El Profeta Muhammad y Abu Bakr finalmente se dirigen a Medina
Si alguien quisiera hacerte daño hasta el punto de asesinarte, ¿cómo responderías?
¿Devolvería su acto de agresión con una buena acción?
Esto es exactamente lo que le sucedió al Profeta Muhammad (la paz sea con él) 13 años después del comienzo de la revelación. ¿Sabes cómo reaccionó cuando sus agresores intentaron matarlo?
Después de protegerse a sí mismo del complot asesino, hizo arreglos para devolver los bienes que sus enemigos le entregaron para que los guardara.
Pero antes de entrar en detalles, continuemos donde lo dejamos la última vez.
La situación en La Meca era ahora muy tensa. La mayoría de los compañeros del Profeta habían logrado emigrar a Medina. Los Quraish intentaron evitar que algunos de ellos abandonaran la ciudad, como Umm Salama, como se destacó en el artículo anterior. Pero la mayoría pudo irse, aunque algunos tuvieron que dejar atrás sus riquezas y pertenencias, como Suhaib Al-Rumi.
Ahora quedaban dos compañeros importantes en La Meca con el Profeta: Abu Bakr y Ali. Un día, Abu Bakr le pidió permiso al Profeta para partir hacia Medina. Pero el Profeta le pidió que tuviera paciencia y esperara. Abu Bakr entendió esa respuesta como una señal de que podría tener el privilegio de viajar con el Profeta.
Para prepararse para el viaje, Abu Bakr consiguió dos camellos e hizo los arreglos necesarios para el viaje. Mientras tanto, aunque los Quraish habían permitido que algunos compañeros abandonaran la ciudad, no pudieron llegar a un consenso sobre qué hacer con el Profeta. ¿Deberían dejarlo también irse para deshacerse de él? ¿O deberían matarlo antes de que se fuera a Medina?
Un complot y un rescate divino
Entonces, un día, los líderes de los Quraish se reunieron para decidir qué hacer. Matar al Profeta no era una opción para una sola tribu. Eso solo conduciría a la venganza y la retribución contra una sola. de ellas
Finalmente, decidieron elegir a un joven fuerte de cada tribu. Estos hombres se reunirían en la casa del Profeta Muhammad y lo matarían juntos. De esa forma, el clan del Profeta, los Banu Hashim, no podrían vengarse. Los Quraish asumieron que no podrían luchar contra todas las tribus y finalmente se conformarían con aceptar dinero en compensación.
Dios describe su trama en el Corán:
Y recuerda [¡oh, Muhammad!] cuando se confabularon contra ti los incrédulos para capturarte, matarte o expulsarte [de tu ciudad]. Ellos planearon en tu contra, pero Dios desbarató sus planes, porque finalmente Dios es el que mejor planea. (8:30)
Ese día, Gabriel le informó al Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) que debía irse de La Meca de inmediato. El Profeta se apresuró a ir a la casa de Abu Bakr y le informó que ahora tenía el permiso divino para hacer el viaje.
Abu Bakr pidió acompañarlo, y el Profeta (la paz sea con él) estuvo de acuerdo. Con lágrimas de alegría, Abu Bakr le ofreció al Profeta la camella que había preparado para el viaje. El Profeta aceptó, pero insistió en pagarle el costo.
Mientras tanto, el Profeta Muhammad (la paz sea con él) tenía varios problemas que tratar. Primero, necesitaba tiempo suficiente para salir de la ciudad sin que los Quraish lo supieran. Así que le pidió a su primo Ali que durmiera en su cama y se cubriera con su manto verde.
En medio de la noche, cuando su casa estaba sitiada, Dios hizo que sus enemigos se durmieran. Con la protección de Dios, el Profeta Muhammad (la paz sea con él) pudo irse sano y salvo.
Pondré ante ellos una barrera y otra detrás, y los cubriré con un velo y no podrán ver. (36: 9)
El digno de confianza (Al-Amin)
El Profeta (la paz sea con él) se dirigió a la casa de Abu Bakr. Ambos abandonaron la ciudad de inmediato y se dirigieron al sur en lugar de al norte hacia Medina. El Profeta le pidió a Ali que se quedara atrás para devolver a la gente de La Meca sus pertenencias que habían guardado con él.
