Todo es acerca de la paz (Salam)
Escrito por el Dr. Spahic Omer
Uno de los principales objetivos de la honorable misión virreinal del ser humano en la Tierra es establecer, difundir y vivir la paz. Por paz se entiende la paz con Dios el Creador y Señor, la gente, el medio ambiente con sus realidades animadas e inanimadas y el yo.
La paz también está destinada a cumplirse en todos los niveles de la existencia: personal y social, local y global, físico y metafísico.
El Profeta dijo que:
Al-Salam (la paz, así como la fuente y encarnación de la paz) es uno de los nombres de Dios, y Él la ha ordenado en la Tierra, así que “difúndanla (como una verdad, una realidad y un saludo) entre ustedes (Sahih al- Bujari).
Cuando Dios Todopoderoso envió a Adán, como el primer ser humano y profeta, a la Tierra, lo familiarizó con este propósito ontológico:
Dije: «¡Desciendan todos de él! Cuando les llegue de Mí una guía, quienes la sigan no habrán de sentir temor ni tristeza. (2:38)
Dijo [Dios]: «¡Desciendan del Paraíso [y habiten la Tierra]! Serán enemigos unos de otros. Cuando les llegue de Mí una guía, quienes sigan Mi guía no se extraviarán [en esta vida] ni serán desdichados [en el más allá]. Pero quien se aleje de Mi recuerdo [Mi religión] llevará una vida de tribulación, y el Día del Juicio lo resucitaré ciego. (20: 123-124).
En consecuencia, la tradición islámica de saludar con salam también comenzó con el primer hombre y Profeta de la Tierra, Adán.
El Profeta (la paz sea con él) dijo:
Dios creó a Adán y tenía sesenta codos de altura. Luego dijo: «Ve y saluda a esos ángeles y escucha cómo te saludan, porque ese será tu saludo y el saludo de tu progenie». Dijo: «Al-salamu alaykum (la paz sea contigo)».
Dijeron: «Al-salamu» alaykum wa rahmatu Al-lah (la paz sea contigo y la misericordia de Dios sean contigo)». Así que agregaron las palabras wa rahmatu Al-lah» (Sahih al-Bujari).
El saludo de salam no es solo un saludo; es una súplica por la cual una persona desea e implora a Dios que le conceda a otra persona, o a un grupo de personas, lo que más se desea: la paz. Cuando se pronuncia en su totalidad, el salam también incluye la misericordia y las bendiciones de Dios.
La gente articula así sus aspiraciones y esperanzas de alcanzar la paz y convertirse en su encarnación y fuente. Quieren convertirse en un instrumento de su difusión a las esferas donde su luz aún debe brillar e inspirar.
El salam, huelga decirlo, contiene la esencia de la misión y el propósito de la vida. Es su microcosmos.
Después de que Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) fue enviado como el último profeta con la revelación final del Islam a la humanidad, la idea de la paz (salam) como el diseño por excelencia de la vida y el objetivo existencial final de las personas ha sido subrayado más categóricamente que nunca.
La Noche del Poder (Laylatu-l-Qadr) – durante la cual comenzó la revelación del Sagrado Corán y con ella la profecía de Muhammad – y todo lo que sucede entonces es descrita como salam (paz) (al-Qadr 97: 5).
Esto se debe a que durante el Laylatu-l-Qadr los ángeles se saludan entre sí y a los creyentes con salam; o porque los engaños de Satanás en general durante el mes de Ramadán y en particular durante Laylatu-l-Qadr se vuelven completamente inútiles, o su alcance de influencia está siendo muy restringido; o simplemente porque todo, especialmente en el ámbito espiritual, asociado con esa Noche tiene que ver con la paz y la tranquilidad. Ésa es una de las razones por las que esa Noche es la más bendita y mejor que mil meses (97: 3).
El intercambio de salams es una sunnah confirmada del Profeta, que puede clasificarse como una obligación. Sin embargo, algunos especifican el asunto de tal manera que decir salam a otro musulmán es una sunnah, mientras que responder es una obligación.
