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Una de las mezquitas más bellas se encuentra en la Joya Azul de Uzbekistán, Samarcanda

Por Afifa Thabet

 

Cuando el famoso viajero musulmán Ibn Battuta visitó este maravilloso lugar en 1330, lo describió como “una de las ciudades más grandes y hermosas, y la más perfecta de todas en belleza”. ¡Estaba en lo correcto! Tal belleza como esta solo puede ser una parte del Paraíso de Dios en la Tierra. Nunca he estado en Uzbekistán y nunca he visitado Samarcanda, pero realmente me robó el corazón. Las mezquitas, los palacios, los jardines y la arquitectura me recuerdan a las historias de Las mil y una noches con la legendaria e inspiradora reina y narradora persa Sherezada.

Una perla oriental con una gran historia

Después de Taskent, Samarcanda es la segunda ciudad más grande de Uzbekistán. Con sus 2.750 años de historia, Samarcanda es considerada como una de las ciudades más antiguas del mundo. Una vez, fue la capital del poderoso estado sogdiano: la antigua civilización y la provincia más importante del Primer Imperio Persa. Rodeada de sierras, desiertos y estepas, Sogdiana era una zona muy rica y fértil gracias al regadío.

Debido a su ubicación en la Ruta de la Seda, Samarcanda se convirtió en una de las ciudades más florecientes de Asia Central durante siglos, antes y después de la conquista árabe-islámica. El comercio internacional era muy importante en Samarcanda. Samarcanda creció como el centro comercial más importante de Asia Central. Comerciantes de diferentes imperios se reunían, comerciaban e intercambiaban ideas entre sí en Samarcanda.

No es de extrañar que Alejandro Magno conquistó esta joya en el 329 a. e. c. y dijo: “Todo lo que he oído sobre la belleza de esta ciudad es cierto, es mucho más hermosa en realidad”.

En el siglo VIII, Samarcanda fue conquistada por árabes y musulmanes. Durante la dinastía Omeya, Samarcanda prosperó como centro comercial en la ruta entre Bagdad y China. Durante el reinado de los abasíes, Samarcanda se convirtió en la capital de Asia Central y fue un centro muy importante de la civilización islámica. Es aquí, cerca de Samarcanda, donde está enterrado el gran teólogo autor de la colección de hadices, llamado Imam al-Bujari. Bajo la dinastía Samánida de Jorasán (874-999) y bajo el siguiente reinado de los selyúcidas y los «shahs» (un shah es un título dado a un emperador en Persia) de Jorasmia, Samarcanda continuó floreciendo y prosperando. El período más oscuro en la historia de Samarcanda estuvo marcado por la invasión mongola en 1220 dirigida por Gengis Kan.

Samarcanda, la capital de los timúridas

Después de un período de oscuridad, Samarcanda revivió en el siglo XIV. Tamerlán (también conocido bajo su nombre persa y turco Timur), fue el fundador y gobernante del nuevo Imperio timúrida. Samarcanda se convirtió en la capital de su nuevo imperio y sería bajo su gobierno que la ciudad alcanzó su mayor esplendor y creció como la ciudad más floreciente. Renovó la ciudad e invitó a artistas, arquitectos y artesanos de todo su imperio a vivir en Samarcanda. Tamerlán fue ciertamente un hombre despiadado con sus enemigos, pero también misericordioso con aquellos con competencias artísticas especiales. Se les ordenó hacer de Samarcanda la ciudad más grande y maravillosa. Tenía que ser la joya de Asia Central y del mundo.

El lugar más impresionante de Samarcanda es la Plaza Registan, que significa “lugar de arena”. La Plaza Registan es una enorme plaza pública rodeada por tres lados por complejos religiosos de mezquitas, khans (un khan es una especie de lugar para pasar la noche en las caravanas) y madrasas. La plaza Registan fue reconstruida varias veces entre 1370 y 1500 por los timúridas.

Plaza Registán
Plaza Registán

Después de la muerte de Tamerlán, el imperio de los timúridas se debilitó rápidamente y finalmente perdió por completo su fuerza a fines del siglo XV. Fue gobernada por los uzbekos durante los siguientes cuatro siglos. Samarcanda se convirtió en parte del emirato de Bujará y cayó en manos de las tropas rusas en 1868. En 1925, Samarcanda se convirtió en la capital de la República Socialista Soviética de Uzbekistán, pero en 1930 fue reemplazada por Taskent.

Mausoleo de Shah-i-Zinda
Detalle de un portal en Samarcanda

Samarcanda, la joya azul con sus enormes portales, magníficos palacios, cúpulas turquesas y miles de azulejos azules, no es solo una ciudad “normal”. Cuando cierres los ojos y prepares tu viaje a Samarcanda, solo te daré un consejo: prepárate para un viaje en el tiempo. Vas a sumergirte de lleno en los cuentos de Las mil y una noches y en los tesoros de un patrimonio cultural mundial. Samarcanda es lo que yo llamo “un tesoro islámico y una belleza oriental que se encontraron en la Ruta de la Seda”.

 

Fuente: Mvslim

 

Acerca de Afifa Thabet

Afifa Thabet tiene 33 años. Estudió Lenguas y Culturas Orientales y es voluntaria como profesora. Le interesa todo lo relacionado con la Historia islámica y las sociedades árabes.