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De esclava española a consejera real: la historia de una mujer musulmana

Por Sara Halimah

 

Lubna de Córdoba es un notable ejemplo de mujer hecha a sí misma. Si no has oído hablar de ella, tómate un momento para repasar tus conocimientos de Historia mundial.

Ella era una aprendiz de todos los oficios del siglo X, y también una experta en ellos. Trabajó en la corte real de Al-Ándalus durante la dinastía omeya. Fue poeta, supervisora de biblioteca, matemática y secretaria de palacio. Si bien tener una mujer intelectual y en la corte o en una posición real no era raro en la época, no era precisamente común.

Lubna no era la única mujer en la corte del sultán, pero era una de las pocas. En otras palabras, era una dama fuerte y segura de sí misma con un ángulo de experiencia que podría rivalizar con cualquier político u órgano de gobierno que conozcamos hoy. Probablemente podría conseguir cualquier trabajo que quisiera hoy.

Una historia interesante

Lubna de Córdoba vivió en el siglo X y murió en 984. Fue la secretaria personal del palacio del sultán Abd al-Rahman III y su hijo después de él. Nació como una esclava española, alcanzando prestigio en la corte real. Como sus orígenes no eran reales ni nobles, habla de la cantidad de confianza y respeto que la corte real debe haber tenido para que se le diera tal responsabilidad y se la considerara lo suficientemente importante como para ser la secretaria personal de los sultanes.

También supervisó la biblioteca real, algunos dijeron que era experta en adquisiciones, presidiendo más de 500.000 libros. Viajó por el Medio Oriente en busca de libros para agregar a su biblioteca, con registros de sus viajes a El Cairo, Damasco y Bagdad. Lubna fue una de las primeras mujeres que viajaron solas.

Su biblioteca fue una de las más importantes y famosas de su época. Poner a una mujer a cargo fue una prueba de gran confianza y un claro contraargumento contra cualquiera que diga que todas las mujeres musulmanas han sido irrespetadas por el Islam a lo largo de la Historia.

Como escriba, agregó obras a la biblioteca real de Córdoba que ella misma había transcrito, incluso traduciendo muchos textos históricos griegos importantes que de otro modo se habrían perdido en el tiempo.

Hay historias de ella vagando por las calles de Córdoba y enseñando a los niños que perseguían sus ecuaciones matemáticas. Debió haber sido una maestra espléndida, porque los niños en realidad regresaban para aprender más matemáticas. Lo cual, en lo que a mí respecta, es un verdadero milagro.

Lubna es única porque ascendió tan alto desde orígenes tan desfavorecidos. Ella es una inspiración para la juventud musulmana de hoy, que también apunta alto y amplio.

 

Este artículo fue publicado por primera vez en Mvslim.com