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Tres errores importantes que cometen los padres musulmanes

Por Khalida Haque

Antes de convertirnos en padres, no creo que realmente consideráramos cómo lo íbamos a hacer, cómo íbamos a ser padres.

La mayoría de las veces se supone que sabemos cómo hacerlo.

Rara vez consideramos los obstáculos y planificamos cómo gestionarlos.

Una vez que somos padres, y normalmente cuando surgen los problemas, investigamos cómo superarlos. O salimos adelante de alguna manera.

Aquí hay tres errores comunes que nosotros, como padres musulmanes, tendemos a cometer y cómo podemos resolverlos.

1 – Olvidamos que nuestros hijos no son nuestros

Creemos que nuestros hijos nos pertenecen, lo cual significa que los vemos como extensiones de nosotros mismos en lugar de lo que realmente son: un amanah (confianza, regalo) de Dios.

Y olvidamos que son parte de las pruebas que encontraremos en este mundo:

Sepan que sus posesiones y sus hijos son una prueba. Dios tiene reservada junto a Él una recompensa inmensa, (Al-Anfal: 28).

Sus bienes materiales y sus hijos son una tentación, pero Dios tiene junto a Sí una recompensa grandiosa, (At Taghabun: 15).

Cuando olvidamos que no son realmente nuestros, intentamos controlarlos como lo haríamos si fueran parte de nosotros.

Los vemos como parte de nuestra reputación y creemos que dependiendo de lo que hagan y de cómo se comporten, los demás nos verán como buenos o malos.

El esfuerzo y la lucha por criar bien son nuestros, pero el resultado no.

Solución:

Reconoce que tu hijo es un individuo que Dios ha creado y te ha entregado para que lo críes.

Ten en cuenta esta cita de Angela Schwindt, una madre que educa en el hogar:

«Mientras tratamos de enseñarles a nuestros hijos todo sobre la vida, nuestros hijos nos enseñan a nosotros de qué se trata la vida».

Lo que nos recuerda que podemos criar a nuestros hijos, pero Dios nos ha concedido que nuestros hijos nos enseñen algo que de otro modo no podríamos aprender.

2 – Asumimos que los conocemos

Esta suposición significa que luego no dedicamos tiempo a conocerlos.

Y cuando no se comportan como creemos que deberían hacerlo, nos perdemos. ¿Cómo pasó esto?

Si cometemos un error como padres y creemos que son una extensión de nosotros mismos, casi siempre caemos en ese error también.

Solución:

Procura que tus hijos sean seres separados. Ellos no son tú. No son sus hermanos. O cualquier otra persona. Ellos son ellos mismos. Perfectamente creados:

Que he creado al ser humano con la mejor conformación, (At Tin: 4).

Tómate el tiempo para conocerlos. Pasa tiempo con ellos. Juega con ellos. Ten conversaciones con ellos. A medida que crezcan, permíteles asumir responsabilidades apropiadas a su edad.

Míralos y obsérvalos con asombro. Reflexiona sobre cómo han crecido y madurado.

3 – Intentamos convertirlos en lo que queremos que sean

Debido a los errores 1 y 2, intentamos convertirlos en lo que a menudo no son.

O tratamos de vivir a través de ellos porque nos sentimos insatisfechos de una forma u otra y nos arrepentimos de no haber logrado tal vez lo que creíamos que éramos capaces de hacer.

Sin reflexión, la historia muchas veces se repite. Las investigaciones han demostrado claramente que el apego de nuestros hijos hacia nosotros se verá influenciado por lo que nos sucedió cuando éramos jóvenes si no llegamos a procesar y comprender esas experiencias.
Daniel Siegel

Como padres, no es nuestro papel convertir a nuestros hijos en algo.

Estamos aquí para facilitar su viaje para convertirse en quienes son, quienes deben ser.

Y están aquí para ayudarnos a reconocer lo que contenemos dentro de nosotros para que podamos abordarlo y aprovecharlo. Necesitamos sanar y ellos necesitan crecer.

Solución:

Haz el trabajo para curarte a ti mismo, e in sha Al-lah, el resto se arreglará.

Interésate por tu hijo, como ha explicado Peter Jackson:

«Una cosa es apoyar a tu hijo, pero si tienes interés en lo que hace, lo hace mucho más fácil».

He notado que muchos adultos que fueron moldeados por sus padres para convertirlos en lo que querían (generalmente abogados, médicos o similares) han regresado a sus sueños infantiles de ser artistas, esteticistas o escritores. O desde un principio no se conformaron.

No podemos convertir a las personas en algo. Y aceptar a nuestros hijos tal como son hace la vida mucho más fácil.

Ayudarles a descubrir eso puede ser muy divertido y crear hermosos recuerdos.

Si podemos evitar o remediar estos tres errores en nuestra crianza, tendremos hijos fuertes y resilientes, y habrá menos adultos destrozados que requieran reparación, in sha Al-lah.

“Es más fácil formar hijos fuertes que reparar hombres destrozados”.
Fredrick Douglas

 

Fuente: About Islam