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Las Bendiciones Inesperadas De Estar Solo

Por Juli Herman

 

Mi hijo de siete años se sentó en el suelo, estaba cavando un hoyo. A su alrededor, otros niños corrían, lloraban y reían en el patio de recreo.

«Es un niño tan extraño», comentó mi hija mayor. «¿Quién va al patio de recreo y cava agujeros en el suelo?»

En un instante, escenas de mi yo de diez años pasaron por mi mente. En ellas me agachaba, escondiéndome de enemigos invisibles en un bosque de plantas de tapioca. Apoyando mi espalda contra los troncos delgados, tiraba municiones de papel hacia mis perseguidores. Estaba en mi propio mundo, sola.

Se siente como si siempre hubiera estado sola. Yo era la única hija de mis padres. Estaba sola cuando se divorciaron. Estaba sola cuando una madrastra se fue y entró otra. Estaba sola con mi diario, lágrimas y libros cada vez que necesitaba escapar de las realidades negativas de mi infancia.

Hoy, soy una malaya solitaria que usa niqab en la mezcolanza de una comunidad predominantemente musulmana árabe, india y pakistani. Mi soledad solo se ha visto agravada por las elecciones que he tomado que van en contra de las normas sociales, como el niqab y la decisión de casarme joven y tener dos bebés durante mi primer y último año de universidad.

Cuando decidí educar en casa a mis hijos, ya no me asustaban los detractores. Me había acostumbrado tanto a estar sola que se convirtió casi en una segunda naturaleza para mí. Mis opciones culturales, religiosas y de crianza ya no dependían de la aprobación de las normas sociales.

Lo creas o no, todos estamos solos

En todo esto, me doy cuenta de que no estoy sola en esto de estar en soledad. Todos estamos solos, incluso en un océano de personas. No importa quién seas, o cuántas personas están a tu alrededor, estás solo en el sentido de que debes responder a las decisiones que tomas.

Las personas a tu alrededor pueden sugerirte o presionarte para que tomes decisiones específicas, pero tú solo tomas la decisión final y tienes la consecuencia final de cuáles son esas elecciones. Todo, desde lo que te pones, en quién confías y cómo planeas tu boda es el resultado de tu propia elección. Estamos solos en la sociedad, y a la vista de Al-lah (glorificado y exaltado sea Él) también.

La soledad es obvia cuando hacemos actos de adoración que son individuales, como ayunar, dar zakah y rezar. Pero también estamos solos en el Hayy, incluso cuando estamos rodeados por un millón de otros musulmanes. Estamos solos en que tenemos que hacer conscientemente la elección y la intención de adorar. Estamos solos para asegurarnos de hacer el Hayy en su verdadero espíritu.

Solo nosotros somos responsables ante Al-lah, y en el Día del Juicio, nadie llevará la carga del pecado de otro.

“Quien siga la guía será en beneficio propio, pero quien se desvíe solo se perjudicará a sí mismo. Nadie cargará con pecados ajenos. No he castigado a ningún pueblo sin antes haberle enviado un Mensajero». Sura Al Israa 17:15

El día que estés delante de Al-lah no tendrás a nadie a tu lado. Ese día estará cada ser humano respondiendo por sí mismo. Solo serás tú y Al-lah.

Incluso Shaytaan te dejará a las consecuencias de tus decisiones.

Cuando todos hayan sido sentenciados, el demonio dirá: «La promesa que Dios les hizo era verdadera, en cambio yo les hice promesas que no cumplí. Yo solo tenía poder para seducirlos mediante susurros, pero fueron ustedes quienes me siguieron. No me culpen ahora, sino que repróchense a ustedes mismos. Yo no puedo socorrerlos en nada ni tampoco ustedes a mí, y hoy me desentiendo de que me hayan asociado [a Dios]». Sura Ibrahim 14:22

Pero, ¿es malo estar solo?

La connotación que viene con la palabra «solo» la relega a algo negativo. Eres un perdedor si te sientas solo en la cafetería. Los padres se preocupan cuando tienen un hijo tímido y reservado. Los maestros tienden a pasar por alto a los callados, y algunos incluso se quejan de que no pueden evaluar a los estudiantes si no hablan.

No es de extrañar que el concepto de estar solo tenga una connotación negativa. Estar solo no es un defecto humano, porque Adán (la paz sea con él) estaba solo, pero Al-lah creó a Eva (la paz sea con él) como una compañera para él. Según algunos estudiosos, la palabra árabe Insaan, que se traduce como humano, proviene de las letras raíz que significa «querer compañía». Estamos naturalmente inclinados a querer compañía.

