La Historia De Amor De Moisés
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SENTIR ATRACCIÓN POR EL sexo opuesto no es un pecado; es como sentir hambre en Ramadán y es completamente natural. El Islam no prohíbe el amor ni desprecia los deseos que nos pide que los controlemos. De hecho, nuestro Dîn nos enseña cómo disciplinar esos deseos. Es la cultura lo que ha hecho que hablar y buscar consejos sobre asuntos íntimos parezca incómodo.
Moisés, su historia no resaltada
¿Quién no ha leído la historia del profeta Moisés (la paz sea con él)? Las torturas del faraón hacia el pueblo de Bani Israel, la división del mar rojo, el ahogamiento del faraón. Pero retrocedamos un poco, hay algunas otras lecciones que también podemos obtener de la historia del profeta Moisés (la paz sea con él), porque de hecho Dios no menciona una historia en el Corán, excepto que tenga un mensaje que la gente deba entender y seguir. Vemos que Dios menciona con bastante detalle cómo Moisés (la paz sea con él) conoció a su esposa, las interacciones entre ellos y cómo terminaron casándose. Ahora, si nos detenemos aquí, vemos que solo con esta historia, Dios nos está enseñando tantas lecciones hermosas. Desde las interacciones con el sexo opuesto hasta el matrimonio y la creencia en Dios, y más.
Decimos que el Islam es aburrido, que el Corán solo tiene cosas que dicen lo que está mal y lo que está bien. Esta es una de las mayores subestimaciones que podría hacer una persona. El Corán es un manual de la vida que, si se lee y se comprende correctamente, puede cambiar la vida por completo. Los medios de comunicación de hoy nos han convertido en droides que simplemente viven en una tierra de fantasía y esperan cosas que son casi imposibles. Si solo miramos el Corán y la Sunna, encontraremos historias que retratan la más hermosa de las historias de amor. No necesitamos novelas románticas que nos digan qué esperar en el amor cuando Dios mismo nos lo ha dicho.
Moisés, el joven príncipe de Egipto
Moisés (la paz sea con él) creció con las comodidades que solo la casa real del faraón podía brindarle. La gente podía ver que era un joven guapo, sano y fuerte. Sus brazos eran fuertes, el rostro radiante, la frente amplia y los ojos brillantes. De hecho, valía la pena observar su juventud. Fue reconocido como el hijo del rey Faraón y la reina Asia. Poseía todas las comodidades y tenía plena libertad. Por otro lado, su sabiduría e inteligencia también se habían convertido en la comidilla de la ciudad. Pero la gente no sabía que estos eran los signos de su futuro estatus de profeta, que iba a traer una revolución un día, una revolución para liberar a la gente de la tiranía del Faraón. A pesar de tener todas las comodidades físicas, Moisés (la paz sea con él) siempre estaba preocupado espiritualmente al ver la arrogancia y las atrocidades cometidas por el faraón. Poco a poco, los pobres, los necesitados y los oprimidos empezaron a darse cuenta de que Moisés (la paz sea con él) era muy amable y comprensivo con las masas esclavizadas. Así que buscaron su ayuda en tiempos de angustia. Moisés (la paz sea con él) también se apresuró a ayudarlos de todas las formas posibles.
Guapo. rico, de la realeza y ofreciéndose como voluntario para diferentes causas. ¿Qué más podría una mujer pedir?
La situación que cambia la vida de Moisés
Sabemos de la pelea que tuvo y de cómo tuvo que acabar huyendo de casa. Moisés (la paz sea con él) viajó durante muchas semanas y por fin llegó a un lugar llamado Madian. Su ropa estaba arenosa y necesitaba un baño, y le faltaba comida. El lugar era extraño y ajeno a sus ojos. Vio un abrevadero y descansó cerca de él sintiéndose como un fugitivo, extraño y abatido. Mientras descansaba, pudo ver a dos mujeres esperando a la distancia. Sus ovejas estaban cerca pero no en el abrevadero, parecía que necesitaban ayuda.
Vio cómo los hombres las intimidaban, no las dejaban entrar para dar de beber a sus ovejas, y las mujeres simplemente paradas allí. Aunque cansado, Moisés (la paz sea con él) decidió ver si podía ayudar a las mujeres. No era un hombre que simplemente se quedaba parado y observaba cómo sucedían las cosas. Siendo un hombre recto, bondadoso de corazón y siempre deseando ayudar, Moisés (la paz sea con él) se acercó a las mujeres y les preguntó si necesitaban ayuda. Las dos mujeres se mostraron tímidas y no quisieron molestarlo, pero aceptaron la oferta, explicando que estaban cuidando a sus ovejas hasta que los otros terminaran de dar de beber a las suyas. Moisés (la paz sea con él) les ayudó con su tarea [Sûrat Al-Qaṣaṣ, 28: 22-28].
