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Si a Dios realmente le interesa, ¡que me envíe un milagro!

Por Raya Shokatfard

 

Dios envió milagros a los Profetas en el pasado, incluido el Profeta Muhammad, para fortalecer la fe de los que dudaban y establecer Su mensaje firmemente.

Sin embargo, esos milagros ya no existen.

¿Por qué?

Examinemos primero la definición de milagro:

«Un evento sorprendente que no es explicable por leyes naturales o científicas y, por lo tanto, se considera obra de un agente divino». (Diccionario de Oxford)

Es posible que muchas personas hayan tenido experiencias extraordinarias que pueden llamar milagros, pero hay una diferencia entre estos eventos y los milagros ordenados divinamente dados a los Profetas.

Por ejemplo, la división del Mar Rojo durante el Éxodo de Moisés de Egipto, la resurrección de los muertos por Jesús, la revelación del Corán a un Profeta analfabeto, que contiene información no conocida por la humanidad, así como declaraciones científicas desconocidas para los humanos hasta solo el siglo reciente. Ciertamente, todos estos fueron realizados con el permiso del Creador por razones específicas.

Si uno aceptara que el Corán es la palabra de Dios inalterada, entonces el resto de este artículo sería muy sencillo. Si uno, por otro lado, tiene dudas sobre este Libro divinamente revelado, entonces podría ser más apropiado investigar más sobre este tema antes de continuar.

Dado que el monoteísmo era el mensaje principal por el que todos los Profetas fueron enviados para recordarle a la gente, ya no había necesidad de más Profetas después de Muhammad, ya que su mensaje era el mensaje final y, según Dios, él era el Profeta final.

Muhammad no es el padre de ninguno de sus hombres, sino que es el Mensajero de Dios y el sello de los Profetas. Dios lo sabe todo. (Los Aliados 33:40)

Dado que el Profeta Muhammad fue el sello de los Profetas, tendría sentido que el Islam fuera la última de las religiones ordenadas por Dios como se indica a continuación:

Hoy les he perfeccionado su forma de adoración, he completado Mi gracia sobre ustedes y he dispuesto que el Islam sea su religión. (La Mesa Servida 5: 3)

Por lo tanto, el Corán contiene todo lo que uno necesita saber para creer en Dios. Este es un hecho muy significativo que no puede pasarse por alto debido a la falta de conocimiento o al desinterés por profundizar en esta revelación divina.

Hay algunas personas bien intencionadas que ponen a prueba a Dios deseando ver un milagro de Él para creer plenamente que Él está allí y se preocupa por ellos.

Estas personas creen en Dios pero no tienen una relación personal con Él. Tal fue también el caso de la tribu de los Quraish a la que Muhammad estaba predicando con el advenimiento del Islam.

Ciertamente creían en Dios como el Creador, pero también adoraban ídolos además de Él. A continuación, se muestran algunos ejemplos de su obstinada resistencia:

Si les preguntas [a los idólatras] quién creó los cielos y la Tierra, y sujetó al Sol y a la Luna [a una órbita], responderán: «¡Dios!» ¿Cómo, entonces, es que se desvían [del monoteísmo]? (La Araña 29:61)

Seguramente sabían quién era Dios, pero no sabían que estaban en un estado de ignorancia.

Si les preguntas [a los idólatras]: «¿Quién creó los cielos y la Tierra?» Responderán: «¡Dios!» Diles: «¡Alabado sea Dios!» Pero la mayoría de la gente lo ignora. (Luqman 31:25)

Entonces, aunque creían en el Creador supremo, consideraban que el mensaje del monoteísmo estaba en conflicto con sus creencias de idolatría, que incluían adorar a más de 300 dioses. Pensaban que solo a través de sus ídolos podían llegar a Dios.

Si les preguntas [a los idólatras:] «¿Quién creó los cielos y la Tierra?» Te responderán: «¡Dios!» Diles: «¿Acaso no han pensado qué es aquello que invocan en vez de Dios? (Los Grupos 39:38)

Pero afirmaron que si se podía alcanzar a Dios sin los ídolos, que les mostrara una señal antes de que pudieran creer. Si Dios podía escucharlos directamente y se preocupaba, que hiciera algunos milagros.

Dicen [los que se niegan a creer]: No creeremos en ti hasta que no hagas fluir para nosotros vertientes de la tierra. (El Viaje Nocturno 17:90)

Siguieron más demandas:

o poseas un huerto con palmeras y vides, y hagas brotar en él ríos, (17:91)

Pero incluso esto no sería suficiente:

o hagas descender sobre nosotros un castigo del cielo como advertiste, o nos traigas a Dios y a los ángeles para que los podamos ver, (17:92)

¿Fueron todas estas demandas signos de un deseo genuino de creer o un mero desafío?

o poseas una casa de oro o asciendas al cielo, y aun así no creeremos en ti a menos que nos traigas del cielo un libro que podamos leer». Diles: «¡Glorificado sea mi Señor! Pero, ¿no soy acaso solo un ser humano enviado como Mensajero?» (17:93)

Dado que la tribu del Profeta no consideró la revelación del Corán como un milagro, todavía estaban esperando algo extraordinario. Su creencia en Dios para ellos requería creer en Muhammad, pero siguieron probándolo.

