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«Quítate las sandalias» – sus múltiples facetas religiosas

Por el Rabino Allen S. Maller

 

En el Zabur del profeta David está escrito:

“Dios ha hablado una vez, dos veces, lo he oído: Que de Dios es la fuerza». (Salmos 62: 12).

Los rabinos en el Talmud (Sanedrín 34a) afirmaron que esto significa que hay múltiples interpretaciones de cada verso de la Sagrada Escritura que pueden ser correctas, y la palabra de Dios, incluso si se contradicen entre sí.

Muchos de los primeros eruditos musulmanes del tafsir enumeraban varios significados posibles diferentes para una aleya antes de dar su propia opinión. Y la mayoría de los eruditos de la sharía terminan su análisis de un asunto con la afirmación de que «Solo Al-lah lo sabe (de seguro)». Ya que el Profeta Moisés vivió 18 siglos antes que el Profeta Muhammad, los judíos han tenido mucho más tiempo para encontrar una nueva perspectiva en nuestras sagradas escrituras; por lo que generalmente hay más interpretaciones diferentes de los versículos de la Torá que los versículos del Corán. Pero no siempre es el caso.

El término hebreo para el concepto de interpretación pluralista de las escrituras sagradas es: Shivim Panim LaTorah (“Cada versículo de la Torá tiene 70 facetas diferentes”). Por supuesto, los judíos no conocen ningún versículo que tenga 70 interpretaciones diferentes, todavía. Después de todo, si supiéramos los 70 significados de un versículo, lo entenderíamos tan bien como su autor, lo cual es imposible. Además, ¡qué les quedaría por hacer a las generaciones futuras de estudiantes bíblicos! Pero, la mayoría de los versículos tienen al menos tres o cuatro significados diferentes y algunos tienen de diez a veinte puntos de vista diferentes.

Por lo tanto, me sorprendió saber de una aleya coránica que tenía muchos más significados islámicos que su paralelo en la Torá. El Corán, a diferencia de su hermano mayor histórico, la Torá, rara vez relata los detalles de los eventos bíblicos. Sin embargo, en este caso, ambas escrituras sagradas relatan el mismo detalle: que Dios le ordenó a Moisés que se quitara sus calzados.

La Torá dice:

El ángel del Señor se le apareció en forma de llama de fuego, en medio de una zarza. Vio que la zarza estaba ardiendo, pero que la zarza no se consumía. Dijo, pues, Moisés: «Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la zarza.» Cuando vio el Señor que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!» El respondió: «Heme aquí.» Le dijo: «No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada.» (Torá, Éxodo 3: 2-5)

Y el Corán dice:

“Yo soy tu Señor; quítate las sandalias, pues estás en el valle sagrado de Tuwa». (20:12) La tradición islámica ofrece al menos 10 formas diferentes de entender el mandato de Dios a Moisés: «Quítate las sandalias. Pues estás en el valle sagrado de Tuwa». La tradición judía tiene solo tres (más cuatro más que se refieren a la relación del Profeta Moisés y su asistente Josué, a quien también un ángel de Dios le ordenó: «Quítate el zapato (singular)». (Torá, Josué 5:15 )

Al explicar por qué se le dijo al Profeta Musa que se quitara los zapatos, algunos eruditos del tafsir (intérpretes) tomaron en consideración el material [cuero] de los zapatos. La interpretación de que los pies de Moisés necesitaban tocar ese lugar sagrado directamente y beneficiarse de las bondades de él, fue preferida por encima de la mayoría de las otras interpretaciones. (Tafsir al-Tabari, 16: 143-144). La tradición judía dice que en el futuro Moisés construiría un altar para adorar al único Dios allí mismo (así que no hay un paralelo sino una interpretación alternativa).

También algunos eruditos del tafsir dijeron que el objetivo de este mandamiento era preparar al Profeta Musa —quien iba a recibir una revelación divina— para advertirle que se calmara y actuara con más respeto. (Ver Tafsir al-Tabari 4:39; Diyanet Tefsiri, Kur’an Yolu: III/537.) La tradición judía dice que realmente significaba: abstenerse de tener relaciones sexuales con su esposa (de nuevo, no hay un paralelo, sino una interpretación similar alternativa).

Según otra explicación, la razón por la que se le ordenó al Profeta Moisés que se quitara los zapatos fue para mostrar reverencia y modestia mientras rezaba a Al-lah, tal como lo hacen los peregrinos cuando circunvalaban la Kaabah (Baytul-lah). La tradición judía señala que los sacerdotes del Templo del Profeta Salomón (en Jerusalén) también estaban descalzos.

Aún otra explicación dice que es para honrar ese lugar santo. De hecho, los zapatos son quitados antes de entrar en cada mezquita y especialmente para honrar a la Kaabah antes de visitarla. Así que cuando

Bashir ibn al-Khasasiyya caminaba entre tumbas con los zapatos puestos, el Profeta Muhammad le ordenó: «Quítate los zapatos cuando estés en un lugar como este», y Bashir dijo: «Entonces, me quité los zapatos». (Abu Dawud, Jana’iz 74).

