Posted on / in Articulos

El viaje espiritual del alma después de la muerte

«Después de la muerte, un musulmán permanece en la tumba hasta el día de la resurrección, donde experimenta bienaventuranza o castigo dependiendo de sus actos en este mundo. Pero, cuando un hindú muere, su cuerpo es quemado y sus cenizas son esparcidas en el río. Mi pregunta es: ¿dónde pasa un hindú su tiempo hasta el día de la resurrección y cómo experimenta el castigo o la bienaventuranza mientras tanto?«

Respuesta por el profesor Shahul Hameed

Salam, querido hermano:

Gracias por tu pregunta y por comunicarte con Ask About Islam.

Cada religión tiene su propio concepto de la transformación espiritual que sufre el alma después de la muerte. De hecho, las fuentes gemelas del Islam, a saber, el Corán y la sunna, tienen más que decir sobre el viaje espiritual de los humanos después de la muerte que las escrituras de otras religiones.

Ponen mucho énfasis en la necesidad de que los humanos nunca pierdan de vista el hecho de que tienen que comparecer ante Dios en el Día del Juicio después de su muerte y rendir cuentas de las acciones que realizaron mientras vivían en este mundo.

Dios dice en el noble Corán lo que significa:

Toda alma probará la muerte. Los pondré a prueba con cosas malas y cosas buenas, pero finalmente volverán a Mí para ser juzgados, (Corán 21:35).

Todo ser probará el sabor de la muerte, y cada uno recibirá su recompensa íntegra el Día de la Resurrección, (Corán 3:185).

Los seres humanos que viven en la Tierra son seres complejos en el sentido de que son una combinación de cuerpo y alma.

Hay ateos o materialistas que niegan la existencia del alma del mismo modo que niegan la existencia de Dios. Pero quien sigue una religión tiene necesariamente que aceptar la dimensión espiritual de la existencia humana.

El Islam –de hecho, toda religión– insiste en la realidad del alma. Mientras estemos vivos en la tierra, nuestro cuerpo y alma estarán en un estado de «unión».

Se entiende que el cuerpo proviene de la tierra y el alma de Dios. La muerte es un paso o movimiento del alma a otra dimensión; o simplemente una transición de un nivel de existencia a otro.

La muerte separa el alma del cuerpo, y el cuerpo regresa a la tierra sufriendo un proceso de decadencia o descomposición. Con la muerte, el alma se libera, por así decirlo, de las limitaciones del cuerpo y entra en una nueva fase de su viaje hacia su Creador.

No tenemos forma de saber cuándo, dónde o cómo vamos a morir.

Solo Dios sabe cuándo llegará la hora [el Día del Juicio], cuándo hará descender lluvia y qué encierra el útero; nadie sabe qué le deparará el día siguiente ni en qué tierra ha de morir. Dios lo sabe todo y está bien informado de lo que ustedes hacen. (Corán 31:34)

La muerte los alcanzará donde quiera que se encuentren, aunque se refugien en fortalezas inexpugnables, (Corán 4:78).

De hecho, todos los Profetas de Dios han enseñado a su pueblo la verdad de la vida después de la muerte. Además, la razón y la lógica del ser humano, así como su conciencia moral, respaldan la realidad de la vida después de la muerte.

Las ironías y paradojas del mundo sólo pueden resolverse significativamente a través del Más Allá, especialmente porque Dios Todopoderoso es supremamente justo y misericordioso.

Después de la muerte, el cuerpo es enterrado, pero el alma – tanto del musulmán como del judío, cristiano, hindú, etc. – vive en un estado de sueño en el barzaj (literalmente significa “Partición”) que es una especie de espacio- intervalo de tiempo entre la muerte y la resurrección. El ajira o Más Allá comienza con la muerte, y la recompensa o el castigo debido a un alma –no importa si es musulmana o no– comienza en la tumba. Dios dice en el Corán lo que significa:

Cuando la muerte los sorprenda [a los que se negaron a creer y vivieron en el pecado], dirán: «¡Oh, Señor mío! Hazme regresar a la vida otra vez, para [creer en Ti y] realizar las obras buenas que no hice». Pero no se les dará otra oportunidad, pues son solo palabras [que no cumplirán]. Detrás de ellos habrá una barrera hasta que sean resucitados. Cuando se sople la trompeta [por segunda vez para dar comienzo al Día del Juicio, y todos sean resucitados], de nada les servirá el linaje, ni los parientes se preguntarán unos por otros. [Ese día] aquellos cuyas buenas obras pesen más en la balanza serán los bienaventurados. En cambio, aquellos cuyas malas obras sean las que más pesen, estarán perdidos y morarán en el Infierno por toda la eternidad. El fuego abrasará sus rostros y quedarán desfigurados (Corán 23: 99-104)

Poco después del entierro, el alma en el barzaj siente que todavía está con el cuerpo en la tumba y experimenta dicha o dolor. Esto sucede independientemente de si el cuerpo permanece intacto en la tumba, o si fue incinerado y consumido por el fuego, esparcido como polvo en el aire, etc.

El castigo en la tumba es la norma porque, después de su muerte, las personas normalmente son enterradas en la tumba. Debemos recordar que Dios Todopoderoso es nuestro Creador y es sólo Él quien otorga recompensas y castigos en cualquier forma que Él decida. Y si Él decide un modo de castigo en la tumba para las almas pecadoras, puede idearlo como le plazca. Él dice en el Corán lo que significa:

¿Es que no ve el ser humano [que niega la Resurrección] que lo he creado de un óvulo fecundado? Sin embargo, él insiste en discutir [el poder divino]. Y [este incrédulo] nos compara [con un ser creado] olvidando cómo ha sido creado él mismo, y dice: «¿Quién dará vida a los huesos cuando estén ya carcomidos?» Dile [¡oh, Muhammad!]: «Les dará vida Quien los creó por primera vez, pues Él tiene conocimiento de todos los pasos de la creación. Él es Quien hace que puedan encender fuego del árbol verde». ¿Acaso Quien creó los cielos y la Tierra no va a poder crearlos nuevamente? ¡Sí! [Puede] Porque Él es el Creador, el que lo sabe todo. Cuando Él decide decretar algo, le dice: «¡Sé!», y es. (Corán 36:77-82)

Lo anterior significa que, como Dios Todopoderoso quiere, Él puede fácilmente resucitar un cuerpo muerto y descompuesto o un cuerpo que fue reducido a cenizas. Además, el castigo en la tumba (o la experiencia de la bienaventuranza, en realidad) no tiene por qué sucederle a un cuerpo real en una tumba real. Basta que el alma tenga un sueño o una pesadilla para experimentar la bienaventuranza o el castigo como en la vida.

También es digno de mención que los estudiosos han mencionado una similitud entre las experiencias de la tumba y los sueños.

En los estados de sueño uno puede tener sensaciones extremas de placer o dolor con la misma intensidad que en la vida real. Por lo tanto, es bastante comprensible cómo las personas muertas tienen experiencias dichosas o atormentadoras “en la tumba” poco después del entierro, sin importar que sus cuerpos hayan sido enterrados o quemados y las cenizas sumergidas en el río.

Espero que esto ayude a responder tu pregunta.

Salam y por favor mantente en contacto.

 

Fuente: About Islam