Eruditos judíos que admiraron el Islam
Por el Rabino Allen S. Maller
Ignác/Ignaz [Yitzhaq Yehuda] Goldziher (22 de junio de 1850 – 13 de noviembre de 1921), fue un erudito húngaro del Islam y es considerado uno de los tres fundadores de los estudios islámicos modernos en Europa. Goldziher se educó en las universidades de Budapest, Berlín, Leipzig y Leiden y se convirtió en privatdozent en Budapest en 1872. Al año siguiente, bajo los auspicios del gobierno húngaro, inició un viaje por Siria, Palestina y Egipto.
En el diario personal que mantuvo, escribió
“En esas semanas, entré verdaderamente en el espíritu del Islam hasta tal punto que finalmente me convencí internamente de que yo mismo era musulmán, y descubrí juiciosamente que esta era la única religión que, incluso en su formulación doctrinal y oficial, puede satisfacer las mentes filosóficas. Mi ideal era elevar el Judaísmo [ortodoxo] a un nivel racional similar».
Su admiración por el Islam no impidió que Goldziher siguiera siendo un judío devoto durante toda su vida. De hecho, Goldziher fue nombrado secretario de la comunidad judía de Budapest. Este vínculo con el Judaísmo y el pueblo judío era inusual para un hombre que buscaba una carrera académica en Europa en el siglo XIX. Goldziher vio el Islam a través de los ojos de alguien que se negó a asimilarse a la cultura cristiana europea contemporánea. Tenía poca admiración por el Cristianismo europeo.
A Goldziher se le negó un puesto de profesor en la Universidad de Budapest hasta los 44 años. Como cristiano converso, fácilmente habría recibido un nombramiento universitario como profesor titular, pero siempre se negó a convertirse.
En su libro Orientalismo, Edward Said ataca a los estudiosos occidentales del Islam por no prestar suficiente atención a académicos como Goldziher. De los cinco principales orientalistas de habla alemana, Said comentó que cuatro de ellos, a pesar de su profunda erudición, eran hostiles al Islam. La obra de Goldziher fue la única excepción porque apreciaba «la tolerancia del Islam hacia otras religiones».
El Dr. Yitzhaq Yehuda Goldziher fue un ejemplo similar del siglo XIX de un judío como el rabino Mukhayriq, quien fue uno de los muchos judíos que apoyaron al Profeta Muhammad cuando llegó por primera vez a Medina. El rabino Mukhayriq era un líder erudito de los Tha’labah, una tribu formada por judíos de la tierra de Israel que se habían establecido en Medina varios siglos antes, además de un gran número de árabes locales que se habían convertido al Judaísmo durante las generaciones siguientes.
Según Ibn Ishaq, el primer biógrafo importante del Profeta Muhammad, el rabino Mukhayriq:
“…anunció a su congregación que lucharía para proteger al Profeta Muhammad de sus muchos enemigos entre los árabes paganos de La Meca; afirmando que si moría en la batalla [como lo hizo] quería que su patrimonio fuera al Profeta Muhammad para que se distribuyera como caridad».
Cuando el Profeta Muhammad, quien resultó gravemente herido en esa batalla, fue informado de la muerte del rabino Mukhayriq, dijo sobre el rabino:
مُخَيْرِيقُ سَابِقُ يَهُودَ
«Mukhayriq es el más destacado entre los judíos». (Ibn Shabbah, Ta’rîkh Al-Madinah 467)
En otra narración, el Profeta dijo:
مُخَيْرِيقٌ خَيْرُ يَهُودَ
«Mukhayriq fue el mejor de los judíos». (Ibn Sa’d, Tabaqat Al-Kubra 1535)
Ibn Ishaq también escribió que el rabino Mukhayriq:
“Reconoció al Apóstol de Al-lah por su descripción y por lo que encontró en su erudición. Sin embargo, [dado que] estaba acostumbrado a su propia religión, esto le impidió [convertirse al Islam]”.
