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En Ashura, Los Musulmanes Recuerdan Cómo La Fe En Dios Vence A Los Tiranos

Escrito por Omar Suleiman

 

(RNS) – La historia de Moisés (la paz sea con él) es la historia narrada con más frecuencia en el Corán. Aprendemos sobre su nacimiento, su escape de Egipto como fugitivo, su improbable regreso al palacio del faraón, su duelo con los magos, las diez plagas, el éxodo, su recepción de los mandamientos, sus 40 años en el desierto y más.

Pero la historia de Moisés en el Corán también es profundamente personal, y nos da una idea de sus momentos más íntimos de vulnerabilidad a través de sus profundas súplicas.

Se desarrolla un apego natural a él a medida que lees el Corán y anticipas el próximo capítulo de su historia.

Ese apego está consagrado en una tradición que registra que el Profeta Muhammad (la paz sea con él) y los primeros musulmanes tomaron el día de Ashura, que es el décimo día del mes islámico de Muharram, como un día anual de ayuno en conmemoración de Dios dando la victoria a Moisés sobre el Faraón.

Pero el poder de la historia de Moisés no es solo su victoria sobre el faraón, sino el período previo a ese momento.

En la primera interacción que Moisés tiene con su Señor, Dios le pregunta qué tiene en su mano derecha. Moisés menciona que es su bastón en el que se apoya y usa para pastorear, entre otras cosas. Dios le ordena que suelte la vara, y esta se convierte en una serpiente viva. Moisés reacciona de una manera muy normal, huyendo para escapar del peligro.

Dios llama a Moisés para que regrese y le dice: «Dijo [Dios]: ‘Recógela y no temas, pues la volveré a su forma original'» (Corán 20:21).

Más adelante, en el mismo capítulo del Corán, se desarrolla la escena de Moisés y los magos. En esa escena, el faraón ordena a sus miles de magos que lancen sus varas, la cuales forman una ilusión óptica de miles de serpientes en movimiento.

Luego se le dice a Moisés que arroje su vara una vez más junto a su hermano Aarón. Esta vez, Moisés no corre cuando el bastón se convierte en una serpiente, pero el versículo dice que [Al ver esto,] Moisés sintió temor en su interior» (Corán 20:67).

Dios le muestra a Moisés su prueba al hacer que su vara consuma las varas de los magos de Faraón. La certeza de Moisés había crecido hasta el punto de que no corría, pero aún tenía que superar el miedo interior.

Luego llega el momento que conmemoramos en Ashura, Moisés llegando al mar con su pueblo huyendo de un tirano asesino seguido de cerca por un ejército. En este punto, las razones para tener  miedo son mayores que todos los incidentes anteriores. Si su bastón le falla, su pueblo ciertamente será masacrado. Y su pueblo le dice todo esto, ya que están atrapados entre los mares y el ejército de Faraón.

Le gritan: «¡De hecho, nos han alcanzado!»

Moisés responde con total convicción: «¡No, [no nos alcanzarán]! Pues mi Señor está conmigo, y Él me guiará [para saber cómo salvarnos]» (Corán 26:61). Entonces Dios le ordena a Moisés que golpee el mar con su vara, así que el mar divide en dos, dando paso al escape seguro de Moisés y los israelitas antes de ahogar al Faraón y su ejército.

Esta vez Moisés no corre, ni siente miedo en su corazón.

Moisés conquistó algo más antes de superar al Faraón.

Sus miedos.

No es que ya no tuviera motivos para tener miedo, fue que aprendió que tenía mayores motivos para encontrar valor en la seguridad divina.

Esa seguridad divina es lo que celebramos. Nos enseña que, incluso en la derrota mundana, hay éxito en la adherencia a los principios. E incluso en momentos de gran desesperación, la victoria de Dios siempre está cerca. Esa victoria no siempre llega de la misma manera.

En el Corán (66:11), aprendemos sobre Asiya, la esposa del Faraón, quien lo desafió y creyó. Cuando el faraón se enteró de su creencia, la asesinó brutalmente para convertirla en un ejemplo.

Sin embargo, Dios la convierte en un ejemplo de otra manera.

«Y para los creyentes como ejemplo plantea el caso de la mujer del Faraón [que era una verdadera creyente] cuando dijo: ‘¡Señor mío! Constrúyeme, junto a Ti, una morada en el Paraíso, y sálvame del Faraón y de sus obras abominables. Sálvame de este pueblo opresor'».

Su divina seguridad no está en la división de los mares, sino en algo fuera de este mundo. Ella fue salvada de manera diferente. Dios le muestra un palacio en el Paraíso antes de que deje este mundo y le quita el alma de su cuerpo antes de que sea aplastado.

Su victoria estuvo en su perseverancia.

Asimismo, en este día de Ashura, en el año 680, Hussain, quien era el nieto del Profeta Muhammad, encabezó un levantamiento contra el tirano de su tiempo, Yazid. Hussain fue asesinado junto con el puñado de seguidores que se quedaron para luchar a su lado. Su cuerpo fue desmembrado y su tirano trató de convertirlo en un ejemplo.

Pero Hussain salió victorioso. Ya venció sus miedos y buscó un Paraíso inaccesible para cualquier tirano.

En este Ashura, pienso mucho en las familias de las víctimas del ataque terrorista de Christchurch, ya que acaban de concluir el juicio que enfrenta su asesino en la corte. Algunos de los que estuvieron frente a él, como Abdul Aziz, quien salvó vidas al ahuyentar al terrorista, lo miraron desafiantes una vez más, como lo hicieron en ese fatídico día.

«Crees que tus acciones han destruido nuestra comunidad y han sacudido nuestra fe, pero no lo has logrado. Nos has hecho unirnos con más determinación y fuerza», le dijo Wasseim Daragmih, según la BBC.

Maysoon Salama, la madre de Atta Elayyan, quien fue asesinado en la masacre, escribió un artículo de opinión para The Guardian, diciendo que el intento del terrorista de destruir la comunidad en la mezquita fracasó.

«Extrañamos a nuestros seres queridos, pero sabemos que están en un lugar mejor. No lograste nada», escribió.

Uno a uno, se pararon frente a un terrorista que les robó a sus seres queridos, expresando tristeza e ira, pero también resistencia.

En esa perseverancia hay un triunfo.

En la promesa del Paraíso hay seguridad divina incluso cuando el mundo muestra su crueldad más vil.

Ningún faraón, tirano o terrorista puede llevarse ninguna de esas cosas.

 

Fuente: Religion News Service