¿Discutir acerca del hiyab no tiene límites? Superando la sexualización de las mujeres musulmanas
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Con mucho, una de las experiencias más difíciles que enfrenté en hiyab fue cuando tomé la decisión de usar niqab (el velo facial). Como ya discutí antes, esta decisión me expuso a una gran cantidad de experiencias confusas, la más difícil de las cuales fue la suposición reiterada de lo que esta decisión representaba sobre mí.
Una de las experiencias más ofensivas que enfrenté mientras usaba niqab fue recibir el consejo repetido de cubrirme los ojos debido a la supuesta fitnah que los hombres enfrentaban al ver mis ojos descubiertos, mientras que simplemente estaba usando mis ojos para ver a dónde iba. Entre algunos musulmanes que se consideran religiosos, la belleza de una mujer en sí misma es vista como pecaminosa, incluso si no implica pecado o maldad de parte de la mujer.
Las repetidas experiencias de esta naturaleza, en las que me dieron «nasihah» (consejos religiosos) únicamente basados en lo que los hombres podrían imaginar acerca de mí, contribuyeron en gran medida a mi crisis espiritual final que me hizo dudar de mi capacidad de ser musulmana. El acoso incesante debido a que mi hiyab no era lo suficientemente inatractivo, a que mi voz se escuchaba en público y cualquier foto mía estaba expuesta en las redes sociales, me hizo temer por mi alma si continuaba asistiendo a ciertas mezquitas o clases islámicas. Comencé a sentir que «practicar el Islam» (en la mente de estos musulmanes) era sinónimo de seguir y encontrar las faltas en cualquier mujer que se identificara como musulmana. Hasta hoy, me siento (literalmente) enferma cuando leo publicaciones que critican a las mujeres musulmanas que están correctamente cubiertas con el hiyab pero que inadvertidamente violaron alguna restricción hecha por el hombre sobre su comportamiento.
Este fenómeno inspiró esta entrada del diario, que compartí en mi libro FAITH. From the Journal of Umm Zakiyyah:
Subhan Al-lah.
¿Encontrar y seguir las faltas de las mujeres es ahora el sexto pilar del Islam? No importa cuánto estudien algunos musulmanes esta hermosa fe, todavía salen con este extraño «principio de fiqh» hecho por el hombre: cualquier acción de una mujer que tenga la posibilidad de involucrar los ojos o los oídos de los hombres es, por defecto, un mal y un signo de corrupción e inmodestia de su parte.
Así que ahora tenemos que leer un sinfín de publicaciones o comentarios sobre la decisión de una mujer que usa hiyab o una mujer que usa niqaab de publicar su foto, hacer un tutorial online para vestir hiyab, ¡o incluso recitar el Corán!
Por Al-lah, incluso he visto a algunas mujeres cambiar los movimientos necesarios de la salah para apaciguar los posibles pensamientos perversos de los hombres.
¡Laa ilaaha il-la Al-lah! ¿Qué nos pasa?
Les recuerdo que incluso ante lo que aparenta ser un error o pecado, se nos enseña a excusar a nuestros hermanos y hermanas.
¿Se nos debe enseñar lo mismo con respecto a las buenas obras que hacen las mujeres creyentes, ya que ahora torcemos casi todos los actos públicos de ellas para que sean malos?
La sexualización de las mujeres en hiyab
Sufrí mi propio trauma emocional por el acoso repetido por parte de musulmanes que equipararon el cumplimiento de las condiciones del hiyab con el logro de la meta humanamente imposible de que ningún hombre te encuentre atractiva, aunque solo sea en su imaginación. Como resultado, cuando estaba luchando por mantener mi Islam, no podía soportar ningún video, publicación o conferencia sobre el tema, especialmente si era hecho por un hombre.
Naturalmente, esta lucha mía no fue culpa de nadie, y ciertamente no significa que los videos, publicaciones y conferencias sobre el hiyab no deberían existir. Comparto esta experiencia solo para decir que entiendo en un nivel profundamente personal por qué el hiyab es un tema tan delicado para muchas de nosotras.
