Posted on / in Articulos

La Meca boicotea a los musulmanes e impone un cruel embargo

¿Cómo reaccionarías si tu comunidad estuviera bajo un embargo económico total durante tres años?

Esto es exactamente lo que les sucedió a los primeros musulmanes en La Meca entre el séptimo y el décimo año de la misión del Profeta. Fueron sujetos a un asedio social y económico total por parte de los Quraish. Este asedio los obligó a dejar sus hogares y asentarse en un estrecho valle en las colinas de La Meca.

¿Por qué?

Porque eligieron dejar la religión de sus antepasados ​​y convertirse en musulmanes.

¿Suena esto familiar en un contexto moderno?

Desafortunadamente, hoy se está llevando a cabo una persecución similar contra los musulmanes, incluso en China contra la minoría musulmana uigur y en Myanmar contra los rohinyá.

¿Los nuevos conversos tienen que cambiar sus nombres?

En algunos países occidentales, los musulmanes y los nuevos conversos pueden tener dificultades para conseguir un trabajo debido a su Islam.

Por ejemplo, las estadísticas en Europa muestran que aquellos con un nombre musulmán tienen menos probabilidades de obtener una oferta de trabajo en comparación con otros ciudadanos.

A una mujer musulmana con hiyab a menudo se le niega el empleo en algunas instituciones públicas y privadas.

Estas son algunas de las pruebas y dificultades que a veces enfrentan los nuevos musulmanes cuando declaran su Islam.

Entonces, ¿qué pueden hacer los nuevos conversos para superar esto?

He aquí un ejemplo.

En estos días, un nuevo converso al Islam en algún momento insistirá en cambiar su nombre por uno «musulmán». Un nombre es una cuestión de identidad, pero una identidad musulmana no se trata del nombre de una persona. Un converso de Occidente debe mantener su nombre e integrar el Islam sin problemas en su vida. Así que se prudente y no crees problemas innecesarios para ti y tu familia.

¿Por qué el boicot?

Después de la conversión de Hamza y Umar, los líderes de los Quraish hicieron un último intento de negociar con el Profeta Muhammad (la paz sea con él).

Su representante, ‘Utbah, le ofreció riqueza, poder y liderazgo a cambio de que dejara de predicar su fe.

El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) respondió recitando los primeros versículos de la Sura de LA DESCRIPCIÓN DETALLADA, Capítulo 41 del Corán. Cuando llegó al versículo 16, donde Dios dice:

Les envié un fortísimo viento gélido en días terribles, para hacerles sufrir el castigo humillante en esta vida; pero el castigo de la otra vida será más humillante aún, y no tendrán quién los socorra. (41:16)

Utbah le dijo al Profeta (la paz sea con él):

«Les ruego en el Nombre de Al-lah y los lazos de sangre que se detengan, no sea que la calamidad caiga sobre la gente de los Quraish». Luego regresó apresuradamente a sus compatriotas y les informó de lo que había escuchado. (El néctar sellado)

Cuando este último intento fracasó, los líderes de La Meca celebraron una reunión para discutir su próximo movimiento. Aprobaron un nuevo plan de boicot para presionar a la tribu del Profeta Muhammad y sus parientes cercanos, Bani Hashim y Bani Abdel Muttalib.

Embargo económico y social total

Los términos del boicot, que anotaron y colgaron dentro de la Kaaba, incluían un embargo económico total. Esto significó que no hubo transacciones comerciales o de negocios con Bani Hashem y Bani Abdel Muttalib. El embargo social significaba que no se casarían ni interactuarían con los partidarios de Muhammad hasta que su tribu lo entregara para que lo mataran.

Abu Talib reaccionó sabiamente a este pacto injusto y agresivo. Se retiró a un valle en las afueras de La Meca llamado Shi’b Abi Talib. Los Banu Hashim y Banu Abdel Muttalib, musulmanes y no musulmanes por igual, se unieron a su líder en ese valle. La única excepción fue el otro tío del Profeta, Abu Lahab.

Este cruel embargo duró aproximadamente tres años. Su único suministro de alimentos fue enviado por unos pocos no musulmanes en La Meca que sintieron pena por ellos. Estos incluían a Hakim ibn Khuzam, el sobrino de Jadiya, y Al-Mot’am ibn ‘Adi. Cada pocas semanas más o menos, les enviaban discretamente un camello con suministros. Sin embargo, era tan poco que los musulmanes comían hojas de árboles debido al hambre.

El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) y sus compañeros se ataban piedras en el abdomen para aliviar sus dolores de hambre. Su salud empeoraba y sus cuerpos se debilitaban con el paso de los días. Sobrevivir todo ese tiempo en tales condiciones fue casi imposible, pero había luz al final del túnel.

Alivio después de las dificultades

Los musulmanes que estaban en el valle con Abu Talib perseveraron durante casi tres años en estas condiciones. Y el Profeta Muhammad (la paz sea con él) no se rindió. A pesar de la situación, salía al encuentro de las delegaciones procedentes de distintos puntos de Arabia por peregrinaciones o negocios. Entonces, él (la paz sea con él) los invitaría al Islam.

Cuando las cosas empeoraron y la salud de los musulmanes se deterioró gravemente, el Profeta (la paz sea con él) hizo una oración contra los agresores. Después de esta oración, La Meca sufrió una sequía severa. Mucha gente sintió que se trataba de un castigo divino por su cruel embargo.

Luego, en el mes de Muharram del décimo año, se unieron cinco no musulmanes de La Meca que se oponían al embargo. Decidieron hacer algo para ayudar a poner fin al asedio. Entonces empezaron por intentar cambiar la opinión pública sobre el pacto. Fueron a Abu Yahl en su lugar de reunión cerca de la Kaaba. Uno por uno, expresaron públicamente su oposición al boicot.

Ocurrió un milagro

Parece que tuvieron éxito, ya que el apoyo público al boicot comenzó a cambiar. Al mismo tiempo, tuvo lugar un evento asombroso. El Profeta Muhammad (la paz sea con él) le dijo a su tío Abu Talib que el ángel Gabriel le había informado que las hormigas se habían comido el tratado que estaba guardado dentro de la Kaaba. Lo habían comido todo menos el nombre de Al-lah.

Confiando en que su sobrino nunca mentiría, Abu Talib desafió a los líderes de La Meca a verificar si esto era cierto. Les dijo que si abrían la Kaaba y encontraban intacto el tratado, les entregaría a su sobrino. Pero si era cierto, debían poner fin al boicot. Estuvieron de acuerdo y abrieron la Kaaba para verificar la historia.

Para su asombro, las hormigas se habían comido todo el tratado. Solo el nombre de Al-lah (bismika Al-lahum) quedó intacto.

Así que el asedio terminó y los musulmanes regresaron a sus hogares en La Meca. Después de esta prueba larga y desafiante, algunos regresaron con muy mala salud. Estos incluían a la esposa del Profeta, Jadiya, y su tío, Abu Talib, que para entonces tenía alrededor de 80 años.

Ambos fallecieron poco después del final del asedio, como veremos en la siguiente parte de esta serie, in sha’ Al-lah.

 

Por favor mantente al tanto…

 

Fuente: About Islam