Mantener La Calma: Una Habilidad Que Debemos Desarrollar
Por Salman al-Ouda
Un hombre puede parecer tranquilo y sereno por fuera, pero es un volcán furioso por dentro.
Si puedes mantener la calma cuando estás enojado, entonces tienes un autocontrol genuino.
Siempre debemos ser justos y equilibrados en lo que elegimos decir, ya sea que estemos felices o molestos, que nos guste lo que está sucediendo o lo detestemos. La calma se manifiesta en nuestro tono de voz, en las palabras que elegimos, en nuestros gestos, nuestras expresiones faciales y nuestro comportamiento.
Debemos tener en cuenta que nuestro culto no se limita a la oración, el ayuno y la peregrinación. La vida misma es adoración. Necesitamos comportarnos en consecuencia.
Abu Huraira relata que un hombre se acercó al Profeta Muhammad (la paz sea con él) y le dijo:
“¡Oh Mensajero de Dios! Hay una mujer que es conocida por lo mucho que reza, ayuna y da en caridad, pero abusa de sus vecinos con la lengua”.
El Profeta Muhammad (la paz sea con él) dijo:
Ella está en el infierno. (Autenticado por Al-Albani)
El autocontrol significa abstenerse de responder imprudentemente a lo que sucede a nuestro alrededor. Significa condicionarnos para responder adecuadamente de acuerdo con nuestra experiencia personal pasada y lo que aprendemos de la experiencia de otros.
Es parte de la naturaleza humana experimentar períodos de intensidad y períodos de apatía. El Profeta Muhammad (la paz sea con él) dijo:
Cada actividad tiene su período de intensidad y luego esa intensidad disminuye. (Ibn Hibban)
El amor es lo mismo. Puede comenzar con una intensidad irracional y luego convertirse en un amor sano y equilibrado después del matrimonio. Podría debilitarse, retraerse o incluso morir si no se establece sobre una base sólida o si el egoísmo lo arruina.
La compostura reside en la fracción de segundo entre la provocación en sí y la reacción instintiva a ella. Por eso el Profeta Muhammad (la paz sea con él) dijo:
Es necesario tener paciencia cuando la calamidad golpea por primera vez. (Al-Bujari)
Necesitamos lidiar con cada provocación en nuestras vidas como si estuviera siendo monitoreada por una cámara oculta que espera registrar nuestra reacción y transmitir esa reacción al mundo.
Esto nos hará reaccionar de manera más juiciosa y nos ayudará a aprender a controlarnos. Esto se debe a que sabemos que la compostura y el autocontrol son cualidades dignas de elogio, mientras que reaccionar imprudentemente es un signo de debilidad mental y de carácter.
Aprendemos de la experiencia que es mucho más fácil decir algo que llevarlo a cabo. Es fácil dejarse llevar por el calor del momento porque no queremos aceptar lo que nos molesta.
Desarrollar la habilidad
Aquellos que poseen cierta calma no lograron esa habilidad de la noche a la mañana. Lo aprendieron después de muchos intentos y fracasos. Ciertamente sufrieron indecisión y decepción en muchas ocasiones. Sin embargo, nunca dejaron de intentar superarse. Tomaron en serio la promesa de Dios:
A quienes se esfuercen por Mi causa los guiaré por Mis caminos. Dios está con los que hacen el bien. (29:69)
Aquí es donde entran en juego la verdadera piedad y el temor de Dios. Dios dice:
Quienes bajan sus voces cuando están en presencia del Mensajero de Dios son aquellos a los que Dios purificó sus corazones, infundiendo en ellos el temor devocional. Ellos recibirán perdón y una recompensa magnífica. (49: 3)
Este versículo aparece en la sura al-Hujurat, que aborda una serie de cuestiones relevantes, como ordenar a las personas que no eleven la voz por encima de la del Profeta, que no difundan rumores, que no difamen a las personas, que no se burlen de ellas y que eviten la sospecha. Este capítulo del Corán también condena enérgicamente el racismo, el chovinismo y la disensión.
Este capítulo también incluye el versículo:
Los beduinos dicen: «Somos creyentes». Diles [¡oh, Muhammad!]: «Todavía no son verdaderos creyentes. Mejor digan que han aceptado el Islam, pues la fe no ha ingresado completamente en sus corazones. (49:14)
Esto significa que la verdadera fe es una práctica moral que se lleva a cabo en un alto nivel y que implica preocupación por cómo tratamos a los demás y reconocemos sus derechos.
Positividad y calma
Mirar las cosas de manera positiva, incluso las provocaciones y los dolores que enfrentamos, es algo que surge de nuestra fe en la sabiduría de Dios y de nuestro conocimiento de que nada sucede en la Creación excepto que Él lo desee.
Esto nos da una nueva perspectiva de las cosas. Puesto que esperamos lo mejor de Dios, en lugar de reaccionar negativamente, actuamos con calma y buscamos aprovechar las oportunidades que nos presenta nuestro nuevo conjunto de circunstancias.
Hacer todos nuestros esfuerzos en un trabajo positivo no es contrario a mantener la calma. Es la otra cara para mantener la calma. Las personas productivas y exitosas no suelen ser de las que se dejan provocar fácilmente. Esto se debe a que son personas que están dispuestas a trabajar duro a largo plazo para lograr resultados. No esperan cosas al instante.
Se dice que los líderes exitosos reaccionan con calma a las emergencias y provocaciones como si fueran hechos normales. Esto no significa que no se preocupen por lo que está sucediendo, sino que se mantienen lo suficientemente serenos como para pensar con claridad y encontrar soluciones.
Cuando hablamos de estar tranquilos y serenos, no significa que hayamos descartado la naturaleza humana y nuestras cualidades y sentimientos naturales. Significa agregar una cualidad a nuestras otras cualidades naturales, una conocida como «compostura». Es una cualidad que debemos intentar invocar cuando nos enfrentamos a un problema o una emergencia, o cuando nos enfrentamos a una provocación.
Podemos hacer esto invocando inmediatamente la idea de que esta circunstancia ha sido diseñada expresamente para poner a prueba nuestra paciencia y autocontrol, y que es algo que Dios ha decretado.
Nuestra naturaleza interior es muy fuerte. Si resulta que eres una persona que es naturalmente tranquila, entonces has sido bendecido por tener en tu naturaleza una cualidad que Dios ama. De lo contrario, sabe que la práctica marca la diferencia. Como dijo Abu al-Darda’:
“La clemencia se adquiere con la práctica y la paciencia se adquiere con la práctica”.
He experimentado cosas amargas en mi vida que pensé, en ese momento, hubiera sido mejor si no las hubiera experimentado. Muchos años después me di cuenta de que esas experiencias ayudaron a moldear mi personalidad y me convirtieron en una persona mejor, más tolerante y comprensiva.
Esas experiencias también me enseñaron cómo mantener la calma y la compostura bajo estrés. De esta manera, Dios me ha bendecido para vivir una vida feliz y contenta. He aprendido que las flechas de la vida no dañan a las personas excepto cuando las personas se hacen daño a sí mismas. De lo contrario, nos ayudan a hacernos más fuertes y decididos.
Ahora agradezco a Dios por ayudarme a superar esas mismas circunstancias que lamenté en ese momento.
Fuente: http://en.islamtoday.net
Acerca de Salman al-Ouda
Erudito musulmán. Al-Ouda es miembro de la Unión Internacional de Académicos Musulmanes. Es director de la edición árabe del sitio web Islam Today y aparece en varios programas de televisión y artículos periodísticos de autores.