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El viaje nocturno milagroso: ¿la gente lo creyó?

Por Aisha Stacey

 

El Profeta Muhammad viajó, en su viaje nocturno, sobre Al-Buraq hasta la mezquita más lejana de Jerusalén.

Ascendió a través de los siete cielos y se maravilló de las bellezas inimaginables que veía.

Miró a los rostros e intercambió saludos con muchos de sus compañeros Profetas, y el último siervo y Mensajero de Dios, Muhammad, estuvo en la presencia del mismo Dios.

Esa misma noche, solo unas horas después de haber comenzado su viaje, el Profeta Muhammad regresó a La Meca.

El viaje nocturno milagroso estaba a punto de convertirse en un arma contra el Profeta Muhammad y sus seguidores por parte de sus enemigos, e igualmente sería una prueba extrema de fe para los creyentes.

El encuentro con Umm Ayman

Al regresar a casa, el Profeta Muhammad se dirigió a Umm Ayman y le contó sobre su viaje milagroso. Ella respondió:

“Oh Mensajero de Dios, no le cuentes a nadie sobre esto”.

Umm Ayman tenía una fe perfecta en el Profeta Muhammad y creía en su relato del viaje, pero tenía miedo de cómo responderían los demás.

El Profeta Muhammad describió a Umm Ayman como “mi madre después de mi propia madre”. Ella fue la fiel sirvienta de su madre Aminah y permaneció con el Profeta Muhammad después de la muerte de su madre y su abuelo.

El Profeta Muhammad y Umm Ayman siempre habían estado muy unidos, y al finalizar este maravilloso viaje, fue a la casa de Umm Ayman, quizás para sentirse cómodo y tranquilo mientras contemplaba este milagro, y decidía su próximo paso.

El Profeta Muhammad respondió diciendo que le contaría a la gente sobre la maravillosa noche. Consideró que era su responsabilidad ante Dios transmitir el mensaje, sin importar la respuesta o las consecuencias; Dios era responsable del resultado. Salió de la casa en silencio con una contemplación sombría y se dirigió a la Mezquita Sagrada. Encontró gente en el camino, y lentamente la noticia del viaje nocturno se difundió entre la gente.

El esparcimiento de las noticias

Mientras el Profeta Muhammad estaba sentado en silencio en la mezquita, Abu Yahl se le acercó y le preguntó casualmente:

“Oh Muhammad, ¿hay algo nuevo?”

Conocido como uno de los mayores enemigos del Islam, Abu Yahl fue responsable de la tortura, el castigo, el asesinato y el acoso de los nuevos musulmanes durante los primeros días del Islam. Aunque era consciente de la animosidad y el odio que Abu Yahl sentía hacia él, el Profeta Muhammad respondió con sinceridad y dijo:

“Esta última noche he viajado a Jerusalén y he regresado”.

Abu Yahl, incapaz de contener su diversión, respondió pidiéndole a Muhammad que repitiera estas palabras frente a la gente de La Meca. El Profeta Muhammad respondió afirmativamente, y Abu Yahl salió corriendo de la mezquita, llamando a la gente mientras corría por las calles. Cuando suficientes personas se reunieron en la mezquita, a pedido de Abu Yahl, el Profeta Muhammad dijo, para que todos escucharan:

“He estado en Jerusalén y he vuelto”.

La multitud de personas comenzó a reír, silbar y aplaudir. Lo trataron como una gran broma y se echaron a reír. Esta fue la respuesta esperada por Abu Yahl y estaba emocionado.

La prueba

Los incrédulos de la multitud vieron la oportunidad de poner fin al Islam. Se burlaron y menospreciaron la afirmación del Profeta Muhammad. Entre la multitud había personas que habían viajado a Jerusalén y le pidieron al Profeta Muhammad que describiera lo que había visto.

El Profeta de Dios comenzó a describir su viaje pero se irritó. Pasó solo una breve cantidad de tiempo en Jerusalén, y la naturaleza milagrosa de estos viajes significaba que no recordaba pequeños detalles y descripciones.

Sin embargo, el Profeta Muhammad nos dice que Dios le mostró los detalles “justo frente a sus ojos” y describió lo que había visto “piedra por piedra, ladrillo por ladrillo”. Los viajeros confirmaron sus descripciones. (Al-Bujari)

Hay otra narración (de Ibn Hisham) que dice que mientras viajaba de regreso a La Meca, el Profeta Muhammad pasó por encima de una caravana. Fue capaz de describirla claramente. La caravana había perdido un camello, y el Profeta Muhammad llamó desde el cielo para decirles el paradero del camello. También bebió de su suministro de agua.

La gente de La Meca envió inmediatamente a alguien para que se reuniera con la caravana antes de que entrara en la ciudad para hacer preguntas sobre la noche anterior. Confirmaron que una voz extraña llamó la ubicación del camello perdido y que parte de su suministro de agua había desaparecido.

Aún así, estas confirmaciones no fueron suficientes. La gente se burló y se rió y no creyó las palabras del Profeta de Dios. Este evento milagroso fue una prueba de fe tal que incluso algunos de los nuevos musulmanes no creyeron y se apartaron de la fe del Islam.

La dulzura de la fe

Para aquellos cuya fe era fuerte y verdadera, el Poder de Dios era obvio. Algunos de los que encontraron toda la historia difícil de creer fueron a ver a Abu Bakr, el mejor amigo y partidario leal del Profeta Muhammad. Le preguntaron si creía que el Profeta Muhammad viajó durante la noche a Jerusalén y de regreso a La Meca. Sin dudarlo, Abu Bakr respondió:

“Si el mensajero de Dios lo dijo, entonces es verdad”.

Fue por esta ocasión que Abu Bakr ganó el título de As-Siddiq (el principal creyente). Este fue un punto de inflexión para muchos musulmanes; después de enfrentar la tortura física y el abuso de los incrédulos, ahora tenían que lidiar con un concepto más allá de sus imaginaciones más salvajes. Algunos fracasaron, pero muchos se elevaron a nuevas alturas y pudieron saborear la dulzura de la verdadera sumisión al único Dios.

El viaje nocturno, desde la Mezquita Sagrada en La Meca hasta la mezquita más alejada de Jerusalén, y la ascensión a través de los cielos y a la presencia de Dios Todopoderoso fue un milagro concedido por Dios a Su último siervo y Profeta Muhammad (la paz sea con él) y uno de los mayores honores otorgados a cualquier ser humano.

 

Fuente: About Islam