Hay grandes recompensas por intercambiar salams. Se otorgan diez recompensas (hasanat) por decir as-salam ‘alaykum (la paz sea contigo), veinte por as-salam alaykum wa rahmat-Allah (la paz sea contigo y la misericordia de Dios), y treinta por as-salam ‘alaykum wa rahmat-Allah wa barakatuhu (la paz sea contigo y la misericordia de Dios y Sus bendiciones) (Sahih al-Bujari).
Las recompensas no están ahí solo por el hecho de que salam sea una forma de saludo. Más bien, tal es el caso porque con el salam un musulmán, además de desear, también asegura a sus compañeros musulmanes que de él no proviene nada más que paz, seguridad y protección.
Además, cuando saluda con el salam y es genuino en ello, la persona que lo dice esta asegurando a la persona a la que saluda, que está a salvo de su potencial maldad y daño. Cuando recibe salam a cambio, él también obtiene la seguridad de que está a salvo de su maldad o daño potencial, o de ellos.
Cuando dos o más personas se separan, nuevamente se les pide que intercambien salams, lo que implica que, en ausencia del otro, todos están a salvo de la malicia y el perjuicio potenciales del otro. Están a salvo, por ejemplo, de las murmuraciones, el chisme, la conspiración, los celos y cualquier otra forma de daño físico, mental e incluso espiritual de los demás.
De esta manera, se genera un aura general de paz y bienestar de la que no solo se benefician las personas, tanto musulmanas como no musulmanas, sino también todo el medio ambiente.
En otras palabras, el salam como saludo es un contrato, o un vínculo, que ambas partes deben respetar. Es una promesa de que una persona contribuirá con su granito de arena para lograr y salvaguardar el mayor bien a la vez individual y comunitario: la paz, sin la cual un signo de interrogación siempre persistirá sobre cada iniciativa civilizatoria individual y comunitaria.
El salam como saludo no es un símbolo o manifestación cultural. Tampoco es un cliché que se pueda usar en exceso o mal y que pierda su significado y efecto originales.
Más bien, el salam es una declaración de intención y propósito, así como una declaración y un programa de acción. Además, es una afirmación de identidad y carácter. Define a una persona, ayudándola a distinguirse.
El salam no es un eslogan obsoleto y sin sentido, ni meras palabras. Es el umbral de una acción de paz. El núcleo del salam también es la clave para el entendimiento y la cooperación mutuos.
De ello se desprende que la paz (el salam) es esencial e indispensable. Es un bien del que dependen todos los demás. Es un don y una bendición divinos que el hombre debe esforzarse por conservar a toda costa. Solo cuando se pierde la paz, la gente se da cuenta de su verdadero significado y beneficio. Ninguna ganancia o bendición se compara con la paz, así como ninguna pérdida o daño se compara con la pérdida y el daño de perderla.
Un indicio de un estado tan devastador, especialmente psicológico, se da en las palabras del Profeta Adán y su esposa Eva, después de haber sido removidos del Paraíso, el lugar de inefable belleza, felicidad y paz, para ir a la Tierra, lugar de perennes pruebas y conflictos entre el bien y el mal durante los cuales a veces prevalece el primero y otras veces el segundo:
Ellos dijeron [arrepentidos]: «¡Señor nuestro! Hemos sido injustos con nosotros mismos; si no nos perdonas y nos tienes misericordia, seremos de los perdidos» (7:23).
No es de extrañar que entre las primeras palabras que pronunció el Profeta Muhammad después de llegar a Medina desde La Meca, para avanzar en su misión de profecía desde una experiencia espiritual e intelectual en gran medida individual a una compleja empresa de construcción de comunidades y civilizaciones, una hazaña llamada hegira o migración fueron las siguientes:
Oh gente, difundan la paz (salam), ofrezcan comida a la gente y recen por la noche cuando la gente duerma, entrarán en el Paraíso en paz (Sunan Ibn Majah).
La importancia fundamental y el papel de la paz son evidentes.
En más de una ocasión, el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) relacionó la noción del salam y su difusión, tanto como saludo como paradigma de vida, con los demás requisitos religiosos importantes, considerándolos colectivamente como requisitos previos para entrar en el Paraíso. También dijo:
¡Por Aquel en Cuya Mano está mi alma! No entrarán en el Paraíso hasta que crean, y no creerán hasta que se amen unos a otros. ¿Puedo informarles de algo que si lo hacen se amarán el uno al otro? Difundan la paz (el salam) (Sahih Muslim).
