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Los primeros pasos que debe dar un nuevo converso

Por Theresa Corbin

 

El timbre sonó inesperadamente.

Como de costumbre, el timbre de la campana había dejado de sonar cuando terminé de ponerme el hiyab y llegué a la puerta, lo cual no es malo.

Pero esta vez cuando abrí la puerta ahí, en el escalón, había un bulto de alegría. No, no era un niño pequeño abandonado por una madre de buen corazón que simplemente no podía cuidarlo. ¡Era una caja de libros! Libros que había pedido unos días antes para mi lista de lectura de Ramadán.

En mi paquete de alegría se veía la portada del libro de Yasmin Mogahed, Reclaim Your Heart. Después de escuchar las conferencias de Mogahed y leer su blog, estaba ansiosa por sumergirme en su libro.

Lo que encontré entre las cubiertas del libro de Mogahed no fue retórica y tópicos vacíos, sino una comprensión práctica de cómo funciona el corazón y cómo debemos protegerlo y tratarlo.

Me di cuenta de que este proceso de recuperación del corazón debería haber sido lo primero que hice cuando llegué al Islam.

Cuando dije la shahadah (declaración de fe) parecía que había un millón de cosas que necesitaba aprender, hacer y cambiar, todo en un momento. Mis preguntas parecían numerarse como las estrellas y quería empezar de la mejor manera.

Pero mirando hacia atrás, me doy cuenta de que solo había una cosa en la que debería haberme centrado en esos primeros días, semanas e incluso meses: el corazón, la fuente de la fe.

Las intenciones

A la mayoría de los nuevos conversos se les suele decir que para adoptar el estilo de vida islámico deben comenzar con expresiones externas como vestirse con más modestia y/o dejarse crecer la barba. Y sí, debemos aprender a cuidar nuestra modestia como nos dice Dios. Pero con demasiada frecuencia las personas (nuevos musulmanes y comunidades) se enfocan demasiado en las apariencias y olvidan que una reforma del corazón debe ser lo primero.

Sin saber en nuestro corazón que complacer a Dios debe ser nuestra intención, estas acciones son como las acciones de alguien que está sonámbulo y no entiende lo que está haciendo.

El Mensajero de Dios (la paz sea con él) dijo:

“Dios no mira tu apariencia, ni [la belleza de] tu atuendo, sino que mira tus corazón y tus logros”, (Muslim).

Enfocar el corazón en la intención de las acciones es el camino a todos los actos de obediencia a Dios.

La motivación

En la otra cara de la misma moneda, al nuevo musulmán se le suele decir que adoptar una vida islámica significa deshacerse de los malos hábitos que son aparentemente obvios, como beber o tener citas. Sí, debemos romper los malos hábitos y alejarnos de las cosas que Dios nos ha dicho que son dañinas. Pero con demasiada frecuencia, las personas (nuevos conversos y comunidades) se enfocan demasiado en el espectáculo externo de romper estos hábitos.

Sin apegar el corazón al amor de Dios, sin esa motivación, parecerá imposible eliminar los hábitos o apegos que amamos en esta vida. Por esa razón, lo primero que dijo el Profeta (la paz sea con él) a la gente de Medina fue:

“¡Oh gente! Amen a Dios con todo su corazón por lo que Él les ha dado de bendiciones […]” (At-Tirmidhi)

Centrar el corazón en el amor de Dios es el camino a la motivación para buscar la complacencia de Dios.

Los primeros pasos

La intención de aprendizaje y la motivación sólo llegan cuando hemos preparado nuestro corazón de la mejor manera. Y entonces, esos primeros pasos que un nuevo musulmán debería dar al Islam deberían ser recuperar ese pedazo de carne del que habló el Profeta cuando dijo:

“[…] si se vuelve bueno todo el cuerpo se vuelve bueno. Pero si se echa a perder, todo el cuerpo se echa a perder, y ese [pedazo de carne] es el corazón”. (Al-Bujari)

Cambiar el corazón es esencial para todo lo que somos y todo lo que hacemos. Si el corazón está lleno de malos y falsos apegos, nuestro cuerpo actuará en consecuencia y acumulará malas acciones. Y así, lo contrario es cierto de un corazón lleno de bondad y piedad.