(No hay paralelo judío)

Según otra explicación,

Al-lah extendió una cubierta de luz y guía sobre el valle de Tuwa. Por lo tanto, era necesario que el Profeta Moisés no pisara la cubierta extendida por el Señor de los Reinos. (Imam Qurtubi, al-JamiCu li-Ahkami al-Qur’an, 11 / 305-306).

(No hay paralelo judío)

Otros eruditos del tafsir también se enfocan en el valle de Tuwa mismo, porque esta fue la primera vez que una revelación divina se manifestó al Profeta Moisés y numerosos ángeles que acompañaron la revelación llenaron ese valle y lo bendijeron (no hay paralelo judío).

Así que fue necesario que el Profeta Moisés se quitara los zapatos en la tierra de un valle que recibió santidad y bendición, solo en términos de buenos modales. También el cuerpo de Moisés tendría contacto directo con el suelo y la corriente de bendición divina en él sería transferida al corazón y al cerebro del Profeta Moisés (no hay paralelo judío).

Algunos estudiosos del tafsir afirman que los zapatos suelen estar hechos de piel de animales muertos, por lo que son un símbolo de la falta de vida, de la monotonía espiritual, la esclavitud al aburrimiento y la mecánica trivial. De ahí que quitarse los zapatos sea un medio para abrir los ojos, lo que lleva a estar atentos y al despertar con sobriedad (no hay paralelo judío).

Otro estudioso señaló que los zapatos son un símbolo de nuestra vida mundana y de la necesidad de moverse, mientras que la oración es literal y espiritualmente «estar quietos». Nuestro problema no es que seamos deliberadamente perezosos en la adoración, sino que más a menudo estamos aburridos. Nos agotamos a lo largo del día, sin utilizar nuestros recursos espirituales. La oración está destinada a producir quietud (no hay paralelo judío).

Todo esto muestra que cuando el Corán dice (2:79):

¡Ay de aquellos que escriben el Libro con sus manos y luego dicen: «Esto proviene de Dios», para venderlo a vil precio! ¡Ay de ellos por lo que han escrito sus manos! ¡Ay de ellos por lo que obtuvieron!

El Corán no ataca al tafsir rabínico en sí, sino más bien al fracaso de algunos rabinos ortodoxos en declarar abiertamente que su tafsir es entendimiento humano y no un mandamiento divino.

Este fue especialmente el caso de los rabinos ortodoxos que continuamente agregaban restricciones adicionales a las reglas de la Torá sobre la dieta, las relaciones sexuales entre esposo y esposa y el trabajo durante el sabath, y afirmaban que todo esto era parte de la Torá de Moisés.

Entonces el Corán dice (3:78):

Entre ellos hay quienes tergiversan el Libro cuando lo recitan para que ustedes crean que es parte de él, cuando en realidad no pertenece al Libro. Y dicen que proviene de Dios, cuando en realidad no proviene de Dios. Inventan mentiras acerca de Dios a sabiendas.

Los rabinos ortodoxos afirman que la Torá oral de los rabinos es igual o incluso anula la Torá escrita de Moisés; esta práctica es rechazada por el Corán y en gran medida también por los judíos reformistas de hoy.

Los rabinos reformistas de hoy piensan que si los rabinos ortodoxos quieren agregar restricciones adicionales sobre sí mismos, pueden hacerlo; pero se equivocan al intentar imponer estas restricciones adicionales a la comunidad judía en general.

Por ejemplo, Ṣaḥîḥ Muslim informa:

Thabit narró de Anas:

“Entre los judíos, cuando una mujer menstruaba, no comían con ella, ni vivían con ella en su casa; entonces los Compañeros del Apóstol le preguntaron, y Dios reveló: “Y te preguntan acerca de la menstruación. Di: ‘Es una impureza’ (Corán, 2: 222), absténganse de mantener relaciones maritales con sus mujeres durante el menstruo». El Mensajero de Dios dijo: Hagan todo menos el coito. (Cuando) los judíos se enteraron de eso, dijeron: «Este hombre no quiere dejar nada de lo que hacemos sin oponerse a nosotros». (Ṣaḥîḥ Muslim, Libro 3, #0592)

Tanto el Islam como el Judaísmo tienen leyes sobre la contaminación ritual derivada de la menstruación de una mujer. Pero el Judaísmo ortodoxo amplió en gran medida el número de días y las formas en que se deben aplicar las prohibiciones de tener relaciones sexuales durante el período de una mujer. El Corán se opuso a esta expansión y limita las prohibiciones para los musulmanes. Los rabinos reformistas de hoy están mucho más cerca de la práctica islámica que de la práctica judía ortodoxa. La antigua práctica de quitarse el calzado tenía el propósito de reconocer el carácter sagrado de un tiempo y lugar, y de maximizar los beneficios espirituales relacionados con ese entorno. El Profeta Muhammad y sus seguidores continuaron la práctica ordenada a Moisés de quitarse el calzado al entrar en un espacio sagrado.

 

 

Fuente: Revista Al Jumuah

 

Acerca del Rabino Allen S. Maller

Allen S. Maller fue el rabino del Templo Akiba en Culver City, California durante 39 años, de 1967 a 2006. El rabino Maller editó la serie Tikun de libros de oraciones de los Altos Días Santos, usados en el Templo Akiba y en otras siete congregaciones en California, Nevada y Arizona.