No hace falta decir que el Islam, como sistema integral de creencias y código de vida, tiene que ver con la paz (salam). Hace todo lo posible para garantizar su institución y preservación, no solo entre los musulmanes, sino también entre los no musulmanes.
Como resultado, conceptos tales como justicia, confianza, hermandad, honor y dignidad humanos, ordenar el bien y condenar el mal, ayudar a los demás de múltiples formas, etc., se consideran supremos en el Islam. Al mismo tiempo, vicios como la injusticia, la opresión, la desconfianza, la corrupción, la violación de los derechos humanos básicos de las personas, causar daños a las personas o al medio ambiente, etc., se consideran los más perjudiciales para el bienestar individual y social.
En el contexto de estas verdades, también se debe observar el principio fundamental de la yihad (lucha o esfuerzo para hacer suprema la Palabra de Dios). Debido a que a menudo se aborda y se estudia desde perspectivas equivocadas, la yihad sigue siendo el principio más incomprendido del Islam.
Por lo tanto, no es una coincidencia que tanto la palabra Islam (sumisión) como la palabra salam (la paz) se deriven de la misma palabra raíz, transmitiendo significados diferentes, pero en esencia relativamente cercanas. Por lo tanto, solo en un estado de paz total se puede practicar el Islam de la manera más ideal, mientras que la paz final solo se puede lograr en un estado de sumisión total a Dios Todopoderoso, el Creador, el Señor y el Ser y la Realidad Últimos (Absolutos). Idealmente hablando, no puede haber verdadero Islam sin salam, ni puede haber genuino salam sin Islam.
Es por eso que el salam (paz) como saludo, amplio en significado y efecto, se extiende desde el ámbito físico al metafísico. Acompaña al hombre desde el comienzo de su viaje existencial hasta el final. Es una bendición y una tradición de este mundo (dunia) así como del Más Allá (ajirah).
El salam estaba allí cuando fueron creados los padres de la humanidad, Adán y Eva. Continuó a lo largo de la larga historia de la humanidad y sus numerosos profetas. Desempeñó un papel tan prominente durante la comunidad pionera y las empresas de construcción de civilización del Profeta Muhammad (la paz sea con él), permaneciendo después como un medio para infundir amor y fomentar la comprensión y la solidaridad entre los musulmanes hasta el Día del Juicio.
Además, cuando partan de este mundo al Más Allá, aquellos en un estado piadoso que mantuvieron su deber para con Dios, cuando sus almas sean llevados por los ángeles, también serán recibidos con las palabras:
Cuando los ángeles tomen las almas de los piadosos, les dirán: «¡Que la paz sea sobre ustedes! Ingresen al Paraíso como recompensa por sus obras». (16:32).
Del mismo modo, cuando se les lleve al Paraíso en grupos:
…serán conducidos al Paraíso en grupos, y cuando lleguen a él, serán abiertas sus puertas y sus [ángeles] guardianes les dirán: «Con ustedes sea la paz, bienvenidos. Ingresen en él por toda la eternidad» (39:73).
Dentro del Paraíso, también, su saludo mutuo será as-salam ‘alaykum:
…serán introducidos en jardines por donde corren ríos y donde morarán por toda la eternidad, con el permiso de Dios. El saludo allí será: ¡Salam [paz]! (14:23).
Su saludo el día que se encuentren con Él [en el Paraíso] será: «¡Que la paz sea contigo!» (33:44; 36:58; 13:24).
Porque el Paraíso es un lugar de intercambio de saludos de paz: «No oirán frivolidades allí, sino saludos de paz, y recibirán su sustento por la mañana y por la tarde» (Mariam 19:62), y porque es la última y absoluta morada perfecta de paz, que toda alma humana pura anhela y por la que lucha incesantemente, se llama Dar al-Salam (el Hogar de la Paz) (6: 127).
De paso, algunos de los significados de salam son igualmente: seguro, en buen estado, sin mancha y libre de imperfecciones. Ciertamente, esos atributos le convienen al Paraíso más que cualquier otra cosa.