Moisés (la paz sea con él) se sintió feliz y las mujeres agradecidas. Se llevaron a las ovejas a casa y Moisés (la paz sea con él) regresó a su lugar de descanso debajo de un árbol. Era un extraño solitario, no tenía trabajo, estaba lejos de casa y nunca antes había trabajado. Estaba acostumbrado a la opulencia y la riqueza en el palacio del faraón. Recordaba la pompa, la riqueza, el poder y la comodidad. Pero, de repente, ahora es un hombre corriente como cualquier otra persona. Podría haberles pedido algo a cambio, pero no lo hizo: no tenía nada para comer ni un techo bajo el cual dormir.
La súplica Modelo de Moisés
Simplemente se dirigió a Aquel que tiene poder sobre todos los asuntos y le suplicó Su ayuda; hizo una sincera duaa (súplica) diciendo:
«¡Señor mío! Realmente necesito cualquier gracia que me concedas». [Sûrat Al-Qaṣaṣ, 28:24]
‘Aṭâ ’ibn Al-Sâ’ib es citado en Tafsîr ibn Kazîr diciendo:
Cuando Moisés hizo esa duaa, las mujeres lo escucharon.
Qué hermosa duaa para hacer para todos los que buscamos una buena pareja o la felicidad en nuestra vida matrimonial. Esta duaa a Dios le dio a Moisés (la paz sea con él) un trabajo, una casa y una familia, todo a la vez. Cuando no te queda nada excepto Dios, entonces descubres que Él siempre es suficiente para ti.
Cámara, Acción…
Mientras tanto, como las dos mujeres regresaron tan rápido con las ovejas dadas de beber, su padre se sorprendió porque conocía a los hombres cerca del pozo, sus hijas generalmente se hubieran tomado más tiempo. Cuando les preguntó qué había sucedido, le contaron lo que había hecho Moisés (la paz sea con él). Entonces envió a una de sus hijas a llamar al desconocido para conocerlo.
Dios dice: Entonces se le acercó una de ellas, caminando tímidamente, es decir, ella caminaba como una mujer libre, como se narró del Comandante de los Creyentes, Umar ibn Al-Jaṭṭâb: «Ella se cubría con los pliegues de su prenda». Ibn Abî Ḥâtim registró que ‘Amr ibn Maymûn dijo: «Umar dijo: ‘Vino caminando tímidamente, cubriéndose la cara con la prenda'».
La aleya continúa: Ella dijo: «En verdad, mi padre te llama para recompensarte por haber dado de beber (a nuestros rebaños) por nosotras». Este es un ejemplo de buenos modales: ella no lo invitó directamente para que no tuviera pensamientos sospechosos sobre ella. Más bien dijo: Mi padre te invita para que te recompense por dar de beber a nuestras ovejas.
«Bajando la mirada»
Sin café, sin solicitudes de amistad, nada todavía. Moisés (la paz sea con él) aceptó la invitación, y cuando se levantó él le pidió que caminara detrás de él y lo guiara a su casa arrojando guijarros en las direcciones requeridas en lugar de que ella caminara al frente, con él atrás. Este fue un ejemplo de la modestia ejemplar de Moisés (la paz sea con él).
Imagínate el escenario: él era un príncipe al que debían de haber mujeres arrojándose sobre él, pero lo vemos aquí «bajando la mirada», que es lo que todos los hombres musulmanes deberían hacer. Desafortunadamente, muchos de nosotros tenemos diferentes «héroes» para emular hoy en día. Moisés (la paz sea con él) le pide a la mujer que camine detrás de él, sabiendo muy bien que él no conoce el camino, pero ella sí. No era una cuestión de ego o superioridad, estaba más bien preocupado por el honor de ella ya que estaba sola, sin su hermana; esta era su forma de protegerla.
Conociendo a su padre
Entonces, cuando se acercó a él y le contó la historia, el padre se enteró de por qué Moisés (la paz sea con él) había tenido que abandonar su país.
Él [el padre de la mujer] le dijo [a Moisés]: «No temas. Has escapado de los malhechores». El padre tranquiliza a Moisés (la paz sea con él) y le pide que se sienta cómodo en su territorio, ya que había dejado el reino del faraón, que no tiene autoridad en esta tierra.
