Cuando Piensas Que La Gente Te Juzga
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Me paré frente a la empleada de la tienda y le di una enorme sonrisa. Le pregunté sobre su día, traté de comenzar una pequeña charla. Me miró con desaprobación, con el ceño fruncido, apenas participando en mi conversación. Inmediatamente asumí que ella estaba juzgando mi apariencia como musulmana. Pensé que yo no le agradaba por mi religión. Estaba segura de que me estaba prejuzgando mientras me miraba con desdén.
Mientras pasaba unos segundos tratando de averiguar cómo responder a lo que percibí que era su prejuicio, su voz se quebró un poco y dijo: «Recientemente descubrí que mi esposo tuvo una aventura. Estoy pasando por un divorcio. Por favor reza por mi».
Me quedé impactada. Aquí estaba, tan segura de que su reacción hacia mí se basaba completamente en sus prejuicios acerca de mí, pero en realidad, era una mujer que se enfrentó a la manipulación y la traición y se encontraba en una de las encrucijadas más difíciles de la vida. Su estado de ánimo, sus respuestas hacia mí, no tenían nada que ver conmigo. Al contrario, tenían todo que ver con cuánto dolor tenía ella. Y yo, en mi propio mundo de inseguridad por los constantes estereotipos contra los que siento que tengo que luchar, pensé que todo se trataba de mí.
Esa no es la primera vez que tuve una experiencia que me dió una lección de vida tan importante sobre la forma en que yo, y con frecuencia muchos de ustedes, veo la forma en que las personas nos tratan en base a los estereotipos que esperamos que otros proyecten en nuestras interacciones.
En otra ocasión, estaba haciendo wuḍû en un baño público y una mujer me miraba. Algunas personas son discretas al mirar, pero esta mujer estaba boquiabierta. Finalmente, cuando terminé y ella todavía me miraba, me acerqué a ella sonriendo y le dije: «Me estaba lavando para rezar».
Y ella respondió en un inglés entrecortado con: «Lo sé. Soy una estudiante de intercambio de China. ¡Soy musulmana!»
En mi cabeza, me había apropiado totalmente de sus pensamientos con estereotipos propios sobre los musulmanes; Supuse que se estaba preguntando por qué parecía que me estaba duchando en el lavabo; tal vez se preguntaba si tengo acceso a agua corriente en casa porque supuestamente soy una «oprimida». Pero era yo quien estaba haciendo las suposiciones. ¡Ella era simplemente mi hermana y estaba esperando a que terminara para poder saludarme!
A veces, pensamos que alguien nos está juzgando, odiándonos, sintiendo pena por nosotros, ¡pero somos nosotros los que juzgamos asumiendo que un espectador tiene esos pensamientos!
El Islam en realidad es muy claro al guiarnos a pensar bien de los demás. Sí, la islamofobia es real. Los musulmanes se enfrentan a una constante discriminación política, jurídica y personal. No debemos negar esto y debemos estar pidiendo nuestros derechos, presionando y movilizándonos como comunidad.
Sin embargo, en las interacciones personales, no siempre se trata de nosotros. Algunas personas simplemente están teniendo un mal día. Algunas personas miran fijamente porque son musulmanas y se sienten conectadas con sus compañeros creyentes que hacen wuḍû, pero es posible que no estén seguras de cómo expresarlo por temor a que ellas mismas sean juzgadas.
Pero incluso algo tan simple como excusar a otro ser humano, sea musulmán o no, puede ser un acto de adoración. Puede ser un medio para perfeccionar el carácter.
El Corán manda:
¡Oh, creyentes! Eviten sospechar demasiado [de la actitud de los demás] pues algunas sospechas son un pecado. Y no se espíen, ni hablen mal del ausente, porque es tan repulsivo como comer la carne muerta de su hermano. ¿Acaso alguien desearía hacerlo? Por supuesto que les repugnaría. Tengan temor de Dios, porque Dios es Indulgente, Misericordioso. [Sûrat Al-Ḥujurât, 49:12]
La sospecha es un término amplio y general. Pero no hay ninguna razón para que sospechemos de inmediato que alguien no está respondiendo nuestro saludo con el mismo entusiasmo o no está sonriendo con una sonrisa tan amplia porque no le agradamos como individuos o como musulmanes. Quizás simplemente estén teniendo un día muy difícil. Ponernos en una posición de sospechar puede causarnos angustia internamente, así como confusión y dolor por parte del otro.