Es realmente fascinante observar que el viaje de la existencia humana es establecido primordialmente, y tiene la intención de desarrollarse, entre dos salams, que significan el principio y el final: el salam del Profeta Adán a los ángeles, y los salams de Dios Todopoderoso y Sus ángeles a los habitantes del Paraíso, el Dar al-Salam (el Hogar de la Paz).
Si una persona es admitida en el Paraíso, eso significa que se mantuvo fiel a sí misma y fiel a las implicaciones ontológicas y puramente espirituales del concepto del salam, y así cumplió el propósito de su vida.
Sin embargo, si una persona finalmente es arrojada al infierno (Yahannam), eso significa que no fue fiel a sí misma, ni a los significados y efectos del salam, y por lo tanto no cumplió con el propósito de su vida. Su comprensión tardía y tan vacía de esta verdad, y la verdad de que será desterrada para siempre del Paraíso como Dar al-Salam (el Hogar de la Paz), y que se le negará eternamente la Misericordia y el Perdón de Al-lah As-Salam (Paz, así como la Fuente y Encarnación de la Paz), denotará uno de los sufrimientos más agonizantes asociados con el Infierno (el Fuego Ardiente y Feroz) y sus habitantes.
En lugar de la paz del Paraíso, el destino eterno de esta última será el tormento del infierno. Se verá privada de la paz en el Más Allá porque no logró realizar ni vivir la paz en este mundo.
En cuanto a la misión profética del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y las vidas espirituales de quienes lo siguen, también están intercaladas entre dos salams: el salam (paz) de la Noche del Poder (Laylatu-l -Qadr), cuando se inauguró todo el proceso más revolucionario de la historia humana, y los salams conectados con el Más Allá y el Paraíso.
Dicho esto, es doloroso y perturbador ver a los musulmanes de hoy, especialmente a los jóvenes, abandonar cada vez más el concepto profundo y significativo del salam como un saludo en favor de algunas alternativas peculiares, falsas, sin sentido y, a veces, descaradamente absurdas, algunas de las cuales son cultivados en casa mientras que otros son de origen extranjero.
En el peor de los casos, una persona puede caminar en un colegio o campus universitario durante horas, escuchando todo tipo de saludos, excepto el salam, que está mal visto y considerado como una anomalía. Y todavía, como un signo percibido de incompetencia y atraso cultural musulmán, el salam a veces puede ser objeto de burlas y burlas públicas.
Sin lugar a dudas, las principales razones de este fenómeno decadente son la ignorancia y la negligencia, lo que muestra cuán desafiante es, de hecho, la perspectiva de revivir la cultura y la civilización islámicas, y que, cuando todo esté dicho y hecho, la mejor estrategia podría ser volver a lo básico.
Finalmente, el objetivo definitivo de todo musulmán debe ser vivir en total sumisión a la Voluntad de su Creador y Señor (Islam), y en paz (salam) con su Creador, otras personas, el medio ambiente y su yo, siendo este último tanto corporal como psicológico y espiritual. Su ser musulmán debería abarcar y ejemplificar el espíritu y todos los componentes de ambos dominios.
El pináculo del proceso de fusión entre la sumisión (Islam) y la paz (salam) es un estado que el Sagrado Corán describe como el estado de un alma tranquila en completa paz, descanso y satisfacción (al-nafs al-mutma’innah) (89:27).
Tal estado es únicamente de naturaleza espiritual y, a su manera, indica el éxito de una persona en este mundo. Su repositorio es el alma o el corazón, y sus efectos no necesariamente se extienden al mundo físico.
En un estado tan perfecto, una persona es llamada de regreso a su Señor:
Vuelve a la vera de tu Señor complacida, porque Dios está complacido contigo, y únete a Mis siervos piadosos entrando a Mi Paraíso» (89: 28-30).
Fuente: About Islam
Acerca del Dr. Spahic Omer
El Dr. Spahic Omer, autor galardonado, es profesor asociado en la Kulliyyah of Islamic Revealed Knowledge and Human Sciences, International Islamic University Malaysia (IIUM). Estudió en Bosnia, Egipto y Malasia. En el año 2000, obtuvo su doctorado en la Universidad de Malaya en Kuala Lumpur en el campo de la historia y la civilización islámicas. Sus intereses de investigación abarcan la historia, la cultura y la civilización islámicas, así como la historia y la teoría del entorno construido islámico.