¿Es Correcto Identificar El Terrorismo Con El «Islamismo»?
Algunas declaraciones de las autoridades francesas y austriacas sugieren que los recientes ataques violentos son parte del «terrorismo islamista». Pero los expertos ven peligros en ese tipo de descripción, usar estas palabras.
En una tendencia creciente, algunos líderes e intelectuales occidentales han buscado identificar el «islamismo,» la cual es una palabra polémica por derecho propio, con el terrorismo, en particular, a raíz de los recientes ataques en Francia y Austria.
Si bien la mayoría de los occidentales y sus aliados en el mundo islámico han utilizado cada vez más el término «islamismo» para definir un movimiento violento con una identidad religiosa, la mayoría de intelectuales y académicos musulmanes consideran incorrecto combinar la palabra «islamismo» con el extremismo religioso, la violencia o el terrorismo.
La percepción occidental del «islamismo», a menudo asociado con el terrorismo, también sugiere que el Islam tiene algún tipo de conexión con el terrorismo.
«Cuando el término ‘islamismo’ es asociado con el terrorismo en la prensa popular, a menudo simplemente sirve como una alarma secularista que pretende señalar que el terrorismo está intrínsecamente asociado con el Islam», dice Usaama al Azami, un académico británico-musulmán y profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos en la Universidad de Oxford.
El Islam como religión monoteísta ha existido durante más de 1400 años desde que el Profeta Muhammad transmitió los versos coránicos a sus contemporáneos en 610 d.C. en La Meca, que se encuentra en la actual Arabia Saudita.
Asociar el Islam con el terrorismo sería un insulto para casi dos mil millones de musulmanes que viven en todo el mundo, e indica que la vieja mentalidad colonialista europea ha actualizado su terminología reemplazando a lo que llamaban «bárbaros musulmanes» con «terroristas islamistas».
«El uso de la palabra ‘islamista’ en relación con el terrorismo simplemente asocia la culpa del terrorismo con 1.900 millones de musulmanes», dice Azami a TRT World.
Sin embargo, el presidente francés, Emmanuel Macron, no tiene reparo en decir: «Nuestro país sufrió un ataque terrorista islamista», después de que se produjera un ataque con cuchillo frente a una iglesia en Niza. El incidente ocurrió 13 días después de que Samuel Paty, un profesor francés, fuera decapitado por un joven musulmán en París.
Las autoridades austriacas también describieron una serie de ataques, que parecen haber sido cometidos por musulmanes en Viena, como actos de «terrorismo islamista».
Azami piensa que estas descripciones y políticas son “un ejercicio de dominación” en un “proyecto cuasi colonialista” en curso, que, según él, históricamente ha estado íntimamente ligado a un compromiso con la supremacía blanca.
«Es una obviedad que el Islam es una religión abrumadoramente de personas no blancas en todo el mundo, y que las encarnaciones de la supremacía blanca de hoy en día que impregnan los centros de poder político y mediático de Occidente se basan en un compromiso sutil con la creencia de que el Islam es, en última instancia, la fuente del terrorismo», dijo Azami.
Con los recientes ataques, el estado francés estrictamente laicista bajo el llamado presidente centrista Emmanuel Macron ha comenzado a utilizar algunos términos y frases de la extrema derecha, que se están expandiendo por Europa y América.
“Él [Samuel Paty] fue asesinado porque los islamistas quieren nuestro futuro. Nunca lo tendrán”, afirmó Macron, reivindicando una narrativa tradicionalmente de extrema derecha.
Durante mucho tiempo, los movimientos de extrema derecha en todo el mundo han afirmado que los musulmanes, con su creciente población, eventualmente los reemplazarán.
Macron no ha dudado en repetir tales tropos, describiendo a la población musulmana de 6 millones de habitantes de Francia como una «sociedad paralela» o una «contrasociedad».
Su ministro del Interior también utilizó repetidamente el término ensauvagement, un término popular de extrema derecha y racista, que significa salvajes, para separar tácitamente a los musulmanes de los franceses «civilizados».
“Un proyecto colonialista basado en un compromiso continuo con la ‘carga del hombre blanco’ de civilizar el mundo no blanco continúa animando el tipo de declaraciones ideológicas que expresan la superioridad y no negociabilidad de ideas como el secularismo y la Ilustración, como si al resto del mundo no se le permitiera tener sus propias concepciones de lo que significa ser miembro de una sociedad humana civilizada”, sostiene Azami.
Según Azami, el secularismo de Francia, que defiende una separación estricta entre religión y estado, no es más que otra religión profundamente intolerante que se utiliza como herramienta para forzar a otros a pensar de esa misma manera.
Por lo tanto, ver cualquier signo de presencia islámica en el espacio público como una ofensa a esos valores revela las fallas sociales de la mayoría francesa. Y al profesar el secularismo como un sacerdote que predica los mandamientos de Dios, Azami dice que los principios fundacionales de Francia son inherentemente contradictorios.
“Estas nuevas religiones se están imponiendo por la fuerza a la audiencia mundial. En contraste, otras tradiciones religiosas, como el Islam, son vilipendiadas como terroristas”, dice.
¿Qué violencia es buena?
A pesar de su feroz defensa de los valores de la ilustración y la democracia, Azami y otros críticos piensan que los estados nacionales modernos como Francia toleran muchas otras formas de violencia, como por ejemplo India y China, como políticas sancionadas por el estado, una postura que huele a hipocresía.
“La realidad es que existen innumerables formas de violencia terrorista alrededor del mundo y son muchas, son constantes y son frecuentes. En algunos aspectos, es perpetuo. También se hacen en nombre de otros valores ideológicos, como los del secularismo. Pero cuando se trata de un grupo de musulmanes actuando por cuenta propia, el discurso dominante insiste en identificarlo como ‘islamista’”, dice Azami.
Por ejemplo, a pesar del hecho de que el régimen de Assad en Siria, que se basa en una ideología nacionalista árabe secularista conocida como baazismo, ha cometido muchas atrocidades contra su propio pueblo, por lo general no se lo identifica como un estado «terrorista», dice Azami.
Las atrocidades del régimen nacionalista de mayoría budista de Myanmar contra los musulmanes rohinyá tampoco se han identificado como un ejemplo de terrorismo, dice Azami, ya sea terrorismo nacionalista o budista.
“Lo mismo ocurre con India, cuya ideología estatal es actualmente tanto hindú como nacionalista. Creo que lo clave aquí es el componente de nacionalismo porque el nacionalismo es la religión secular ubicua del mundo moderno”, dice Azami.
«Uno de los ejemplos más extremos de violencia secular/nacionalista hoy en día que ciertamente merece la emotiva etiqueta de terrorismo patrocinado por el estado es la persecución de China a los turcos uigures».
“Estos estados están masacrando, matando, encarcelando, torturando y privando de la dignidad humana básica a millones de personas. Esto está sucediendo constantemente, todos los días”, dice.
A pesar de todos estos horrores, nadie está hablando del «terrorismo» del Estado-nación, ya sea chino o indio. El término «terrorismo» cargado de emoción se utiliza casi exclusivamente para designar actos violentos cometidos por musulmanes.
“Sin embargo, cuando un número relativamente pequeño de personas en Europa es atacado trágicamente por elementos viles y criminales dentro de estas sociedades, e incluso uno de esos asesinatos es absolutamente inaceptable, todos comienzan a hablar de terroristas ‘islamistas’”, dice Azami.
Fuente: TRTWorld