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Sabiduría y esperanza al tratar con tu familia no musulmana

Por Claudia Azizah

 

Nuestra decisión de aceptar a Dios en nuestras vidas trae muchas cosas nuevas, momentos, confusiones, enseñanzas y belleza. Vemos el mundo con otros ojos. Tenemos que darnos tiempo para adaptarnos poco a poco a nuestra nueva vida…

Sin embargo, convertirnos en musulmanes no solo trae un cambio a nuestra vida, sino que también cambia la vida de nuestra familia, nuestros seres queridos y nuestros amigos.

Muchas veces somos los únicos en la familia que aceptamos el Islam y nos queda entonces la tarea y la responsabilidad de explicar las cosas que nosotros mismos acabamos de empezar a entender o todavía nos cuesta entender.

Mantén a tus seres queridos cerca de ti

Es muy importante que encontremos nuestra propia manera de explicar y tratar con nuestras familias. Cada familia es diferente. Cada familia tiene sus propias fortalezas y problemas.

Lo más importante es mantenerlos cerca. Tenemos que hacer todo lo posible para mantener a la familia, los padres y los hermanos cerca de nosotros. ¡No los alejes! ¡No seas duro con ellos!

Nuestro amado Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) siempre practicó la bondad y la paciencia con las personas. Incluso hacia aquellas personas que lo rechazaron y lo lastimaron.

Después de ir a Taif, donde incluso los niños pequeños le arrojaron piedras, estaba muy triste pero no se desesperó e hizo una maravillosa súplica a Dios pidiéndole que guiara a la gente de Taif.

Debemos hacer todo lo posible, incluso en momentos de rechazo, para ser cercanos y amables con nuestra familia. ¡Y nunca subestimes el poder de la súplica!

Sabiduría e Intención

Habrá momentos en los que experimentemos dificultades al tratar con nuestros familiares que no han aceptado el Islam. Quizás no les gusta que usemos un hiyab, o quieren que celebremos la Navidad con ellos, o siguen bebiendo alcohol durante las comidas con nosotros.

Por supuesto, tratar de evitar sentarse con personas que beben alcohol y celebrar la Navidad es un tema delicado. Sin embargo, lo que encontré a partir de mi limitada experiencia es que es importante abordar estos temas con sabiduría.

Por ejemplo, si la Navidad es un momento importante para que nuestra familia se reúna, para pasar tiempo juntos, debemos entender que evitarlos los alejará aún más de nosotros.

Podemos negociar, por ejemplo, que no iremos con ellos si van a la iglesia, pero nos uniremos a ellos para cenar y pasar tiempo con la familia. Podemos tener muchas buenas intenciones.

Por ejemplo, queremos respetar y honrar a nuestros padres. Queremos acercarlos al Islam. Podemos hacer súplica para que Dios nos de la oportunidad de hablar sobre el Islam de una manera buena y positiva.

De esta manera, in sha’ Al-lah, podemos mantener a nuestra familia cerca de nosotros y mantener los lazos familiares, un principio muy importante en esta hermosa religión.

La misericordia de Dios

De cien partes de Su misericordia, Dios solo ha dado una parte a este mundo. Esta parte de la misericordia, la repartió entre todos los seres humanos y animales. El amor y el cuidado de una madre por su bebé es un hermoso reflejo de esta misericordia que Dios ha otorgado a este mundo.

Entonces, ¿qué sucede con las otras 99 partes de Su misericordia? Dios dice que Él reserva estas 99 partes de Su misericordia que todo lo abarca para el Día del Juicio. ¡Toda la alabanza y gloria sean a Dios!

Este hecho nos da una inmensa esperanza. Nos da esperanza para nosotros mismos, para nuestros hermanos y hermanas musulmanes e incluso nos da esperanza para nuestra familia que aún no ha aceptado el Islam.

Esperanza en la misericordia de Dios

Un momento extremadamente difícil para un musulmán converso es cuando un miembro de la familia muere sin haber pronunciado la profesión de fe, la shahadah. Experimenté tal pérdida recientemente a pesar de que he intentado durante muchos años explicarle el Islam a mi abuelo. Pero, al final, fue la voluntad y el deseo de Dios que muriera sin haber dicho la shahada delante de nadie.

En la tristeza de mi pérdida, uno de mis maestros me habló de la inmensa misericordia de Dios. Ella dijo que el entendimiento común es que cada vez que una persona muere sin profesar el Islam, no podemos hacer súplica por él o ella.

Sin embargo, ella me dijo que podemos hacer una súplica. Podemos pedirle a Dios en Su infinita misericordia que acepte cualquier poca fe que la persona tenga en su corazón. Esto me dio mucha esperanza y ablandó mi corazón.

En el interior del corazón

Nunca sabemos lo que hay dentro del corazón de una persona. Sólo Dios sabe si una persona cree en Él en secreto. Tal vez, por diferentes circunstancias, cierta persona nunca aceptó abiertamente el Islam pero en su corazón ha sido creyente toda su vida. Entonces, dejamos que Dios y Su infinita misericordia lo acepten como creyente.

Quien experimente una pérdida tan trágica o cualquier otra dificultad, debe recitar el capítulo Quraysh con la mayor frecuencia posible. Porque es recitando este capítulo que nuestros corazones pueden encontrar la paz.

 

Fuente: About Islam