La calumnia contra Aisha: Una historia de perdón
Escrito por el Profesor Shahul Hameed
Como seres humanos, cada uno de nosotros tiene una tendencia inherente a desviarse del camino recto para cometer errores, hacer cosas imprudentes. No pasa un día en el que una persona pueda estar segura de decir «hoy no he cometido errores».
A veces no nos damos cuenta del hecho de que estamos haciendo mal; y a veces hacemos consciente y deliberadamente cosas que sabemos que no deberíamos hacer. Estos males pueden causar agonía a otros o incluso traerles dolor físico y sufrimiento.
El perdón de Dios
Como seres racionales dotados de libertad de elección, somos responsables de nuestras acciones y respondemos ante Dios Todopoderoso. Por esta razón, necesitamos constantemente Su perdón.
Dios nos dice en el Corán que Él es el Más Perdonador, el Más Misericordioso. Dios tiene varios nombres que implican diferentes aspectos de Su naturaleza perdonadora. Se le llama Al-Ghafur (el más indulgente) y Al-Afuww (el que sana y restaura nuestro honor).
También se le llama Al-Tawwab (el Aceptador del arrepentimiento). Esta palabra tiene el sentido de «volver a menudo», lo que implica que Dios acepta nuestro arrepentimiento una y otra vez.
Cometemos errores y cuando nos damos cuenta de ello, nos arrepentimos ante Dios, y Él acepta nuestro arrepentimiento. Por otra parte, hacemos el mal y nos arrepentimos ante Él, buscando Su perdón, y Él perdona.
Dios se llama Al-Rahman y Al-Rahim también, que significan «el Todomisericordioso» y «el Todo Compasivo» respectivamente. Las dos palabras indican que Dios es siempre misericordioso con todas Sus creaciones, y más particularmente con Sus siervos obedientes. De hecho, la misericordia de Dios es ilimitada y Su amor es infinito.
El Profeta (la paz sea con él) solía orar:
Oh Al-lah, Tú eres el que todo lo perdona, amas perdonar, así que perdóname. (At-Tirmidhi)
Sin excepción, todos necesitamos urgentemente la misericordia y el perdón de Dios todo el tiempo.
Dios, en el Corán, nos enseña que los seres humanos debemos esforzarnos al máximo por cultivar dentro de nosotros las cualidades de la misericordia y el perdón. El profeta Muhammad nos ha enseñado:
Dios es misericordioso con los que tienen misericordia de los demás. (Al-Bujari)
El perdón del Profeta
Hubo varios eventos en la vida del Profeta Muhammad que demuestran cuán misericordioso y perdonador fue incluso con sus enemigos. Por ejemplo, a su regreso a la ciudad de La Meca después de su victoria, el Profeta se encontró cara a cara con sus brutales perseguidores que lo combatieron durante muchos años y asesinaron a muchos de sus seguidores.
Ahora tenía todo el poder y sus enemigos estaban a sus pies, suplicando misericordia. Haciendo de ese momento uno histórico sin paralelo en la historia, el Profeta Muhammad les dijo simplemente:
Hoy no los culpo. Son libres. (Ibn Hisham)
El carácter noble de Abu Bakr
El carácter ejemplar del Profeta dejó una profunda impresión en sus compañeros. Nadie ejemplificó la gentileza y la generosidad del Profeta en vida más que su compañero más cercano, Abu Bakr Al-Siddiq.
El nombre «Al-Siddiq» es en realidad un título que le fue dado por el Profeta Muhammad, que significa «el siempre veraz». Fue Abu Bakr quien fue el primero en permanecer firme junto al Profeta en todas esas ocasiones en las que otros de menor calibre flaquearon.
Abu Bakr era la encarnación misma de la magnanimidad, la nobleza y la gracia. Fue uno de los primeros en declarar su lealtad al Profeta, y desde ese momento, nada lo disuadió del camino del Islam, y nadie estuvo más cerca del Profeta que él.
De hecho, Abu Bakr fue el primer hombre rico de la historia que compró esclavos solo para darles libertad.
