3 cosas para recordar cuando se te pregunta sobre el Islam
Por Brian Wright
Convertirse en musulmán significa abrir una puerta a una nueva cosmovisión: una vida centrada en los mandamientos de Dios y las enseñanzas del Profeta Muhammad (la paz sea con él).
Acercarse a esto y a la vasta colección de patrimonio musulmán de 1400 años es una tarea de enormes proporciones; una que requiere aprender nuevos idiomas, participar en años de estudio y tratar con personas de diferentes ámbitos de la vida.
Al mismo tiempo, el resto del mundo no está dispuesto a dejarte solo para explorar esta nueva religión por ti mismo. La familia, los amigos e incluso la comunidad más amplia de musulmanes y no musulmanes te bombardean con preguntas; e incluso a veces críticas que no siempre estás preparado para responder.
¿Cómo podemos nosotros, como nuevos musulmanes, ya cargados con tanto, responder con confianza a las preguntas que otros plantean sobre nuestra fe y práctica?
Aquí hay algunos consejos de mi propia experiencia que me han ayudado a lidiar con preguntas y absorber nuevas experiencias, convirtiéndolas en oportunidades para mejorar y fortalecer mi fe en el proceso.
Aprende a decir «No sé (todavía)»
La respuesta más simple a cualquier pregunta planteada es también una de las más difíciles de aprender a decir. Todos suponen que siempre tenemos las respuestas. En serio, ¿cómo pudimos haber ingresado a una nueva religión y haber cambiado tanto en la vida sin conocer cada detalle al respecto?
La verdad es que para cada uno de nosotros hay algo especial que nos trajo al Islam. Para mí fue la historia de María la madre de Jesús (la paz sea con él).
Al igual que la historia inicial de Moisés, el enfoque no está en el profeta mismo, sino en la persona más cercana y más impactada por la venida de la profecía: la madre del profeta.
Dios, reconociendo su dolor, brindándole consuelo y prometiendo que su dedicación no fue en vano me mostró que su papel era lo suficientemente importante como para que Dios nos lo recordara todo.
Esto me mostró un sentido de justicia y que, usando la terminología del Corán, la persona que ha hecho la menor cantidad de bien (o mal) eventualmente verá las consecuencias.
Eso podría ser interesante para mí, pero para otros otro aspecto del Islam es más atractivo.
Por ejemplo, durante esos primeros años, otros me preguntaban constantemente por qué elegiría una fe que tan a menudo es asociada con la violencia. Tuve que aprender a no responder directamente o defenderme ciegamente sin conocimiento, sino decir: «No lo sé (todavía), pero esto es lo que me llevó al Islam».
Escúchense unos a otros
Con el punto anterior en mente, también es importante darse cuenta de que no estás solo. Nuestras historias colectivas, como nuevos musulmanes, y el nuevo conocimiento que adquirimos es un recurso importante que debemos aprender a utilizar para nuestro beneficio.
Habla con otros conversos sobre tus experiencias; Date cuenta de que pueden ser muy diferentes a las tuyas y usa lo que otros han aprendido. Esto significa crecer como persona para aceptar diferentes puntos de vista y perspectivas.
Además, los musulmanes nacidos tienen una riqueza igualmente importante de conocimientos y experiencias para compartir. Pueden haber nacido y crecido en un país lejano o en una cultura y familia diferente; y esas experiencias han dado forma a quienes son como musulmanes.
Aunque es posible que no tengan la experiencia de lo que significa cambiar de fe, aún saben bastante sobre el estrés de ser musulmán en el mundo de hoy.
Escucha estas historias e incorpora sus consejos a tu propia colección de conocimientos. Comprende que la forma de vivir proviene de una experiencia particular; pero no desestimes lo que tienen que decir solo porque traen a su fe su propio bagaje nacional y cultural. Estás en la misma situación con la misma cantidad de equipaje.
Las preguntas pueden ser clave
Finalmente, mientras exploras tu nueva fe, usa las preguntas que te llegan de otros como una puerta de entrada para explorar más sobre el Islam.
Por ejemplo, siempre me abordaban el tema de la violencia. “Tu religión tiene tanta gente violenta, es objeto de tantas guerras y tanta violencia. ¿Por qué el Islam es así?”.
Una pregunta bastante peligrosa, que podría alejarme de mi fe.
Tomé esta pregunta en serio y comencé a leer más sobre el Islam y el tema de la violencia. Lo que descubrí fue que si bien el Islam no abraza la violencia, al mismo tiempo no ignora su necesidad.
El Islam es una fe que está destinada a hablarle a la humanidad en todos los niveles y trata cuestiones sobre el individuo, la familia y la sociedad.
La guerra y la violencia lamentablemente son parte de la humanidad y algo que no podemos evitar. Sería inapropiado suponer que Dios omnisciente, Quien nos creó, ignoraría nuestra naturaleza. En lugar de ignorar la violencia, Dios y el Islam hacen todo lo posible para alentar a los humanos a mejorar y encontrar un mejor camino.
En aquellos casos en que la lucha es inevitable, existen reglas: que no se asesinen a los inocentes o aquellos que no pueden o eligen no luchar, que no se destruya la tierra, que no se envenenen las fuentes de agua, se deben tratar adecuadamente a los reclusos, etc.
Al final, las preguntas destinadas a criticar mi fe acabaron cimentando aún más mi conocimiento; y exponiéndome a un nuevo nivel que nunca antes había considerado. Esto es sólo un ejemplo. Pero cada uno de nosotros, como nuevos musulmanes, enfrentamos preguntas e incluso críticas sobre nuestra fe y debemos usarlas no como fuentes de duda sino como oportunidades para aprender más.
Di: “No lo sé (todavía)», y luego busca esas respuestas con el coraje necesario de quien se toma a pecho la idea:
Este es el Libro, sobre el cual no hay duda, una guía para aquellos conscientes de Dios. (Corán 2:2)
Fuente: About Islam
Acerca de Brian Wright
Brian Wright es profesor asistente de Estudios Islámicos en la Universidad Zayed, Abu Dhabi. Tiene un doctorado del Instituto de Estudios Islámicos de la Universidad McGill. Su disertación fue sobre el derecho penal islámico en Egipto, India y la Turquía otomana durante el siglo XIX. Ha estudiado fiqh con varios eruditos tradicionales en Egipto e India.