Dicen: «¿Por qué no se le ha concedido [a Muhammad] un milagro de su Señor?» Respóndeles: «El conocimiento de lo oculto pertenece solo a Dios. Esperen, que yo también esperaré». (10:20)

Sí, la revelación contenía muchas señales claras, pero aún esperaban algo más extraordinario para creer. Sin embargo, Dios sabía que no creerían incluso si se cumplieran todas sus demandas.

Dijeron: «¿Por qué su Señor no le ha concedido un milagro?» Diles [¡oh, Muhammad!]: «Dios es capaz de enviar un milagro». Pero la mayoría de ellos no son conscientes [que Dios envía Sus milagros por una sabiduría]. (6:37)

Esperemos que los que esperan milagros para creer que Dios todavía está ahí para ellos no sean como los mencionados anteriormente.

Uno debe examinar su intención con respecto al último mensaje que Dios envió al último de Sus Profetas. Si hay seguridad en el corazón del buscador de que el Corán es la palabra de Dios, sin cambios, entonces puede observar que Dios nos dice claramente que ha estado y siempre estará allí para Sus criaturas humanas y responderá a sus necesidades.

Y si Mis siervos te preguntan por Mí [¡oh, Muhammad!, diles] que estoy cerca de ellos. Respondo la súplica de quien Me invoca. [Entonces] que me obedezcan y crean en Mí, que así se encaminarán. (2: 186)

Hay numerosos versículos como los anteriores. Como notamos, están en tiempo presente, lo que significa que esta es una promesa perpetua. Aunque Dios menciona momentos en los que ayudó a los creyentes del pasado y a sus Profetas, Su promesa de escuchar y ayudar continuamente a los creyentes hasta su último día en la Tierra es abrumadoramente clara en el Corán.

Si leemos la segunda parte del versículo anterior, notamos que Dios les está diciendo a los buscadores lo que deben hacer para alcanzarlo. Él dice:

[Entonces] que me obedezcan y crean en Mí, que así se encaminarán. (2: 186)

La obediencia a Dios significa comprender y adherirse a Sus mandamientos y, al mismo tiempo, creer firmemente en Él como el único Creador de todo lo que existe.

Si dedicamos parte de nuestro valioso tiempo a acercarnos a Dios entendiéndolo a través de Su Libro, es posible que responda a muchas de las preguntas de los buscadores de la verdad. Pero si no entendemos la revelación Divina y seguimos poniendo a prueba al Creador Supremo, nunca ganaremos. Una vez que obtenemos la respuesta correcta, nuestra mente salta rápidamente a otro obstáculo para creer en Él y surgen más preguntas que pueden ser más una señal de resistencia a creer que una pregunta sincera.

Supongamos que el buscador realmente no está poniendo a prueba a Dios y está buscando genuinamente una respuesta. Él puede decir que el versículo anterior requiere que uno crea en Dios y lo obedezca, pero ¿por qué se responden las súplicas de otros que son incrédulos? El Creador supremo mismo responde mostrando Su gracia manifiesta a toda la humanidad y les da lo que buscan.

…hay gente que dice: «¡Señor nuestro! Danos bienestar en esta vida»; pero no obtendrán nada en la otra vida. (2: 200)

Sin embargo, la búsqueda de la dicha en este mundo debe incluir la fe en el Más Allá y el éxito en el destino final.

Pero entre ellos hay quienes dicen: «¡Señor nuestro! Danos bienestar en esta vida y en la otra, y presérvanos del tormento del Fuego». (2: 201 )

Y finalmente los buscadores genuinos toman en serio la declaración de Dios y consideran esta advertencia como una puerta clara y abierta para que entren y permanezcan en la religión del Islam con certeza y paz para no estar entre los perdedores.

Quien profese una religión diferente al Islam no le será aceptada, y en la otra vida se contará entre los perdedores. (3:85)

 

Fuente: About Islam

 

Acerca de Raya Shokatfard

Raya Shokatfard tiene una Maestría en Periodismo/Comunicaciones Masivas y en periodismo televisivo. Licenciada en Comunicación y Licenciada en Estudios Islámicos. Ha sido propagadora islámica en los Estados Unidos y Egipto durante muchos años y conferencista académica, escritora, presentadora internacional, consultora, corresponsal extranjera.