Y dijo una de ellas: «¡Padre! ¡Contratalo! Ciertamente, el mejor de los hombres que puedes contratar es el fuerte, el digno de confianza». Una de las dos hijas del hombre dijo esto, y se dijo que ella era la que había caminado detrás de Moisés (la paz sea con él). Umar, Ibn Abbâs, Qatâdah, Muḥammad ibn Isḥâq y otros dijeron: «Cuando ella dijo: ‘En verdad, el mejor de los hombres para que contrates es el fuerte, el digno de confianza’, su padre le dijo: ‘¿Qué sabes acerca de eso?’ Ella dijo en respuesta: ‘Él levantó una piedra que solo podían levantar diez hombres, y cuando regresé con él, caminé delante de él, pero él me dijo, camina detrás de mí, y si me confundo acerca de la ruta, arroja un guijarro para que sepa qué camino tomar». ‘Abdullah Ibn Mas’ûd dijo: «Las personas que tenían más discernimiento eran tres: la intuición de Abû Bakr sobre Umar [ibn Al-Jaṭṭâb]; el Ministro del profeta José cuando dijo [a su esposa]: «Haz que su estancia sea cómoda»; y la hija del anfitrión del profeta Moisés cuando dijo: «¡Oh, padre mío! ¡Contratalo! Ciertamente, el mejor de los hombres que puedes contratar es el fuerte, el digno de confianza».
La nueva familia de Moisés en Madian
Tengo la intención de casar contigo a una de estas dos hijas mías. El padre le hizo una oferta a Moisés (la paz sea con él): cuida de mis rebaños durante ocho años y te daré una de mis dos hijas en matrimonio. Entonces el hombre agregó: Pero si completas diez años, será (un favor) tuyo.
El Imam Bujâri registró que Saîd ibn Jubair dijo: «Un judío del pueblo de Hîrah me preguntó: ‘¿Cuál de los dos términos cumplió Moisés?’ Yo dije: ‘¡No lo sé! Pero déjeme ir al erudito de los árabes y preguntarle’. Así que fui a ver a Ibn Abbâs y le pregunté. Él dijo: «Cumplió el mejor y más largo de ellos, porque cuando un Mensajero de Al-lah decía que haría algo, lo hacía de la mejor manera».
Una vez que se completó el período, Moiés (la paz sea con él) ya era Profeta y tenía la orden de regresar a Egipto para invitar al Faraón al Islam y pedirle que dejara ir a los Hijos de Israel.
Aprendiendo de las lecciones de Moisés
De hecho, se aprenden diversas lecciones de la notable historia del profeta Moisés (la paz sea con él) y el padre de su esposa. Una lección que cobra mucha importancia entre estas lecciones es que el padre dio a su hija en matrimonio a Moisés (la paz sea con él) solo después de asegurarse de que era religiosamente recto; ¡y esta es la base sobre la cual debe basarse un matrimonio en el Islam, no un BMW y un salario de trabajo mensual de 5 o más cifras! Esta es la base que se ajusta con el mensaje del último de todos los profetas, Muhammad ﷺ:
Si un hombre de buen carácter y conducta religiosa le propone matrimonio a la hija de uno, entonces que se case con su hija. Si no lo hace, habrá maldad y una gran corrupción en la Tierra.
Desafortunadamente hoy, si un joven viene a pedir la mano de una mujer en matrimonio, vemos a muchos padres que no se preocupan en absoluto por nada excepto el estado financiero del proponente: ¿tiene ingresos suficientes para hacerla feliz? Olvidamos que hay alguien llamado Al-Razzâq. Pregunta primero sobre el nivel de obediencia que este joven tiene hacia su Creador y solo entonces ese hombre mantendrá feliz a tu hija.
La manera en que Dios forma parejas
Su encuentro es un hermoso ejemplo de caballerosidad; un modelo perfecto de lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer. No hubo un compromiso prolongado, ni conversaciones interminables, ni promesas de amor sin fin, ni bailes alrededor de los árboles bajo la lluvia, ni las secuencias de Bollywood que esperábamos. La suya fue una historia de amor que fue dirigida nada menos que por Dios. Su historia nos da una idea de cómo deberían ser las relaciones. La gente dice que el amor duele. Yo digo: si es un amor verdadero escrito por Dios, nunca dolería, ya que el amor es una bendición de Dios que Él otorga a la pareja. Pero si el amor tiende a doler, entonces debes saber que es de Shayṭân y que esta historia de amor va a tener un mal resultado para ambas partes involucradas, ya que es algo no prescrito por Dios.
Incluso si realmente te agrada, toma las medidas necesarias. El Profeta Muhammad ﷺ dijo que no hay nada mejor para dos que se aman que estar casados. Quiero decir, ¿qué más quiere una persona?
Fuente: Revista Al-Jumuah