Lady Aishah, la esposa del Profeta, era la amada hija de Abu Bakr. Esta relación fue un vínculo que lo acercó al Profeta Muhammad. Hubo un incidente relacionado con Aishah que molestó a Abu Bakr y le produjo una gran tristeza.
El incidente de la calumnia
La historia se cuenta en la biografía del Profeta Muhammad y generalmente se la conoce como el «incidente de la calumnia».
Todo comenzó cuando Aisha acompañó al Profeta Muhammad en una de sus campañas y, mientras regresaba, se quedó atrás de la caravana debido a su preocupación por la búsqueda de un collar que había perdido en el desierto.
Esto la detuvo mientras la caravana continuaba el viaje, creyendo que Aishah estaba con ellos. Cuando regresó al lugar de campamento no encontró a nadie; no tenía más opción que quedarse allí con la esperanza de que su gente se diera cuenta de que no estaba con ellos y volviera a buscarla.
Un hombre llamado Safwan iba detrás del ejército y por casualidad vio a Aishah. La dejó montar en su camello mientras los conducía a pie hasta la caravana que estaba en la siguiente parada.
Después de esto, algunas personas comenzaron a difundir rumores difamatorios que conectaban a Aishah y Safwan. Cuando Aishah se enteró, se puso muy nerviosa y siguió llorando y rezando a Dios para que probara su inocencia.
Uno puede imaginar lo molesto que estaba Abu Bakr al enterarse de la difícil situación de su hija. Mientras que algunas personas apoyaron a Aishah y creyeron en su inocencia, muchas otras participaron en chismes y difundir rumores falsos, y no había nada que Abu Bakr pudiera hacer para evitarle a su hija este dolor.
La inocencia de Aisha
Algún tiempo después, después de que Aishah, Abu Bakr y el Profeta Muhammad hubieran soportado mucho dolor y estrés debido a este incidente, el Profeta recibió una revelación declarando la inocencia de Aishah y castigando a los calumniadores.
Qué consoladora fue esa revelación tanto para Aisha como para su padre, Abu Bakr. El Profeta mismo se sintió muy aliviado al comprobar la inocencia de su esposa.
La acusación era falsa y todo el incidente enseñaría a los musulmanes la importancia de decir la verdad y no hablar mal de los demás. A los musulmanes también se les da un ejemplo maravilloso en la forma en que el Profeta Muhammad, Aishah y Abu Bakr manejaron una situación tan complicada, ya que todos soportaron el dolor buscando pacientemente la complacencia de Dios.
Abu Bakr se enteró de que una de las personas que desempeñó un papel clave en la difusión de la calumnia fue una persona llamada Mistah ibn Uthatha.
Abu Bakr, siendo un hombre tan grande y generoso, solía gastar de su propia riqueza para mantener a muchas personas indigentes. Mistah era una de esas personas.
Después de enterarse de que Mistah había participado en la difamación de su hija, Abu Bakr estaba muy enojado con él; decidió detener el apoyo financiero que le estaba brindando.
Sin embargo, la revelación le llegó al Profeta Muhammad diciendo:
Que los que hacen obras de bien y los que tienen riqueza no juren dejar de ayudar [a los pobres debido a su participación en la calumnia a Aishah] a sus parientes, a los pobres y a quienes dejaron sus hogares por la causa de Dios, y [es mejor] que los perdonen y los disculpen. ¿Acaso no aman ser perdonados por Dios? Dios es Indulgente, Misericordioso. (24:22)
Abu Bakr sintió el aguijón de esta advertencia e inmediatamente se arrepintió. Pronto se corrigió a sí mismo y devolvió su generosa concesión a Mistah. Por lo tanto, perdonó al hombre que participó en la difamación de su hija y, misericordiosamente, continuó dando de su propia riqueza para mantenerlo.
El refinamiento de los árabes salvajes del desierto a través de la revelación de Dios y el ejemplo de Su Profeta fue en sí mismo nada menos que milagroso. De hecho, Abu Bakr Al-Siddiq es siempre uno de los modelos brillantes para toda la humanidad.
Fuente: About Islam
Obras citadas:
Ibn Hisham, Abd al-Malik. Seerat Ibn Hisham. Vol. 1. Beirut: Dar al-Fikr, 1998.