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Lee esto si te sientes desconsolado/da

Por Hana Alasry

 

Prepararse para la realidad de las pruebas y los conflictos es de suma importancia en el Islam. La estrategia ideal es que cuando los tiempos son buenos, estemos fortaleciendo nuestros muros recordando a Dios, haciendo duaa, siendo agradecidos por lo que tenemos y desprendiéndonos del dunia (vida mundana).

Si hemos trabajado en la purificación de nuestros corazones durante la tranquilidad, entonces, cuando lleguen las dificultades, se extraerá de lo bueno y puro de nuestras copas espirituales. Habríamos practicado el agradecimiento para saber cómo estar agradecidos durante la pérdida.

Habríamos hecho súplicas regulares en los buenos tiempos, por lo que nuestra súplica durante la desesperación se siente aún más significativa.

Álif. Lam. Mim. ¿Acaso piensa la gente que se los dejará decir: «¡Creemos!», y no van a ser puestos a prueba? (Al-Ankabut 29:1-2)

Para muchos, estos versos del Corán han sido un reflejo de los últimos años. Las personas han sufrido pérdida de empleo, inseguridad alimentaria, ansiedad intensa y no poder ver a la familia. Algunos han perdido la salud y otros han perdido a sus seres queridos.

Desafortunadamente, muchos de nosotros quedamos atrapados en la vida. No hicimos el tiempo para pasarlo con Dios en los tiempos buenos. Entonces, ahora que nuestros corazones están rotos, nos vemos obligados a encontrar a Dios en tiempos de incertidumbre. Entonces, para hacerlo un poco más fácil, revisaremos la sunna de la angustia: ¿cómo enfrentamos la situación cuando nos sentimos perdidos?

Cuando la revelación se detuvo: haciendo frente a la vulnerabilidad

La pérdida y el desamor son experiencias donde se siente mucha vulnerabilidad. Muchos de nosotros naturalmente nos preguntaremos qué hicimos que contribuyó a esta pérdida. Podemos jugar el juego de «qué pasaría si» incluso si nuestras acciones no tienen nada que ver con nuestra pérdida.

Al comienzo de la profecía, Dios detuvo la revelación al Profeta Muhammad (la paz sea con él). Esta pérdida fue angustiosa para el Profeta. Se preguntó si había hecho algo que condujera a la retención de las palabras de Dios. Se debate la cantidad exacta de tiempo en que se detuvo el Corán, pero la gente de los Quraish incluso se burlaron del Profeta y decían: «¿Tu Señor te ha abandonado?».

Cuando se reanudó la revelación, Dios comenzó enviando la Sura Ad-Duha.

Juro por el resplandor matinal, por la noche cuando se serena, que tu Señor no te ha abandonado ni aborrecido [oh, Muhammad]. (Ad-Dhuha 93:1-3)

El alivio que trae este breve capítulo no es solo para el Profeta (la paz sea con él). También nos pertenece a nosotros. Para hacer frente a nuestra propia vulnerabilidad, tenemos que recordarnos a nosotros mismos los favores que Dios nos dio. Dios explica en la surat Qaf:

Creé al ser humano y sé cuáles son sus debilidades. Estoy más cerca de él que su propia vena yugular. (Qaf 50:16)

La persona que está cerca de Dios puede recuperarse de toda angustia.

Respondiendo al duelo: está bien llorar

A veces, durante el duelo, existe la idea de que no debes expresar tu tristeza. La gente te dirá “ten paciencia” como si significara que te tragues el dolor y sigas con tu vida. Pero si no les enseñamos a los musulmanes cómo afrontar el duelo de manera saludable, reprimirán sus emociones. ¡Estas emociones se enconarán y resurgirán causando daño espiritual, mental y físico! La sunnah demuestra cómo validar el duelo de la mejor manera.

Cuando el hijo del Profeta, Ibrahim, murió después de nacer, los Compañeros se sorprendieron al ver llorar al Profeta. El Profeta les recordó que las lágrimas provienen de la misericordia. Este fue un paso esencial para enseñar a los musulmanes cómo superar las olas de la emoción. Luego dijo: “Los ojos están derramando lágrimas y el corazón está afligido, y diremos solo lo que agrada a nuestro Señor. ¡Oh Ibrahim! Estamos afligidos por tu partida”. (Al-Bujari)

Todos los especialistas en duelo te dirán lo mismo después de la angustia y la pérdida. Tienes que permitirte sentir y reconocer las emociones. Una vez escuché a un consejero decir “el dolor es como un túnel. Tienes que atravesarlo o nunca llegarás al otro lado”.

¡Expresa lo que sientes! No significa que no aceptes la voluntad de Dios o que estés enojado con Él. Significa que reconoces que eres humano y que todos los humanos sufren cuando se les rompe el corazón. Y Dios es el reparador de estos corazones rotos.

La pérdida del profeta Jacob

Un sentimiento común cuando estás luchando es que nadie puede entender realmente por lo que estás pasando. Esto es cierto. La constelación única de tus experiencias, emociones y entorno hace que sea difícil para cualquier persona entender exactamente lo que te está pasando.

El Profeta Jacob, la paz sea con él, no fue entendido por sus propios hijos después de perder a su hijo, José. Su respuesta fue digna de un verdadero creyente. Él dijo:

Dijo [Jacob]: «Solo me quejo a Dios en mi lamento y mi dolor, y sé de Dios lo que ustedes no saben. (Yusuf 12: 86)

Si alguna vez te sientes aislado en tu angustia, entonces quéjate de tu sufrimiento y pena ante Dios. Considéralo una sesión de terapia espiritual.

Umm Salamah y su duaa

Umar ibn Abu Salamah narró de su madre, Umm Salamah, que el Mensajero de Al-lah (la paz sea con él) dijo: “Cuando una calamidad golpea a uno de ustedes, entonces que diga: ‘Ciertamente, a Al-lah pertenecemos y a Él regresaremos. Oh Al-lah, busco Tu recompensa por mi aflicción, así que recompénsame por ella y reemplázala por algo mejor (Inna lil-lahi wa inna ilaihi rayiaun, Al-lahumma indaka ahtasibu musibati fa’yurni fiha wa abdilni minha jair).’”

Cuando se acercaba el momento de la muerte, Abu Salamah dijo: ‘Oh Al-lah, reemplázame con algo mejor que yo’.

Entonces, cuando murió, Umm Salamah dijo: “Ciertamente, a Al-lah pertenecemos y a Él regresaremos. Busco recompensa en Al-lah por mi aflicción, así que recompénsame por ella”. (ِAt-Tirmidhi)

A veces, no podemos imaginar nada mejor que lo que teníamos que ahora perdimos. Dios levanta esa carga. Entonces, cuando es difícil encontrar esas palabras perfectas, podemos volver a la súplica de Umm Salamah pidiendo recompensa.

En el Corán, Dios describe que una de las recompensas del Yannah es que no hay miedo ni dolor. ¡Hasta que podamos llegar allí, tenemos las herramientas para navegar las dificultades del dunia!

 

Fuente: About Islam