Podrías pensar: “¿Qué pasa con los aspectos sociales del Islam? ¡Estar solo es como ser un ermitaño!» Eso es cierto, pero en el Islam, hay un equilibrio entre los actos de adoración solitarios y comunitarios. Por ejemplo, algunas oraciones se hacen comunalmente, como la oración del viernes, Eid y oraciones fúnebres. Sin embargo, las oraciones adicionales como tahayyud, istikharah y nawaafil se realizan mejor individualmente.

Hay un lugar y un momento para estar solo, y un tiempo para estar con los demás. El Islam nos enseña este equilibrio, y con eso, nos enseña que estar solo también es digno de elogio, y no debe verse como algo negativo. Hay virtud en la soledad así como hay virtud en estar con los demás.

Estar solo tiene sus propias ventajas

Es a través de la soledad que podemos ser observadores astutos y conectar el mundo exterior con nuestro ser interior. También es a través de permitir que la soledad sea parte de nuestro régimen diario que podemos dar un paso atrás, introspectar y desarrollar un fuerte sentido de auto-base en una relación directa con Al-lah.

Tomarse el tiempo para reflexionar sobre la adoración y las palabras de Al-lah nos da la oportunidad de pensar de manera significativa al respecto. Es esencial que una persona se acostumbre a estar sola con sus pensamientos para tener esta experiencia intelectual, emocional y espiritual enriquecedora. El objetivo es utilizar nuestros pensamientos como combustible para ganar cercanía a Al-lah a través de la reflexión y la auto-introspección.

Entrenarnos para aceptar estar solos también puede entrenarnos para ser honestos con nosotros mismos, descubrir quiénes somos realmente y trabajar para mejorarnos por Al-lah. Sentarse con nosotros mismos y examinar honestamente nuestro yo para ver las fortalezas, debilidades y áreas de mejora es esencial para el desarrollo del carácter. Y el desarrollo del carácter es esencial para alcanzar el nivel de Ihsaan.

Cuando analizamos quién queremos ser, estamos obligados a tomar algunas decisiones que pueden hacer a otros levantar las cejas y hablar. Estar bien con estar solos hace que esto sea algo más fácil. No debemos tener miedo de ser diferentes y ser los únicos que rezan o visten hiyab, sabiendo que es algo con lo que Al-lah estará complacido. No debemos tener miedo de defender lo que creemos, incluso si ello nos hace impopulares. Acostumbrarnos a estar solos puede darnos la confianza para tomar estas decisiones.

Estar solo puede fortalecernos internamente, pero no sin dolor. El neurocientífico de la Universidad de Emory, Gregory Berns, descubrió que las personas que discrepan de la sabiduría grupal muestran una mayor activación en la amígdala, un pequeño órgano en el cerebro asociado con la punzada del rechazo social. Berns llama a esto el «dolor de la independencia».

Todos nuestros Profetas experimentaron este «dolor de la independencia» en su misión. Las instancias de diferentes Profetas que son rechazados por su propia gente están generosamente esparcidas en el Corán para que las podamos leer y reflexionar. Una lección que podemos extraer de esto es que estar solo requiere de valor, fe, convicción y confianza.

Venimos solos, nos vamos solos, nos reecontraremos solos con Al-lah

Las circunstancias que me dejaron sola en las diferentes etapas de mi vida no fueron al azar. Siempre quise que un hermano mayor o alguien más estuviera allí para rescatarme de la soledad. Pero la soledad vino con una bendición. Estar sola me dio el tiempo y el espacio para preguntarme, pensar y finalmente comprenderme a mí misma y a las personas que me rodean. Aprendí a reflexionar como una habilidad y a tomar decisiones independiente como una fuerza. No me importa estar sola en mi niqab, mi Islam o mis elecciones. He tenido mucha práctica después de todo.

Naciste solo y tomaste tu primer aliento solo. Morirás solo, incluso si estás rodeado de tus seres queridos. Cuando bajes a la tumba, estarás solo. Aceptar esto puede ayudarte a utilizar tus momentos de soledad en lugar de temerlos.

Tener el coraje de estar solo genera confianza, fortalece la convicción y nos impulsa a hacer lo correcto y complacer a Dios sin importar la aprobación humana.

 

Fuente: Muslim Matters