Dar activamente a los demás el beneficio de la duda es un medio para desarrollar un buen carácter. El Profeta ﷺ nos enseñó:
El mejor de ustedes es el mejor en conducta. (Bujari)
Y nos da pautas específicas para desarrollar rasgos de carácter dignos de elogio. Entre esos rasgos de carácter se encuentran la bondad. Él [PyB] enseñó:
La bondad es una marca de fe, y el que no es bondadoso no tiene fe. (Muslim)
Además, él ﷺ dijo:
Dios no me envió para ser duro o causar daño, sino que me envió para enseñar y hacer fáciles las cosas. (Muslim)
A veces, los musulmanes se cuentan entre las personas más duras, especialmente cuando se trata de temer que cualquier parte de nuestra fe esté siendo potencialmente cuestionada. Incluso cuando se trata de corregir a otros musulmanes, nuestra comunidad frecuentemente rechaza a las personas en nuestros esfuerzos celosos y, a menudo, increíblemente duros por «corregirnos» unos a otros, en lugar de enseñar con amabilidad y facilidad.
En otra experiencia que tuve una vez, cuando estaba en la universidad, una miembro desconocida del campus vino a una de las reuniones de la Asociación de Estudiantes Musulmanes sin previo aviso.
Estaba lívida, su lenguaje corporal expresaba ira, molestia y desconfianza. Yo presidía la MSA en ese momento y me acerqué a ella para darle la bienvenida al final de nuestra sesión. La mayoría de las estudiantes ya se habían ido, pero una amiga estaba conmigo cuando me presenté. La mujer comenzó a hablar agresivamente de inmediato, y mientras señalaba nuestros hiyabs, gritaba: «¡… y con ese pedazo de trapo en la cabeza!»
Mi amiga, una mujer fuerte y apasionada, inmediatamente dio un paso adelante, con las manos extendidas, exigiendo: «¡¿A qué llamas trapo?!»
La detuve, le pedí que se hiciera a un lado y tomara un respiro, e ignoré los comentarios de la otra mujer. Con calma reconocí su perspectiva diferente y la invité gentilmente a hablar conmigo sobre sus preocupaciones. Debido a que la única información que conocía sobre los musulmanes era de los medios de comunicación, le di la bienvenida para que continuara asistiendo a nuestras reuniones para que pudiera conocer a los musulmanes reales por sí misma.
Se fue todavía visiblemente hostil, pero se había calmado un poco. No la vi ni supe de ella hasta la semana siguiente, cuando entró en nuestra reunión. Era como si fuera una persona completamente diferente. Estaba tranquila, sonreía, incluso participó.
Al final, se me acercó y me dijo: «Quiero disculparme contigo por mi comportamiento. Fue grosero de mi parte entrar antes, de la forma en que lo hice, y llamar trapo a lo que llevas puesto». Me conmovió su cambio de opinión y continuó: «Si hubieras respondido como lo hizo tu amiga cuando dije algo ofensivo, no creo que estaría aquí. Pero me mostró que incluso cuando estaba siendo irrespetuosa con tu religión, aún podías ser respetuosa conmigo. Y eso me enseñó mucho sobre los musulmanes».
¡Imagínate si mi amiga y yo hubiéramos reaccionado mal en el momento, nuestras emociones ardiendo, nuestras voces demasiado altas! ¿Cuál habría sido su impresión de los musulmanes, además de los estereotipos que ya tenía?
El Corán especifica cómo debemos interactuar con aquellos que exteriormente nos ofenden. Allah declara:
Los siervos del Misericordioso son aquellos que caminan sobre la faz de Tierra con humildad, y cuando son increpados por los ignorantes les responden [con palabras de] paz. [Sûrat Al-Furqân, 25:63]
Esta facilidad, esta dulzura, son marcas de las personas de fe. Y esa bondad nos gana la misericordia de Allah. Como enseñó el Profeta ﷺ:
Quien sea bondadoso, Allah será bondadoso con él; por tanto, sean bondadosos con el hombre de la tierra. El que está en los cielos se apiadará de ustedes. (Abû Dâwûd).
También animó:
Sean amables, porque siempre que la bondad se convierte en parte de algo, lo embellece. Siempre que es quitada de algo, lo deja empañado. (Bujari)
También:
Simplifiquen las cosas y no las compliquen. Calmen a la gente y no la alejen. (Bujari)
Cuando una persona reacciona de cierta manera ante nosotros, no asumamos inmediatamente que se debe a sus pensamientos percibidos sobre nuestra religión, a menos que esa sea obviamente la razón. Quizás estén pasando por una mala racha en su vida. Tal vez sean muy tímidos y tengan dificultades para expresarse. Demos a la gente el beneficio de la duda. Seamos amables en nuestras interacciones. E incluso cuando nos sentimos ofendidos (a menos que sea dentro de una situación legal o comercial y podamos reportarlo con la gerencia, etc.), recordemos que a veces la mejor respuesta es una respuesta amable, con calma y compuesta.
Como nos enseñó el Profeta ﷺ:
¿Te digo de alguien a quién el Fuego (del Infierno) está prohibido tocar? Le está prohibido tocar a un hombre siempre accesible, de carácter amable y tierno. (Tirmidhi)
Esforcémonos por ser de aquellos a quienes el fuego del infierno tiene prohibido tocar debido a nuestro carácter.
Publicado originalmente en la revista Al-Jumuah