Esta es una de las asombrosas decisiones que tomó el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) en este viaje. Incluso cuando se enfrentó a un peligro extremo, siguió siendo confiable y honesto. Nunca traicionó a quienes lo traicionaron. En cambio, respondió a una mala acción con una buena acción.
Eso fue parte de las enseñanzas divinas que Dios le enseñó, como Él dice en el Corán:
No es lo mismo obrar el bien que obrar el mal. Responde con una buena actitud, y verás que aquel con quien tenías enemistad se convierte en un amigo ferviente. (41:34)
Tres días en una cueva
Los dos hombres buscaron refugio en una cueva en las afueras de La Meca. La cueva estaba ubicada al sur, mientras que Medina estaba al norte.
Abdullah, el hijo de Abu Bakr, venía a la cueva por la noche con las últimas noticias de La Meca.
Mientras tanto, los Quraish habían lanzado una operación de búsqueda masiva. Cualquiera que encontrara a Muhammad y lo devolviera vivo o muerto recibiría una recompensa de cien camellos. Mucha gente los estaba buscando.
Asma’, la hija de Abu Bakr, les traía provisiones. Y un pastor llevaría a sus ovejas a la montaña donde estaba ubicada la cueva para borrar sus huellas.
Pero un día, hombres de los Quraish llegaron a la montaña y subieron frente a la cueva. Abu Bakr tenía miedo. Le dijo al Profeta (la paz sea con él) que si miraban hacia abajo, los verían. El Profeta Muhammad respondió de tal manera que calmó a su mejor amigo, como se registra en el Corán:
Si no lo socorren [al Mensajero], sepan que Dios [no necesita de ustedes, pues ya] lo auxilió aquella vez que los incrédulos lo expulsaron [de La Meca], cuando estando en la caverna con su compañero [Abu Bakr], le dijo: «No te entristezcas, pues Dios está con nosotros». Entonces, Dios hizo descender Su sosiego sobre él [Abu Bakr], los socorrió con un ejército [de ángeles] que ellos no veían… (9:40)
La buena planificación es parte de la confianza en Dios
¿Cómo puede un recién converso, o un musulmán nacido, beneficiarse de la historia de este asombroso viaje?
Una lección importante es que debemos hacer nuestro mejor esfuerzo y siempre planificar con anticipación. Después de planificar el viaje de sus compañeros a Medina, el Profeta (la paz sea con él) hizo su propio plan de viaje. Fue un plan muy preciso y exacto.
Algunos musulmanes que entienden mal el Islam piensan que confiar en Dios significa no hacer nada; simplemente confiar en la ayuda divina. Están equivocados. Esta actitud se conoce como tawaakkul, que es lo opuesto al tawakkul, la verdadera confianza en Dios.
Después de hacer el mejor plan y hacer su mejor esfuerzo, el corazón de un creyente debe calmarse. Debemos tratar de ser como el Profeta (la paz sea con él), confiando en que Dios nos dará el mejor resultado.
Otra lección importante es ser siempre honesto y digno de confianza, incluso cuando te enfrentes a la injusticia. El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) podría fácilmente haberse llevado consigo la riqueza de los Quraish a Medina. Nadie lo hubiera culpado; después de todo, estaban a punto de matarlo.
Salvados del peligro
Después de pasar tres días en la cueva, el Profeta Muhammad (la paz sea con él) y Abu Bakr se encontraron con su guía en Medina. Era un guía experto no musulmán que conocía el camino a Medina con el que la mayoría de la gente no estaba familiarizada.
En lugar de llevarlos por la ruta normal hacia el norte, primero se dirigieron al sur hacia la ciudad de Yeda. Luego se dirigieron hacia el norte, tomando la ruta costera para evitar a los hombres de los Quraish que iban a atraparlos.
En el camino, se encontraron con dos no musulmanes. El primero fue Suraqah ibn Malik, quien intentó atraparlos pero falló. La otra era una dama llamada Umm Ma’bid. Ella dio una descripción muy precisa del Profeta (la paz sea con él), que se detalla en Sahih Al-Bujari y otros libros de hadices.
¿Qué pasó después?
Aproximadamente dos semanas después de salir de casa, el Profeta Muhammad (la paz sea con él) llegó a Quba’, cerca de Medina. Más eventos se detallarán en la próxima parte de esta serie, in sha’ Al-lah.
Así que estén atentos…
Fuente: About Islam