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«Oh, el típico musulmán de Ramadán»: ¿Por qué juzgamos a los Musulmanes que solo practican durante el Ramadán?

Puede que no hayas rezado en todo el año y te hayas olvidado cómo hacerlo y hasta olvidaste las suras que habías memorizado, puede que hasta incluso se te haya olvidado dónde queda la alquibla. Ahora que llega Ramadán tienes que sentarte a «repasar» las expresiones en árabe de la oración, a memorizar de nuevo las suras que olvidaste. Y cuando estás en pleno Ramadán, puede que recibas comentarios como: «Probablemente volverás a beber después del Ramadán» y «¿Cómo es que ayunas pero no rezas?». No solo tienes que lidiar con tu propia culpa sino que también tienes que lidiar con los comentarios punzantes de los demás.

Algunos puede que esperen con ansias el Ramadán, otros no. Pero sí hay algo cierto: 1.800 millones de personas en todo el mundo se identifican como musulmanes, lo que significa que 1.800 millones de personas experimentan el Ramadán de forma diferente.

¿Qué es un Musulmán de Ramadán?

En caso de que tengas la suerte de jamás haber escuchado el término, es utilizado para describir a los musulmanes que solo se adhieren a las enseñanzas islámicas durante el mes de Ramadán. Es un musulmán que peca durante el año y trata de practicar su fe durante este mes. En algunas comunidades musulmanas, está mal visto actuar de esa manera. Pero mi pregunta es: ¿por qué?

Cuando notas que el traficante de drogas de la cuadra no está parado en la esquina de la calle, sino que reza en la mezquita, ello no debería molestar a nadie. Puede ser sorprendente e inusual, pero no es hipócrita. Después de todo, este mes está destinado al arrepentimiento, la orientación, la autorreflexión y el cambio. Si esa persona «pecadora» decide cambiar durante el mes de Ramadán, puede que sea más gratificante para Dios que la forma en que eligen otros practicar su fe durante ese mes. ¿Por qué algunas personas se sienten con derecho a practicar su fe y juzgar a otros que hacen lo mismo? Es posible que tengas antecedentes, historias de vida o luchas diferentes, pero aquellos que te juzgan no son menos pecadores porque pecan de manera diferente.

La “Policía Halal”

Para consternación de quienes prefieren mantener en privado sus vidas religiosas, es bastante común que las creencias de las personas y las formas en que eligen expresarlas se conviertan en temas de debate público. Desde parientes cercanos hasta extraños de internet, algunas personas se sienten envalentonadas para dar sus opiniones acerca de los viajes religiosos de otros.

La autoproclamada policía halal (individuos que se sienten con derecho a juzgar a otros desde una perspectiva religiosa) constantemente reclama superioridad religiosa y expresa sus opiniones problemáticas en línea.

Entre los muchos hábitos molestos de tales individuos está su tendencia a socavar los esfuerzos de otros musulmanes, como criticar el atuendo de una mujer que usa hiyab o despreciar a los musulmanes que solo practican la religión durante el Ramadán.

El ayuno no se trata solo de privación de alimentos. Sino que también se trata de no chismorrear ni criticar, se trata de superación personal y crecimiento.

Además, uno nunca debería hablar de los pecados de los demás: si nuestro Señor nos concedió perdón por nuestros pecados, puede que les conceda lo mismo a los demás. No lo olvidemos: Dios es Indulgente y Misericordioso.

Los «musulmanes de Ramadán» son musulmanes, punto.

Todos estamos tratando de practicar nuestra fe de la mejor manera que podemos o de la manera que consideremos más aplicable con nuestras propias creencias. Sin embargo, muchas veces en lugar de ser aplaudidos por nuestros esfuerzos, se nos desalienta a sentir que nuestros esfuerzos religiosos son inútiles.

Cada individuo experimenta un viaje espiritual único y vive muchas circunstancias diferentes, las que luego configuran su mentalidad y prácticas religiosas. Ya es hora de que dejemos de fingir que solo hay una forma estricta de ser musulmán. Al tratar a la religión como un todo o nada, la policía halal está perjudicando mucho a los musulmanes que luchan por cumplir con el estándar de «musulmán ideal» (o conscientemente eligen no hacerlo) y empujan a muchos a optar por uno de los dos extremos.

Además, un mes de ser un «musulmán de Ramadán» podría representar un punto de inflexión en el viaje espiritual de uno, teniendo en cuenta que podría llevar años de prueba y error lograr finalmente una devoción religiosa satisfactoria.

El Ramadán es un mes de disciplina, autorreflexión y crecimiento espiritual. Cualquier intento de observar el mes sagrado, independientemente de cómo se haga o si cumple con las tradiciones islámicas, debe ser respetado e incluso apreciado.

Todo se reduce a esto: todas las creencias y prácticas religiosas son dignas de respeto, independientemente de si se alinean o no con los estándares ideales. El respeto y la comprensión también deben extenderse a las personas que se desvían de la religión y luego encuentran su camino de regreso, incluso temporalmente.

Querida policía halal, presten mucha atención a cómo hablan cuando “aconsejan” a los demás, porque su actitud podría ser un pecado en sí mismo. El mundo no es blanco o negro.

Dejen a los demás ser «musulmanes de Ramadán» en paz. No, tachen eso. Dejen a los demás ser musulmanes.