¿Pecaron los profetas?
Por Shakiel Humayun
Dentro de las capas de oscuridad, bajo el cielo negro como boca de lobo, en lo profundo de aguas oscuras, engullido por una gigantesca criatura marina, Jonás estaba sentado angustiado.
Posteriormente, apeló a la Luz de los cielos y de la tierra:
«No hay otra divinidad más que Tú. ¡Glorificado seas! En verdad he sido de los injustos» (Corán 21:87)
Después de su oración, Dios respondió a Su profeta y lo libró del mar a las orillas.
¿Cómo podría un Profeta de Dios, que iba a ser un modelo para la sociedad, ser un “injusto”?
Si Dios hubiera querido que los ángeles habitaran la tierra, eso podría haber sucedido; pero Dios eligió en su lugar a humanos falibles. El Profeta explicó:
Si no pecaran, Dios habría creado criaturas que pecaran y serían perdonadas. (Muslim)
Sin pecado, un creyente podría maravillarse infinitamente de su “piedad” y despreciar a quienes lo rodean. El Profeta advirtió sobre esta vanidad:
Si no pecasen, temería por ustedes algo más grande que eso: se maravillarían por ustedes mismos. (As-Silsilah As-Sahihah-Hasan)
El pecado, entonces, tiene un papel en el desarrollo de la inteligencia emocional. El efecto después del pecado debe provocar introspección, hacer que el pecador comprenda por qué ocurrió el error; infundir humildad, hacerle darse cuenta de que es vulnerable; y evocar empatía, hacerle caminar en los zapatos de otros que han resbalado. En esencia, el efecto tiene el potencial de destruir grandes egos. Todos estos son resultados positivos.
Así como el pecado debería tener resultados positivos, la justicia no debería tener resultados negativos. Por lo tanto, la justicia no debe permitir menospreciar, degradar o maldecir a los pecadores. Los ataques verbales contra un pecador son una intrusión entre un siervo y su Señor.
En muchas ocasiones se presentó al Profeta un borracho para que lo castigaran por la bebida. Alguien en una de las ocasiones, al notar la frecuencia de los castigos al borracho, dijo:
“¡Oh Dios, maldícelo! ¡Cuántas veces ha sido traído!
¿Estaba permitido ridiculizar y emitir una condena pública?
El Profeta respondió:
¡No lo maldigas! Por Dios, lo único que he conocido es que él ama a Dios y a Su Mensajero. (Al-Bujari)
Si “todo hijo de Adán será pecador”, el pecado no es el problema principal. El principal problema, sin embargo, es la persistencia del pecado. Como resultado, el Profeta completó su declaración diciendo:
Todo hijo de Adán será pecador. Pero los mejores pecadores son los que se arrepienten mucho. (At-Tirmidhi-Sahih)
Aunque aquellos que se arrepienten mucho son los mejores pecadores, la declaración infiere que los demás pecadores no son automáticamente completamente malos; el bebedor frecuente es un ejemplo de ello.
Por lo tanto, un creyente no debe utilizar el pecado de alguien para mejorar su propia imagen; que si condena y degrada públicamente a un pecador, de alguna manera es promovido inmediatamente a ser el mejor. Lanzar ataques ad hominem es una oportunidad tan conveniente para la autopromoción que el Profeta temía que la gente pudiera atacar incluso a un Profeta.
El Profeta dijo:
No es apropiado que nadie diga: «Soy mejor que Jonás, hijo de Matta». (Al-Bujari)
Si bien Jonás recibió una reprimenda única de Dios, no justifica que alguien piense que es mejor que Jonás.
Si bien los Profetas y Mensajeros de Dios nunca han cometido incredulidad, politeísmo o pecados mayores antes o después de la profecía, es posible que rara vez hayan cometido pecados menores. Los textos bíblicos que relatan la inmoralidad de profetas como David, Lot, etc., son falsos.
Además, cometer raramente pecados menores frente a abundantes buenas obras no mancha un registro pero sí indica falibilidad. Por consiguiente, la perfección es sólo para Dios.
Además, el término “pecados menores” cuando se usa con los Profetas, a veces, se usa como una hipérbole. En comparación con su incomparable dedicación a agradar a Dios, algunas acciones, aunque sean permisibles, se denominan “pecados menores”.
Finalmente, el pecado de los profetas nos enseña, entre otras cosas, moral y sabiduría. Aquí hay dos lecciones valiosas que surgen.
1- Cómo arrepentirse
Si los mejores pecadores son los que se arrepienten mucho, el arrepentimiento es un acto indispensable que debe realizarse correctamente. Una característica importante que caracteriza el arrepentimiento de los Profetas es la inmediatez.
Noé cuestionó a Dios acerca de no salvar a su hijo durante el diluvio. Después de que Dios le recordó que no debía preguntar por los que se quedaban atrás, Noé instantáneamente dijo:
Dijo [Noé]: «¡Oh, Señor mío! Me refugio en Ti de cuestionarte algo sobre lo que no tengo conocimiento; si no me perdonas y Te apiadas de mí, me contaré entre los perdedores» (Corán 11:47)
Esta inmediatez sólo surge del inmenso amor y humildad hacia Dios. Por el contrario, Satanás no pidió perdón a Dios, sino más bien un respiro. Retrasar o evitar el perdón de Dios es un subproducto del orgullo y la arrogancia.
Sin embargo, la inmediatez no significa que el perdón deba pedirse sólo una vez. Un arrepentimiento genuino provocará un remordimiento duradero.
2- Sigue progresando
El pecado puede hacer que uno se sienta indigno de perseguir metas. Sin embargo, no se debe permitir que el pecado impida hacer el bien, de lo contrario, el pecador terminará en una espiral descendente.
Cuando Dios le dijo a Moisés que advirtiera a Faraón y a su pueblo, el profeta Moisés recordó su error de matar al egipcio y dijo:
Y tienen contra mí un pecado. (Corán 26:14)
A pesar de eso, Dios le ordenó a Moisés que continuara con su misión y le dijo:
Dijo [Dios]: «No temas. Vayan ambos con Mis signos, que estaré junto a ustedes escuchando, (Corán 26:15).
Como resultado, toda una nación se salvó y los opresores se ahogaron.
Los profetas y mensajeros son los mejores modelos a seguir para los humanos. Incluso cuando cometieron errores, sus acciones nos enseñan cómo podemos ser mejores humanos cuando enfrentamos desafíos.
Fuente: About Islam