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El Covid-19, Los Cultos Virtuales Y Las Teorías De Conspiración

Escrito por Inas A. Younis, traducido por Cinthia N. Mascarell

 

Los arquitectos de algunas de las teorías conspirativas más populares del mundo a menudo son académicos y científicos altamente educados.

El vasto y viral internet es un gran negocio para aquellos que saben cómo capitalizar nuestros sentimientos de impotencia y ansiedad ante esta pandemia. Las afirmaciones provocativas y complejas están proliferando más rápido que nunca.

Los YouTubers y los carismáticos teóricos de la conspiración pueden ganar enormes sumas de dinero simplemente seduciendo a los seguidores para que se unan a su culto virtual de «intelectuales de élite». Los seguidores se sienten halagados al pensar que son pensadores críticos; demasiado inteligentes para dejarse engañar por las explicaciones oficiales de los eventos mundiales.

Con cada seguidor que se aseguran, sigue la fama y la fortuna. No solo reciben ingresos pasivos por clics y seguidores, sino que también están invitados a participar en charlas y reciben ofertas de libros.

Las últimas afirmaciones de la teoría de la conspiración en las redes sociales incluyen una historia de que las torres 5G están amplificando el coronavirus. Van más allá y dicen que Bill Gates es responsable del virus. Algunos biólogos incluso afirman que el Covid-19 es un engaño masivo.

Las teorías de conspiración, como las que acabo de enumerar, dan la impresión de que están respaldadas por hechos y datos. Crean la ilusión de una investigación y un método rigurosos. Sustituyen las explicaciones convencionales con algo llamado pseudociencia, que aparenta ser ciencia pero no es ciencia en absoluto.

Las teorías de conspiración son acompañadas de largas y complejas listas que agrupan hechos y falsedades en un argumento retorcido.

La tecnología avanzada permite a cualquier persona con una computadora y conexión a Internet crear cuadros, gráficos, fotos y videos realistas de personas que dicen y hacen cosas que ni dijeron ni hicieron.

A Nuestros cerebros les gustan los atajos

Las teorías de conspiración son atractivas porque a nuestros cerebros les gustan los atajos a los problemas complicados de la vida. Cumplen una necesidad psicológica, no cognitiva. Están motivados por emociones, no por curiosidad intelectual.

Las teorías de conspiración nos ayudan a aliviar la ansiedad crónica y regular la autoestima. Tanto la ansiedad como el miedo son predictores positivos del aumento dramático en el pensamiento conspiratorio.

Las teorías de conspiración nos permiten evitar acciones. Si todo está controlado por agentes criminales ocultos «detrás de escena», ¿por qué estudiar, por qué lograr, por qué molestarse? Las teorías de conspiración aíslan a las personas y las privan de sentir que pueden dar forma a su propio futuro.

Cuanto más profundices en el mundo del pensamiento conspirador, más deprimido estarás, hasta que la ira se convierta en tu único antidepresivo.

La búsqueda de significado

Cuando hay tanto desprecio por la vida humana y tanta mala gestión e incompetencia en los pasillos del poder, es tentador creer que las conspiraciones secretas perpetradas por actores poderosos podrían ser las responsables. ¿Qué más podría explicar tal incompetencia?

Todos tenemos dificultades para aceptar que los grandes problemas globales y la injusticia podrían ser el resultado de maldad y estupidez, o de algún evento sin sentido. Por eso requerimos grandes explicaciones para grandes eventos.

La enfermedad causada por una gran conspiración o por la magia negra en lugar de una cosa pequeña como un virus sin sentido nos permite sentir que las tragedias que marcan nuestra vida en la tierra tienen un propósito y están diseñadas para revelar verdades que de otro modo nunca hubiéramos desvelado. Nos permiten inyectar significado en nuestras vidas mundanas y sentirnos elegidos para una misión extravagante.

Esto no quiere decir que las tribulaciones de la vida no tengan sentido. Pero un significado que es derivado de explicaciones que se refieren a Dios y Su realidad última es muy diferente en origen y efecto que un significado que construimos para satisfacer alguna necesidad psicológica de control y certeza.

El primero implica renunciar a nuestras ansiedades y dejarlas en manos de algo más grande que nosotros. Y el segundo es una práctica faustiana que hacemos a cambio de una sensación de poder.

La especulación arrogante basada en la mentira nos hace sentir mejor con nosotros mismos a expensas de la verdad y de los demás. Toda teoría de conspiración se basa en la creación de un enemigo como tema central de su narrativa. Por lo general, este enemigo es un pequeño grupo invisible que controla las mentes desprevenidas y las vidas de un grupo más grande.

Pero en verdad no existe tal grupo malévolo de personas viles que confabulan para destruir el mundo. La fuerza maligna es nuestra propia arrogancia que es aprovechada por oportunistas codiciosos que quieren explotar nuestras necesidades psicológicas, para su propio beneficio financiero y/o político.

Poder verdadero

El mayor error que cometemos es imaginar que los malvados y los villanos son más poderosos de lo que realmente son.

El verdadero poder consiste en dominar la realidad, no en alterar nuestras percepciones de ella. El verdadero poder no está en demonizar a los demás o descartar las explicaciones oficiales para que podamos sentirnos virtuosos o más inteligentes que los demás. La creencia en las teorías de la conspiración no es un mecanismo de defensa efectivo. No es un medio para ningún fin, excepto poner fin a tu pensamiento racional.

Si estás luchando contra la ansiedad o la autoestima, no busques explicaciones fáciles o comunidades en línea basadas en ideas supremacistas e intelectuales falsos. Sé lo suficientemente valiente como para reconocer la realidad por lo que es y lidiar con ella fortaleciendo tu fe en el panorama general, donde Dios tiene el control, no hombres invisibles en cuartos oscuros llenos de humo.

Una vez que rompas el patrón o el hechizo del pensamiento conspirador, podrías tener la tentación de ir a una cruzada para refutar estas falsedades. Pero el antídoto contra la difusión de las falsas teorías de conspiración no es la razón, la lógica y la racionalidad.

Cualquier argumento que hagas en contra de una teoría de conspiración, no importa cuán razonable sea, será vista como una prueba más de cuán inteligentes son los conspiradores. Cuanto más discutas contra ellos, más se sentirán validados. Es simplemente mejor alejarse y nunca mirar hacia atrás.