Desafortunadamente, esta generación ha visto el cambio trágico del hiyab como un acto de obediencia centrado en la mujer para con Al-lah, al hiyab como un acto centrado en el hombre el cual las mujeres deben hacer para frenar el apetito sexual insaciable de los hombres y su imaginación hiperactiva. Al igual que con cualquier nuevo concepto introducido en la religión, el resultado de este cambio no islámico es desastroso en formas que ni siquiera podemos imaginar. En mi publicación «¿Es la belleza algo malvado?» reflexiono sobre un resultado de este cambio en la sección titulada Men’s Loss of Manhood and Respect (La pérdida de virilidad y respeto de los hombres):
«Cuando la narrativa del vestido de las mujeres gira constantemente en torno a la debilidad sexual y la excitación de los hombres, especialmente con respecto al vestido de las mujeres que ya están cubiertas, hay una pérdida significativa de respeto hacia los hombres musulmanes en los corazones de muchas mujeres.
«Aunque es natural que cualquier ser humano se sienta atraído por el sexo opuesto y, a veces, se excite (a menudo por razones inexplicables para otros), es extraño que se espere que escuches una narración pública de esta atracción y excitación, desde un púlpito o erudito islámico, y con toda seriedad espera que cambies tu vestimenta por el funcionamiento interno de las mentes y corazones de hombres desconocidos… En el ‘mundo real’ (en el que todos vivimos), siempre habrá una variedad de personas, y algunos de ellos no serán musulmanes; y aún otros (musulmanes o no) que no harán ni el más mínimo esfuerzo por ser modestos u obedientes a las leyes de Dios. Pero los hombres todavía necesitan ser hombres. E independientemente de lo que otros estén haciendo o vistiendo, si los hombres no pueden manejar su hombría, entonces necesitan reevaluar sus propios corazones y su comportamiento frente a Dios, no el vestido y el comportamiento de las mujeres frente a los hombres».
El Daawah de Playboy y Redefiniendo el Hiyab Islámico
Cuando la infame revista Playboy decidió hacer una sesión de fotos en línea de una mujer musulmana y posteriormente imprimir un artículo escrito por ella, había dejado el tema del hiyab solo en mis blogs, al menos por el momento. Había escuchado que la revista había optado por cubrir mínimamente las partes privadas de las mujeres que explotaban sexualmente en forma impresa, pero debido a que la publicación no me interesaba, presté poca atención a esta «noticia».
Entonces, cuando finalmente escuché la noticia de que aparecía una mujer musulmana en la nueva versión de la revista sexualmente explotadora, me tomó un tiempo procesar lo que realmente estaba sucediendo. Había visto algunas de las imágenes de la sesión de fotos en línea antes de saber de qué se trataba. Fue solo después de darme cuenta de que todo el propósito de la sesión y el artículo era presentar «la primera mujer en hiyab» en la revista Playboy que me sentí físicamente enferma. Fue similar a las nauseas que sentía cuando escuchaba a los hombres hablar sobre el hiyab como si este estuviera ordenado para frenar su apetito sexual.
Fue mientras luchaba contra la sensación de debilidad física y nauseas que provocó la fanfarria de la «primera mujer en hiyab en Playboy» que me di cuenta de que el cambio del hiyab que originalmente estaba centrado en las mujeres, y que pasó a centrarse en los hombres, ahora había adquirido un nivel completamente nuevo de daño. En esto, no me refiero a que la sesión de fotos y el artículo real estuvieran centrados en los hombres (aunque la revista ciertamente lo es). Quiero decir que este cambio hizo posible que el propio hiyab adquiriera un significado completamente nuevo a los ojos de los propios musulmanes practicantes, con muy poco espacio para el desacuerdo respetuoso o los diferentes puntos de vista.
