El mejor maestro del mundo y los nuevos conversos: el Islam se hace público
En la Parte 2, mencionamos a algunos de los primeros conversos al Islam que abrazaron la religión inmediatamente después del comienzo de la revelación. Todas eran personas cercanas al Profeta Muhammad (la paz sea con él), en quien él confiaba.
Durante los primeros tres años, el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) solo invitó a aquellos que pensaba que probablemente aceptarían el Islam. Pasó su tiempo con estos primeros musulmanes enseñándoles sobre el Islam y los versículos y capítulos del Corán que le fueron revelados a través del ángel Gabriel.
Los nuevos conversos de hoy pueden aprender una lección importante de este sabio ejemplo profético: si deseas contarles a tus familiares y amigos acerca de tu conversión al Islam pero sospechas que puedes encontrar una fuerte resistencia por parte de ellos, no se lo anuncies públicamente a todos a la vez.
En su lugar, comienza por elegir a los familiares y amigos que crees que es más probable que respeten tu decisión.
El Islam: una religión de conocimiento y hermandad
El Profeta Muhammad (la paz sea con él) fue el mejor maestro del mundo. Se preocupaba mucho por sus seguidores y se aseguraba de que ningún estudiante se quedara atrás. Para él, no había diferencia entre los conversos; todos eran iguales: ricos o pobres, libres o esclavos, blancos o negros.
El método por el cual el Profeta Muhammad (la paz sea con él) enseñó el mensaje del Islam a sus compañeros tuvo un efecto dominó que ha trascendido los siglos para hacer del Islam la religión de más rápido crecimiento en el mundo en la actualidad. Buscar el conocimiento divino es extremadamente importante en el Islam. Como dijo el Profeta Muhammad (la paz sea con él):
Los eruditos son los herederos de los profetas. (Hadiz en At-Tirmidhi y Abu Dawud)
Como se mencionó en la Parte 1, las primeras palabras que Dios reveló del Corán fueron «Lee».
Es por eso que el Profeta Muhammad (la paz sea con él) pasó esos primeros tres años enfocado en enseñar a los nuevos musulmanes todo el conocimiento divino que le fue revelado. Se aseguró de que crecieran en fe y conocimiento, ya que eran los pioneros que difundirían la fe en Arabia y más allá para invitar a todo el mundo al Islam. A medida que su fe crecía, también crecía su vínculo de hermandad.
Esta fue también una etapa muy importante de la da’wah privada (llamado al Islam), ya que no resultó en ningún conflicto entre los musulmanes y la gente de La Meca.
Sin persecución, sin burlas y sin tortura. Si alguien abrazaba el Islam, no era de conocimiento público; era asunto suyo. Y el Profeta (la paz sea con él) no inició la fase de da’wah pública hasta que Dios le ordenó que lo hiciera.
Otro punto para recordar es que a excepción de un pequeño número de conversos tempranos ricos, como Abu Bakr, Uzman y Abdel Rahman ibn Auf, la mayoría de los conversos tempranos eran de los pobres y débiles de La Meca. Bilal, Khabab y Sumayya no tenían estatus ni familias fuertes para defenderlos y apoyarlos.
Así que fue una bendición que durante tres años estos primeros conversos recibieran lecciones del Profeta Muhammad (la paz sea con él), lo que fortaleció su fe. Cuando terminó la fase de da’wah privada, la mayoría de ellos experimentó un gran sufrimiento, y algunos de ellos, incluido Bilal, fueron cruelmente torturados por los jefes de La Meca.
¿Cuándo deben los nuevos conversos decirle a sus padres?
Tenemos una segunda lección importante para los nuevos conversos de hoy: si crees que declarar públicamente tu conversión al Islam puede poner en riesgo tu vida o causarte dificultades extremas, entonces, por sabiduría, debes retrasarles tu anuncio hasta que tus condiciones cambien y estes en una mejor posición para lidiar con las consecuencias negativas que puedas enfrentar.
Un ejemplo es el de un recién converso adolescente que vive con sus padres y que puede ser echado de la casa si descubren su conversión al Islam. Si este nuevo musulmán, que puede estar todavía en la escuela y no ser económicamente independiente, es incapaz de afrontar esas dificultades en esta etapa de su vida, entonces sería prudente posponer el decirle a sus padres y mantener su Islam en privado por un tiempo.
Oración y ablución
Durante esta primera etapa después de que comenzara la revelación, la oración era opcional. El ángel Gabriel le enseñó al profeta (la paz sea con él) cómo realizar la ablución (wudu) y cómo orar.
A su vez, el Profeta Muhammad (la paz sea con él) primero le enseñó a Jadiya cómo orar, luego enseñó a los otros nuevos conversos. La oración finalmente se hizo obligatoria varios años más tarde, en el viaje nocturno, cuando las cinco oraciones se convirtieron en obligatorias para los musulmanes.
En esta etapa inicial, las oraciones eran solo dos unidades (raka’at); dos por la tarde y dos por la mañana, como Dios dijo en el Corán:
Sé paciente y perseverante, porque la promesa de Dios es verdadera; pide el perdón de tus faltas y glorifica con alabanzas a tu Señor por la tarde y al amanecer. (40:55)
El llamado al Islam se hace público
El mandato divino de la da’wah pública finalmente llegó tres años después de que se reveló el primer versículo (Lee), cuando el ángel Gabriel le reveló al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) el siguiente versículo:
Divulga lo que se te ordena [públicamente] y no te preocupes por los idólatras. (15:94)
Este versículo fue seguido por otro versículo más explícito:
Advierte a tus familiares cercanos. (26: 214)
Cuando se reveló este segundo verso, el Profeta Muhammad (la paz sea con él) invitó a su familia y a la tribu inmediata de Banu Hashim a una comida en su casa. Había alrededor de 40 adultos, incluidos sus tíos Abu Lahab y Abu Talib.
Ali ibn Abi Talib, su primo, preparó la comida. Justo cuando el Profeta Muhammad (la paz sea con él) estaba a punto de contarle al grupo sobre su profecía, Abu Lahab sintió que él (la paz sea con él) iba a anunciarlo públicamente.
Para evitar darle la oportunidad, se fue temprano antes de que terminaran de comer. Otros también se fueron con él, pero el Profeta (la paz sea con él) no se rindió.
Varios días después, él (la paz sea con él) los invitó a todos a otra comida. Antes de irse, él (la paz sea con él) les dijo:
Oh, mis compañeros de tribu, no conozco a ningún árabe antes que yo que haya acudido a su gente con un mensaje que sea mejor que el que les voy a dar. Vengo como un mensajero de Dios de que si dejan los ídolos, Él les dará todo el bien de este mundo y el Paraíso en el próximo…
Su tío, Abu Lahab, se irritó mucho al escuchar estas palabras. Dijo en un tono muy duro:
“Este parece ser un mensaje indigno. Tenemos el camino de nuestros antepasados. ¿Quién se cree que es este joven para oponerse a nuestros caminos?
Ali se puso de pie y dijo que apoyaría al Profeta (la paz sea con él), pero en este punto sus otros parientes inmediatos ni lo aceptaron ni lo rechazaron.
Unos días más tarde, el Profeta Muhammad (la paz sea con él) se hizo público en toda la ciudad de La Meca.
¿Qué sucedió cuando fue al monte Safa y declaró su profecía?
El próximo artículo de esta serie continuará este tema, in sha’ Al-lah, incluidas las reacciones de la gente a su declaración.
Por favor mantente al tanto…
Fuente: About Islam