Pero, ¿por qué la mayoría de los judíos de Medina no apoyaron al Profeta Muhammad, que era tan monoteísta como Moisés? Creo que temían que después de la muerte del Profeta Muhammad, sus seguidores politeístas ex-paganos lo convirtieran en un hijo de Dios y lo adoraran, tal como los seguidores de Jesús lo habían convertido en un Hijo de Dios; y no solo lo adoraron sino que persiguieron a los judíos, quienes no adoraban a Jesús. Gracias a Dios eso no sucedió.
Además, el profeta bíblico Miqueas afirma que incluso en el tiempo de paz de la Era Mesiánica,
“Todos los pueblos caminarán, cada uno en el nombre [especial] de su Dios”. (Biblia, Miqueas 4: 5)
Por lo tanto, el próximo período de paz mundial y armonía religiosa no será el resultado de la conformidad con una religión universal a la que todos se adhieren, sino que será el resultado de la armonía de muchas religiones monoteístas diferentes, cada una siguiendo su propia visión del único Dios, respetando a los demás puntos de vista de las religiones monoteístas, incluso cuando no están de acuerdo con ellas.
Como dice el Corán:
“A cada [comunidad religiosa] le he dado una legislación y una metodología [norma]. Si Dios hubiera querido habría hecho de ustedes una sola comunidad, pero quiso probar su fe en lo que les reveló. Apresúrense a realizar obras de bien, porque todos comparecerán ante Dios, y Él les informará acerca de lo que discrepaban». [Sûrah Al-Mâ’idah, 5:48]
El verdadero problema era que la filosofía griega había influido tanto en el Cristianismo primitivo que el pluralismo tribal del profeta Miqueas se perdió y fue reemplazado por un concepto de juego de suma cero. El objetivo resultante no fue tratar modestamente de armonizar varias perspectivas religiosas con respecto al único Dios, sino exagerar con justicia propia las diferencias religiosas, mucho más allá de cualquier comprensión razonable de los dos lados.
Esta influencia griega incluso entró en el pensamiento judío; y cuando el Corán reveló diferentes perspectivas de los eventos bíblicos, algunos judíos negaron y no creyeron, negándose a aceptar los versículos del Corán, aunque sabían que los rabinos también ofrecían diferentes comentarios de los textos bíblicos.
En un juego de suma cero, cualquier valor o percepción espiritual verdadera que se otorgue a otra escritura de alguna manera disminuye la mía. Algo es verdadero o falso. No hay otra opción. Si dos proposiciones se contradicen, una o ambas deben ser falsas. Ambos no pueden ser verdaderos.
Sin embargo, si uno cree que hay un solo Dios, que es revelado por muchos profetas inspirados diferentes, entonces deberíamos poder aprender más acerca de la voluntad de Dios obteniendo conocimientos sobre nuestra propia revelación única, de otras revelaciones de ese único Dios. Dado que todas las escrituras monoteístas provienen del único Dios, debemos ver otras escrituras como un potencial enriquecimiento de nuestra comprensión y apreciación de nuestras propias escrituras.
Por lo tanto, el Corán afirma que solo una minoría de los judíos de Medina se opuso al Profeta Muhammad:
Un grupo de la Gente del Libro desea extraviarlos, pero sin darse cuenta, solo se extravían a sí mismos. ¡Oh, Gente del Libro! ¿Por qué no creen en la palabra de Dios, siendo que creyeron en ella anteriormente? ¡Oh, Gente del Libro! ¿Por qué, a sabiendas, mezclan la verdad con lo falso y ocultan la verdad? [Sûrah Âli ‘Imrân, 3: 69-71]
Di: «¡Oh, Gente del Libro! Convengamos en una creencia común: No adoraremos sino a Dios, no Le asociaremos nada y no tomaremos a nadie como divinidad fuera de Dios». Pero si no aceptan digan: «Sean testigos de que nosotros solo adoramos a Dios». [Sûrah Âli ‘Imrân, 3:64]
Los judíos de Medina que no adoraban a nadie más que a Al-lah, y no asociaban nada con Él, y no se tomaban como señores en lugar de Al-lah, deberían haber apoyado al Profeta Muhammad como un auténtico profeta del monoteísmo, pero algunos no lo hicieron por sus alianzas políticas con las dos tribus árabes paganas mucho más grandes de Medina.