Mientras las mujeres buscamos reclamar el hiyab como legítimamente nuestro, hay muy poca orientación y apoyo confiables en este viaje. Practicar el Islam abiertamente, especialmente en hiyab, se había convertido en una experiencia de abrirse voluntariamente al hostigamiento y maltrato diario por parte de otros musulmanes, incluso si no estaba cometiendo ningún pecado. El hostigamiento había llegado al punto en que incluso las discusiones justificadas sobre el tema se habían vuelto profundamente hirientes para muchas de nosotras (como yo misma experimenté).
Como resultado, cualquier mención del hiyab islámico en público se sentía como una de dos experiencias (emocionalmente hablando): abuso verbal o compasión y apoyo. Todos y cada uno de los recordatorios (que nos dicen que nos cubramos adecuadamente) se sentían como abuso verbal, y todas y cada una de las palabras amables sobre no usar hiyab (es decir, desobedecer a Al-lah) fueron vistas como compasión y apoyo. Y casi no había nada en el medio.
Fue en este entorno espiritualmente confuso que se anunció la «primera mujer en hiyab en Playboy».
¿Discutir acerca del hiyab no tiene límites?
No menciono a la mujer musulmana en Playboy para repetir todo el debate sobre si su aparición en la revista fue correcta o incorrecta desde una perspectiva islámica. He escuchado argumentos de apoyo que iban desde los más sensatos («Ella dio da’wah a una nueva audiencia») hasta los más ridículos («Ella es similar a Malcolm X»); y he escuchado argumentos en desacuerdo que iban desde los más equilibrados («Era muy inapropiado, pero sigue siendo nuestra hermana musulmana») hasta los más despreciables ([No voy a repetir los insultos aquí]).
Menciono el incidente de Playboy porque planteó una pregunta para muchos de nosotros que antes de eso solo estaba en nuestras mentes: ¿Discutir acerca del hiyab no tiene límites? ¿El cambio de definir el hiyab como una tela que principalmente bloquea el deseo sexual de los hombres ha hecho que sea necesario dejar el tema solo en las plataformas públicas, excepto para ofrecer compasión y apoyo a cualquiera que al menos esté tratando de cubrirse? ¿No es el mejor enfoque simplemente tener disponible la información sobre el hiyab islámico para quien lo desee en lugar de hablar abiertamente sobre el tema, especialmente para corregir el «hiyab incorrecto» o el comportamiento inapropiado (o las apariciones en revistas)?
Cuando hago la pregunta, no la estoy haciendo retóricamente. Realmente quiero saber cómo tratar este tema de manera adecuada hoy. A juzgar por la cantidad de mensajes y llamadas que recibí después del incidente de Playboy (de muchas jóvenes musulmanas confundidas), sé que el silencio total no es una opción (por lo que finalmente opté por publicar en mi propia página de redes sociales un desacuerdo respetuoso con el artículo de Playboy).
Sé que no podemos abandonar la enseñanza sobre el hiyab por completo, ya que esto va en contra de la instrucción divina. Pero tiene que haber una mejor manera que lo que estamos haciendo ahora. Muchas de nosotras estamos dolidas. Y aunque nuestro dolor no es una excusa para declarar el tema del hiyab fuera de discusión, creo que debe haber un punto medio que nos ayude a sanar nuestras heridas y salvar nuestras almas al mismo tiempo.
Y Al-lah sabe más.
Fuente: Muslim Matters
Acerca de Umm Zakiyyah
Hija de los conversos estadounidenses al Islam, Umm Zakiyyah escribe sobre las luchas interreligiosas de musulmanes y cristianos, y las luchas interculturales, espirituales y morales de los musulmanes en Estados Unidos. Es la autora internacionalmente aclamada de más de quince libros, incluida la trilogía If I should Speak, Muslim Girl, His Other Wife y el libro de autoayuda recientemente publicado para sobrevivientes musulmanes de abuso parental y familiar: Reverencing the Wombs That Broke You, con contribuciones de Haleh Banani, terapeuta conductual. Sus libros se han utilizado en universidades de Estados Unidos y en el extranjero, como Indiana University-Bloomington, Howard University, University of DC y Prince Sultan University en Riyadh, Arabia Saudita.