariamente en los medios sobre el Islam y los musulmanes.

Desde 2004, me he enfocado la mayor parte de mi tiempo en investigar el Islam, la política internacional de los Estados Unidos con el «mundo musulmán» y las formas de cerrar la brecha entre cristianos y musulmanes en todo el mundo. Mi dedicación a estas actividades académicas ha sido enriquecedora más allá de la imaginación. He hecho queridos amigos musulmanes a quienes aprecio mucho. He podido viajar por el mundo y pasar tiempo con comunidades musulmanas de diversos orígenes.

Me han abierto sus escuelas, hogares y mezquitas. La hospitalidad, la calidez y el amor que los musulmanes me han mostrado a lo largo de los años me han convertido en un admirador del Profeta Muhammad (PyB) y en un individuo que tiene un profundo respeto por el Islam. No hay duda de que estas actividades y experiencias me han hecho una mejor persona.

Los musulmanes me han acercado a Dios. Por eso estoy siempre agradecido. Sin embargo, investigar el Islam y hacerme amigo de los musulmanes también ha tenido un costo serio para mis relaciones e interacciones sociales.

He perdido una buena cantidad de amigos debido a mis esfuerzos para arrojar una luz positiva sobre el Islam y el Profeta Muhammad (PyB). Los hermanos de la fraternidad que no comparten mis creencias políticas me eliminaron de su lista de amigos en Facebook. Algunos de ellos me han dicho que estoy en una «lista de vigilancia del FBI» debido a mis opiniones «radicales» sobre la mejora de las relaciones entre musulmanes y no musulmanes. Otros amigos que no se preocupan tanto por la religión o la política simplemente no pueden entender el tipo de trabajo que hago. Hace años, uno de mis amigos me preguntó: «¿Cuál es la diferencia entre el Islam y los musulmanes?»

La mayoría de mis amigos no tienen idea de ninguno de estos temas. Por lo tanto, es difícil para mí compartir mi pasión por aprender con ellos. Simplemente no pueden comprender los beneficios de un no musulmán que estudia el Islam.

Algunas personas de mi familia me consideran un «extraño» porque me interesa estudiar una religión que creen que es «extranjera». Esto es difícil para mí porque estos son los miembros de mi familia que deben preocuparse por las cosas que me importan. A una persona de mi familia le ha lavado tanto el cerebro la cobertura mediática del Islam que una vez me dijo: «Los musulmanes nos matan porque eso es lo que se supone que deben hacer a los cristianos. Está en el Corán».

Una Navidad, un miembro de la familia quería comprarme un libro que pensó que sería interesante para mí. Resultó que el libro era «Islam Para Novatos» del activista antimusulmán Robert Spencer. En otra ocasión, alguien cercano a mi familia inmediata pasó por mi biblioteca y tomó un libro llamado Los místicos del Islam. Me miró y dijo sarcásticamente: «¡Recuérdame leer este!»

Lo dijo en un tono condescendiente como si el libro fuera inútil. Para ser honesto, es doloroso ser visto como alguien que estudia algo que otras personas consideran irrelevante. Como te puedes imaginar, no se siente bien no ser apreciado.

Los no musulmanes no son las únicas personas que me menosprecian por investigar el Islam. Twitteo regularmente sobre el diálogo interreligioso y las formas de mejorar las relaciones cristiano-musulmanas. Los musulmanes me twittearán mensajes amorosos sobre el gran trabajo que estoy haciendo. Cuando respondo con «la paz sea contigo» y «Amén», dos frases cristianas típicas, comienzan a cuestionarme sobre mis antecedentes religiosos.

«¿Eres musulmán?» me preguntan. A lo que respondo: «No, soy católico». Segundos después, me doy cuenta de que tengo menos seguidores en Twitter. Estas personas me «dejan de seguir» por la simple razón de que no soy musulmán.

Otros musulmanes en Twitter hacen todo lo posible para convertirme al Islam. Me dicen que es imposible entender completamente una religión sin seguirla. Sugieren que «regrese» al Islam «antes de que sea demasiado tarde, antes del final del tiempo», como si fuera al infierno por ser católico. De acuerdo, tengo muchos seguidores musulmanes que realmente admiran mi trabajo para cerrar la brecha entre musulmanes y no musulmanes, pero ser menospreciado como académico no musulmán me lleva a creer que algunos musulmanes no son tolerantes con mi trabajo.

Estudiar el Islam tiene un precio.

Los viejos amigos me ven como un traidor; los miembros de la familia me ven como un «extraño», y los musulmanes me ven como alguien que nunca será lo suficientemente bueno. Estos desarrollos me hacen pensar profundamente sobre los temas de lealtad, amor y conocimiento. Afortunadamente, tengo espíritus afines en todo el mundo que entienden mi misión y que aprecian el coraje que se necesita para que una persona ponga relaciones en juego en un esfuerzo por adquirir conocimiento y comprender los misterios de nuestro mundo.

Ciertamente continuaré con este viaje. Pararse ahora sería rendirse a la estrechez mental, la intolerancia y la supremacía religiosa. Estos son los males en nuestro mundo y no dejaré de desafiarlos hasta que mis días en este planeta hayan terminado.

 

Fuente: https://mvslim.com/price-pay-respecting-islam/