La propuesta de matrimonio en el Corán
Por Ibrahim Khan
Las perlas del Corán nunca dejan de asombrar al creyente. Dios nos dice en el Corán,
En esto hay un motivo de reflexión para quienes tienen uso de razón y prestan oído con una mente consciente. (Sura Qaf; 37)
Dios solo habla de aquellas cosas en el Corán que necesitamos saber para que podamos atravesar esta vida con éxito hacia Él. Muchas veces, encontramos a Dios entrando en detalles o mencionando algo muy claramente, y en otras ocasiones encontramos que Dios simplemente toca un tema sin dar más detalles. Esto se debe a que el Corán es aplicable a todos y cada uno de los casos y, por lo tanto, si Dios hubiera entrado en detalles sobre cosas específicas, habría frustrado el propósito del Corán; es decir, ser una fuente de orientación para todas y cada una de las generaciones.
Además, cada vez que Dios entra en detalles, nos corresponde a mí y a ti analizar y reflexionar sobre esos detalles, ya que han sido detallados por una razón. Los eruditos han dividido los temas del Corán en tres; 1) Reglas, 2) Creencia en Dios, y 3) Historias.
Dentro de este artículo, quiero centrarme en la tercera división, y en particular, la vida de un profeta específico que vino antes de nuestro Profeta (la paz y las bendiciones sean con él). Pero antes de eso, ¿por qué Dios menciona las vidas de diferentes Profetas en el Corán?
Sí, vemos que cada Profeta fue a su pueblo con un mensaje, que era adorar a Dios, pero ¿eso fue todo? Ese fue el objetivo principal de su transmisión, pero notarás que los profetas de los cuales Dios nos narra en el Corán también fueron enviados con problemas sociales que tenían que abordar y que estaban relacionados con su incredulidad en Dios.
Por ejemplo, la gente de Madián para la cual fue enviado el Profeta Shuayb (la paz sea con él), se engañaban unos a otros en las transacciones comerciales porque no se daban cuenta de que Dios les pediría cuentas por sus malas acciones. Como otro ejemplo, la gente de Zamud era un pueblo tecnológicamente muy avanzado; capaz de diseñar y tallar moradas seguras dentro de las montañas. Cuando Dios les envió al Profeta Salih (la paz sea con él), pensaron que sus habilidades técnicas podrían defenderlos contra el castigo de Dios.
A través de estas historias, Dios nos muestra que el Corán es verdaderamente una guía práctica. No solo nos ayuda a encontrar a Dios, sino que también nos ayuda con las cuestiones sociales con las que tenemos que lidiar para vivir nuestras vidas como musulmanes.
En este artículo, quiero resaltar un tema de la vida del Profeta del Corán más discutido: Moisés (la paz sea con él). Dios en Su Libro, narra con gran profundidad la vida de Moisés (la paz sea con él); su educación, el optimismo que encarnó su madre, cómo se convirtió en Profeta, cómo viajó desde Egipto a Madián y su trato con Banu Israel, entre muchas otras cosas. Sin embargo, una de las cosas más sorprendentes del Corán es cómo Dios nos detalla la propuesta de matrimonio de Moisés (la paz sea con él) y cómo se casó. La institución atemporal del matrimonio no necesita una discusión en profundidad, pero en ningún otro lugar encontramos esto en el Corán con respecto a cualquier otro profeta de Dios, excepto en la vida del Profeta Moisés (la paz sea con él)
Dios menciona en un pasaje dentro de Sura Al-Qasas:
Cuando llegó a la aguada de Madián, encontró pastores dando de beber a sus rebaños, y vio que apartadas de ellos había dos mujeres que sujetaban a sus rebaños, entonces les preguntó: «¿Qué les sucede?» Respondieron [ellas]: «No podemos abrevar a nuestro rebaño hasta que los pastores se hayan ido, y nuestro padre es ya un anciano [para hacerlo él]». (Sura Al-Qasas; 23)
Entonces [Moisés] abrevó al rebaño por ellas, y al terminar se retiró a la sombra y exclamó: «¡Señor mío! Realmente necesito cualquier gracia que me concedas». (Sura Al-Qasas; 24)
[Más tarde,] una de ellas regresó y acercándose a él con recato le dijo: «Mi padre te envía una invitación para retribuirte por haber abrevado nuestro rebaño». Y cuando se presentó ante él, le relató su historia, y [el padre de las dos mujeres] le dijo: «No temas, [aquí] estás a salvo de los opresores». (Sura Al-Qasas; 25)
Una de ellas dijo: «¡Oh, padre! Contrátalo, pues qué mejor que contratar a un hombre fuerte y honesto». (Sura Al-Qasas; 26)
Dijo [el padre de las dos mujeres a Moisés]: «Quisiera ofrecerte en matrimonio a una de mis dos hijas a condición de que trabajes con nosotros durante ocho años, pero si deseas quedarte diez será algo que tú hagas voluntariamente. No pretendo dificultarte las cosas, y me encontrarás, si Dios quiere, entre los que tratan con justicia [a sus empleados]». (Sura Al-Qasas; 27)
Solo con estos pocos versos, Dios nos enseña las etiquetas de dar y recibir propuestas de matrimonio. A pesar de que nuestras culturas son diferentes en cuanto a la forma en que se dan y reciben las propuestas, Dios ha delineado maravillosamente este evento en la vida de Moisés (la paz sea con él) para mostrarnos que la perspectiva islámica de la propuesta de matrimonio es práctica para todos los tiempos.