Estudié Islam en UCLA hace 60 años, y luego de nuevo mientras estaba en la escuela rabínica. A lo largo de los años seguí leyendo el Corán y otros libros islámicos. Leí estos libros como el Profeta enseñó a sus seguidores en un hadiz: «no como creyente, ni como incrédulo». ¿Qué significa eso?
El Corán, por supuesto, es una escritura sagrada para los musulmanes. Un discípulo de Muhammad llamado Abu Huraira relató:
“La gente del Libro solía leer la Torá en hebreo y luego explicarla en árabe a los musulmanes. Dijo el Apóstol de Al-lah [a los musulmanes]. “No crean a la gente del Libro, ni les descrean, sino digan: ‘Creemos en Al-lah, y en todo lo que se nos revela, y en todo lo que se les reveló a ustedes’” (Saḥîḥ Al-Bujârî 7362)
Siguiendo las enseñanzas de Muhammad, tampoco me comprometo a creer ni a no creer en el Corán. Si creyera en el Corán, sería miembro de la ummah (comunidad) musulmana. Por otro lado, no puedo no creer en el Corán porque creo que Muhammad fue un profeta y respeto el Corán como una revelación afín, revelada por primera vez a un pueblo afín, en un idioma afín. De hecho, la gente, el idioma y la teología están más cerca de mi propio pueblo, idioma y teología que de cualquier otro en la tierra.
Por lo tanto, siento que yo —en el espíritu de Goldziher y Mukhayriq— soy un judío musulmán, lo que significa que soy un judío fiel sometido a la voluntad de Dios, en consonancia con ser un rabino judío reformista1. Como rabino, soy fiel al pacto que Dios hizo con Abraham, el primer judío en ser musulmán, y me someto a estar sujeto al pacto y los mandamientos que Dios hizo con el pueblo de Israel en el monte Sinaí.
Además, como rabino reformista, creo que los rabinos deberían modificar las antiguas tradiciones judías para evitar que dificulten la práctica de la religión.
Esta importante enseñanza en el Corán fue enseñada por el Profeta Muhammad doce siglos antes del surgimiento del Judaísmo reformista a principios del siglo XIX en Alemania:
…[el Profeta] que les ordena el bien y les prohíbe el mal, les permite todo lo beneficioso y solo les prohíbe lo perjudicial, y les abroga los preceptos difíciles que pesaban sobre ellos [la Gente del Libro]. [Sûrah Al-A’râf, 7: 157]
Como relató Abu Huraira, el Profeta dijo:
“La religión es muy fácil y quien se sobrecargue en su religión no podrá continuar de esa manera. Por lo tanto, no deben ser extremistas, sino tratar de estar cerca de la perfección y recibir las buenas noticias de que serán recompensados… « (Saḥîḥ Al-Bujârî 39)
Que los fieles creyentes de todas las religiones se comprometan con esta excelente enseñanza.
Fuente: Revista Al Jumuah
Acerca del Rabino Allen S. Maller
Allen S. Maller fue el rabino del Templo Akiba en Culver City, California durante 39 años, de 1967 a 2006. El rabino Maller editó la serie Tikun de libros de oraciones de los Altos Días Santos, usados en el Templo Akiba y en otras siete congregaciones en California, Nevada y Arizona
1Los judíos reformistas constituyen ahora la más grande de las denominaciones judías en los Estados Unidos. En el Reino Unido, el Judaísmo reformista se llama Judaísmo liberal.