Ramadán no es el mes de la soledad
Por Amy Klooz
El mes de Ramadán es especial.
Es un momento especial para conectarse con Dios.
Y no hay escasez de información sobre cómo maximizar tus actos de adoración: realizar todas las oraciones sunnah, rezar en la mezquita, itikaf, leer el Corán, asistir a una clase diaria de tafsir, memorizar el Corán u otros tipos de enriquecimiento del Ramadán.
Y con el Ramadán cayendo en el verano, hay otro enfoque en la disciplina, la productividad y la salud, con menús súper nutritivos, horarios súper productivos y sueño estrictamente controlado.
Sin duda, todo eso es importante, pero hay otra parte del Ramadán que he descubierto que está algo descuidada para los conversos, y es la socialización en Ramadán.
Es el aspecto social del Ramadán lo que lo hizo especial y amado para mí la primera vez que lo observé.
Gracias a una gran compañera de cuarto, una mezquita acogedora y un montón de conversos en la comunidad, realmente pude crecer como musulmana ese primer Ramadán.
Muchos conversos luchan cuando se trata de socializar con la comunidad musulmana, y es especialmente difícil en Ramadán. Parece que todos lo observan en familia, lo que aísla a muchos conversos. Pero para mí, el Ramadán fue una gran oportunidad para hacer amigos y ser parte de la comunidad, aunque el enfoque seguía siendo adorar a Dios.
Así que aquí hay tres consejos para ayudarte a observar el mes de Ramadán sin que se convierta en el mes de la soledad.
Trata de no romper tu ayuno solo
Si estás invitado a algún iftar, ve. Si te preocupa algo con respecto a la comida, trae tu propio plato, pero aún puedes disfrutar de la reunión.
Invita a otros a tu casa: no es necesario que sea una carga para cocinar, ¡solo haz que sea una comida compartida! Y ve a la mezquita cuando ofrezcan iftars.
Una de las razones por las que mi primer Ramadán fue tan especial fue que nunca rompí mi ayuno sola, y solamente estuve en casa dos veces para el iftar. Cada dos noches, o bien nos invitaban a algún lugar (o yo los acompañaba), o bien íbamos a la mezquita, donde siempre al menos unas pocas hermanas estaban rompiendo su ayuno. Una ventaja de romper el ayuno en la mezquita es que también puedes rezar allí, ¡y ya estás allí cuando llega el momento del tarawih!
Comprometete a una clase o actividad presencial
Esto puede ser una clase de lectura del Corán o una halaqah.
Si bien hay tantos programas maravillosos en línea, si puedes encontrar uno para asistir localmente, será aún mejor, in sha Al-lah.
Puedes hacer amigos allí que te acompañarán en tu viaje. También podrías comprometerte como voluntario, alimentando a otros de forma regular; hay mucha necesidad de ayudar, ya sea en la mezquita o en un refugio.
Para mí, una de las cosas más refrescantes que hacer en Ramadán fue asistir a una halaqa semanal. En mi área tengo la suerte de que hay una serie de reuniones, semanales y algunas más frecuentes, a las que puedo elegir asistir. Hay halaqas para hermanas, para conversos, incluso un grupo que lee una traducción del Corán, reuniéndose varias veces a la semana.
Todas son excelentes maneras de conectarse con otras personas en la comunidad y, al mismo tiempo, tomar un refrigerio espiritual. Escuchar una lección, leer una explicación de un pasaje del Corán o estudiar un hadiz son formas de ayudarte a enfocar tus esfuerzos en Ramadán, fortaleciendo tu fe.
Ofrecer tu tiempo como voluntario para alimentar a otros es otra forma de facilitar las interacciones sociales y, al mismo tiempo, es una obra de caridad por la que la recompensa en Ramadán se multiplicará.
Ora en congregación tan frecuentemente como puedas
Uno de los aspectos hermosos de la oración es que estás con tu comunidad, codo con codo. Si comienzas a asistir a las oraciones en la mezquita con regularidad, verás las mismas caras, entonces será fácil presentarte y hacer nuevos amigos.
Esto también se aplica a las oraciones tarawih: si asistes constantemente, conocerás a quienes están orando contigo. Mientras tanto, obtienes las recompensas multiplicadas de la oración en congregación y en la mezquita.
Y el hecho de que asistas a un iftar en la casa de alguien no significa que no puedas disculparte cortésmente para ir a rezar tarawih. Pero si no tienes otros planes, intenta ir a la mezquita, sirve comida allí, rompe tu ayuno con otros allí y luego ora junto a ellos.
Algunas personas pueden decir: “El Ramadán no es para charlar”. Pero eso no significa que debas estar aislado o solo.
Solo aprovecha todas las oportunidades para una socialización saludable, así como las oportunidades para realizar actos de adoración. ¡Y si te sientes solo, siempre puedes hacer súplica y pedirle a Dios que te rodee de buenos musulmanes que te hagan un mejor musulmán también!
Recuerda que Dios está cerca y que responde a nuestras oraciones cuando nos volvemos hacia Él:
Y si Mis siervos te preguntan por Mí [¡oh, Muhammad!, diles] que estoy cerca de ellos. Respondo la súplica de quien Me invoca. [Entonces] que me obedezcan y crean en Mí, que así se encaminarán. (2:186)
Así que todo lo que tenemos que hacer es pedir.
Deseando a todos los hermanos y hermanas un excelente mes de Ramadán, con muchas buenas obras aceptadas y muchos nuevos amigos in sha Al-lah.
Fuente: About Islam
Acerca de Amy Klooz
Amy Klooz es una estadounidense que ha abrazado el Islam desde 2005. Su blog, Daughter of Guidance, se encuentra en http://ibnatalhidayah.blogspot.com/