Cuando Moisés (la paz sea con él) mató accidentalmente al egipcio copto, huyó a Madián para salvar su vida, donde se encontró con dos mujeres que tenían un rebaño de ovejas pero que tenían dificultades para controlar su rebaño. Delante de ellas, había hombres que abrevaban sus rebaños, y cuando Moisés (la paz sea con él) preguntó por qué se habían quedado atrás, las mujeres le informaron que el rebaño pertenecía a su padre y que debido a su vejez, sobre ambas hermanas recaía la responsabilidad de dar de beber a las ovejas. Además, como no querían mezclarse con los hombres, esperaban pacientemente a que terminaran para poder tomar su turno.
Moisés (la paz sea con él) sin cuestionar, se hace cargo del rebaño y lo lleva al agua. Cuando termina no pronuncia una sola palabra y va a buscar sombra, suplicando a Dios por Su bondad. Cuando esas dos mujeres regresan a su padre y le explican lo sucedido, este le pide a una de sus hijas que vaya y llame a Moisés (la paz sea con él) para recompensarlo por su caballerosidad.
Una de las hijas luego va a invitar a Moisés (la paz sea con él) a conocer a su padre. Dios menciona que la mujer instruida por su padre caminó tímidamente hacia Moisés (la paz sea con él). Esta es una hermosa característica que el creyente debe encarnar especialmente en un tiempo donde la timidez está mal vista. En el contexto del matrimonio, la verdadera musulmana es la que muestra timidez como una virtud. No pienses que tienes que ser abierta y que necesitas ser escuchada para que te lleguen propuestas de matrimonio, sino que el verdadero creyente musulmán es aquel que desea casarse con una mujer de timidez como es innata dentro de la fitrah.
Moisés (la paz sea con él) acepta la invitación y regresa al padre de estas dos mujeres y le explica su situación. Una de las mujeres (muchos eruditos dicen que fue la que lo invitó) le pidió a su padre que lo contratara debido a dos características que mostraba Moisés (la paz sea con él): confianza y fuerza. A esto, el padre no solo le ofrece a Moisés (la paz sea con él) un trabajo, sino que también le hace una propuesta de matrimonio por su hija.
En esta coyuntura, podemos ver cómo la hija se interesó por Moisés (la paz sea con él), cómo -a través de su hermosa etiqueta de timidez-, insinuó su interés de casarse con él (la paz sea con él). Si Moisés (la paz sea con él) fuera contratado para trabajar para el padre, es justo que él case a su hija con él, ya que tendrá que trabajar con ella.
Muchas veces restringimos a nuestros jóvenes -nuestros hijos e hijas- para que se casen o les impedimos que contraigan matrimonio con quien ellos quieren porque creemos que sabemos más que ellos. En muchas culturas, lamentablemente está mal visto que una mujer insinúe respetuosamente su interés por un hombre. Pero si miramos este pasaje en Sura Al-Qasas, es completamente lo contrario.
El Corán debería ser suficiente para el creyente por encima de todo tipo de cultura. El hecho de que tu hija se acerque a ti insinuando interés en casarse con un hermano en particular como la mujer en Sura Al-Qasas es una señal de bondad ya que reconoce los límites de la Sharía y el importante papel que tiene el wali. ¿No recibió nuestro Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) una propuesta de matrimonio de Jadiya después de que ella quedó impresionada por su honradez y su hermoso carácter? Dios nos dice en el Corán:
“…y la mujer creyente que se ofrece al Profeta [en matrimonio]” (Sura Al-Ahzab; 50)
Este verso fue revelado en relación con una mujer que vino a proponerle matrimonio directamente al Profeta (la paz y las bendiciones sean con él). El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) la miró y le informó que no estaba interesado en casarse. ¿La reprendió el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) por acercarse a él? ¿La regañó por no encarnar la timidez? No, porque la mujer tenía un interés genuino en querer casarse con el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) y, por lo tanto, tomó la forma correcta de acercarse. Sin embargo, si una musulmana que muestra interés en casarse con un hombre es extremadamente tímida para acercarse a él directamente, puede enviar a un pariente o incluso a su padre para hacerle una propuesta.
Asimismo, si un hermano musulmán ve a una hermana musulmana en el trabajo o en la universidad y queda impresionado por su nivel de carácter islámico, puede acercarse a ella para hacerle una propuesta y ponerse en contacto con su tutor. Nuevamente, si es tímido o siente que puede ser incómodo, siempre puede enviar a alguien para que lo haga en su nombre. Si un hombre musulmán te alaba y solicita ponerse en contacto con tu tutor, entonces es una señal de bondad y veneración de la sharía. De ninguna manera este artículo respalda la mezcla libre, sino más bien, el objetivo de este artículo es resaltar la belleza y el equilibrio de la sharía y la practicidad del Corán y cómo arroja luz sobre cuestiones que podemos pensar que son no conectadas con nuestra religión. Cuando se trata de propuestas, la sharía es flexible y no rígida, como encontramos en muchas otras situaciones, y reconoce que todas las situaciones no son iguales.
Por último, si tienes dificultades con el matrimonio y todas las propuestas parecen ser rechazadas, o si no tienes el coraje de enviar una propuesta, utiliza la duaa de Moisés (la paz sea con él), porque Dios entonces lo bendijo con un trabajo, un cónyuge, una familia, un techo, seguridad y protección, y la mayor bendición de todas ellas: la profecía. Todo desde una sola duaa:
«¡Señor mío! Realmente necesito cualquier gracia que me concedas». (Sura Al-Qassas; 24)
Fuente: Muslim Matters