Para empezar a recuperar el corazón, los nuevos musulmanes primero deben vaciarlo.

Mogahed escribe en su libro Reclaim the Heart: “Vaciar el corazón no significa no amar. Por el contrario, el verdadero amor, como Dios lo quiso, es más puro cuando no se basa en un apego falso. El proceso de vaciar primero el corazón se puede encontrar en la mitad inicial de la shahadah”.

La shadadah comienza con una negación. Ash-hadu an la il-laha ila Al-lah: Testifico que NO hay deidad digna de adoración sino Al-lah. Esta declaración es un juramento con nuestro verdadero Señor de no poner nada por encima de Él, ya sea dinero, nuestros propios deseos, estatus o una persona. Al hacer esta declaración, admitimos que estas cosas deben ser removidas del lugar de adoración. Y nuestros falsos apegos a ellos deben ser vaciados de nuestros corazones.

Esto no quiere decir que no nos deba gustar o amar nada en este mundo. Se nos instruye a amar a nuestra familia, a nuestros hermanos y hermanas en la fe, y es natural que nos guste tener hijos, estatus, cosas bonitas y dinero.

Vaciar el corazón no es rechazar todas las cosas de este mundo, es priorizar y eliminar esos falsos apegos o falsos dioses a los que pensamos que nunca podríamos renunciar o vivir sin ellos. Este lugar de reverencia debe reservarse para Dios, este apego es el único apego real, y todo lo demás es temporal.

Llenando el corazón

“Un solo momento con un lugar vacío causa un dolor insoportable. Por eso corremos de distracción en distracción y de apego en apego”. Mogahed escribe sobre el vacío del corazón.

No estamos vaciando el corazón para dejarlo vacío. A medida que lo vaciamos, también lo llenamos con el amor de Dios. Podemos llenar nuestros corazones con el amor de Dios, como el Profeta Muhammad instruyó a la gente de Medina, al recibir Su bendición sobre nosotros. Podemos mirar a la creación y la belleza de los cielos y la tierra para encontrar amor por Él. Podemos pensar en cuán misericordioso es Él con nosotros al contar una mala acción como una y multiplicar la recompensa por las buenas obras. Podemos estar agradecidos por lo delicioso que ha hecho nuestro sustento, y cómo ha puesto amor en nuestros corazones por nuestros cónyuges.

Cuando amamos a alguien, ¿no deseamos mostrarle al objeto de nuestro amor cuánto lo amamos? ¿No deseamos complacerlo a él o a ella?

Del mismo modo, podemos y debemos, por encima de todo, mostrar nuestro amor por Dios y tratar de complacerlo. Dios nos dice cómo hacer esto en el Corán:

Di: «Si verdaderamente aman a Dios, ¡síganme!, que Dios los amará y perdonará sus pecados». Dios es Absolvedor, Misericordioso. (3:31)

Este verso del Corán nos dice en términos claros que podemos mostrar nuestro amor por Dios obedeciéndole como Él nos ha instruido a través de Su Mensajero. Al hacer esto, Dios nos amará, estará complacido con nosotros y nos perdonará. De aquí es de donde provienen la intención y la motivación: es fácil dejar de lado los malos hábitos, hacer buenas obras y actos de adoración cuando lo hacemos por amor a Dios, para buscar Su placer por encima de todos los demás.

Recuperar el corazón de los falsos apegos es un proceso por el que todo musulmán nuevo debe navegar antes de que cualquier otra intención que no sea complacer a Dios se cuele. Recuperar el corazón con el amor de Dios es fundamental para que el nuevo musulmán se sienta motivado a hacer lo que Dios le pide.

Es importante notar que recuperar el corazón no es solo una realidad que los conversos tienen que enfrentar. Esta es la base misma de lo que hace que cada musulmán sea musulmán.

Este paso de vaciar nuestros corazones es vital para cada musulmán porque si no vaciamos nuestros corazones, si amamos nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestros cónyuges, si llenamos nuestros corazones con el amor de la creación más que con el amor del Creador, solo nos causaremos dolor a corto y largo plazo.

 

Fuente: About Islam